POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
En magnífica edición de Luna de Abajo, publicó Alfredo Hernández su novela “Tomoko” donde una joven y elegante japonesa, Tomoko (narradora fingida, según el autor), se debatirá entre sus costumbres y deudas morales y sus sentimientos hacia un judoca hispano, asilvestrado, que marcha a Tokio, ingresa en una Universidad de Judo y se queja de lo poco que le dan de comer; bien podría ser el propio Alfredo, en su tiempo campeón de España de judo, cuando “turista del sudor” recorría el mundo.
En su obra, de amor asimétrico dice, une sudor y pensamiento, aunque no a la vez; sudor, disciplina y creatividad. Alfredo pasó de agarrar al adversario por las solapas del kimono a tentarse la ropa, pasó de las llaves a las cerraduras, de la acción a la reflexión, y aún hoy, retirado de los deportes marciales y de lleno en la competición literaria, confiesa que en sus pesadillas le sobresaltan más los golpes que las metáforas.
Fuente: https://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/tomoko.html