POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Día 13 de junio de 2015, festividad de San Antonio de Padua, festividad en los pueblos de nuestro entorno más cercano, Tamame de Sayago y Arcillo. Y día también fijado para la presentación y toma de posesión de las nuevas corporaciones municipales, como en la capital. Son las once y media de la mañana. La Plaza Mayor ofrece un aspecto y un ambiente muy singular. Una masa de público se agolpa hacia la fachada del Ayuntamiento como esperando a poder entrar y asistir al acto de formación del nuevo Gobierno local. La llegada de público va en aumento hasta llegar a ocupar prácticamente toda la plaza. La primera vez que en este tipo de acontecimientos se produce este fenómeno, lo podemos asegurar. Ello apunta, de manera muy significativa y clara que algo muy distinto y original se ha producido en nuestra ciudad.
Terminaba de dar la una de la tarde el reloj de la Casa Consistorial y la plaza seguía rebosante de público. Ya terminado el acontecimiento oficial, los balcones y las palabras se dejaron oír y el griterío dio la bienvenida al nuevo alcalde y, con él, a la Corporación municipal. El murmullo y el griterío fue la señal inconfundible de que una nueva y distinta etapa se comenzaba a vivir en nuestra ciudad.
Pasado ese momento y este día comienza la espera. Esa espera larga y deseada en la que, y de la que, tantas y tantas cosas se esperan y que todos deseamos ver convertidas en la más bella y ansiada realidad. Esa espera es la que quedará marcada en la calle y en el comentario de cada día, reflejo de la vida activa y efectiva de los despachos; hogar y horno donde se gestan y brotan los proyectos, ansias, deseos, triunfos y fracasos, que la calle marcará con el sello inconfundible de la revisión. Una decisión firme o dudosa, como es fácil comprobar cada vez que hablan las urnas.
Día de San Antonio de Padua de 2015, una fecha para recordar en la historia grande de nuestra ciudad. Que así sea.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/