POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
En noviembre las mañanas se visten de luz fría; el mediodía es traslúcido y algo tibio; las tardes son de color de membrillo maduro; las noches tienen tinte de barniz oscuro.
El sol es fuerza menguante, rendido y entregado al largo asedio del otoño que busca los fríos del invierno. Todo avanza muy deprisa. El tiempo se va como las nubes, como las naves, como las sombras. Hay ciudades que han colocado el alumbrado de Navidad. Ayer me regalaron un calendario para 2023.
Hay abalorios en los árboles y luces incandescentes. Los escaparates muestran la moda que llega para tiempos de indigestiones y resacas que machacarán los cuerpos.
Con estas prisas la radio ha dicho que en unos días llega Santa Claus con el trineo repleto de nieve y también la cabalgata de Reyes que este año repartirá más caramelos que nunca. A vueltas con la realidad, hay polvorones, turrones y mantecados en los comercios y dulcerías.