POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Recorrí el sábado la Feria de la Ascensión, vi hilanderas con huso y rueca, gallinas de cien razas, quesos de mil leches, un toro asturiano de los valles (no cabe en los desfiladeros), grupos de baile, bandas de música con buenos trompas, el tenderete de Ángel Farpón, de Tineo, donde degusté empanadas, frixuelos y vino en bota… y, en una esquina de la Losa, probé tirabeques, modalidad de guisante, más verdura que legumbre; cogí la vaina por el rabo, mordí cerca de los dedos y arrastré tirando del extremo, para dejar fuera ese rabito y los dos hilos que cierran la vaina por cada lado; ese residuo es lo que parece un tirabeque, o forqueta. Crudos los probé, y allí mismo, una de Bimenes, me los preparó además salteados, con un chorrín de aceite de oliva y sal. También, porque levantamos la cabeza al comerlos, los llaman miracielos, muy a cuento en la Feria de la Ascensión, profana hasta decir basta.
Fuente: http://www.lne.es/