POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

O Monte la Reina y Toro, tanto da o tanto monta porque ambos constituyen siempre una unidad histórica, desde aquella segunda mitad de la década de los cuarenta del pasado siglo, cuando desde las históricas tierras de la Folguera de Tábara se dio el salto definitivo a este Monte la Reina, donde a lo largo de décadas la Instrucción Premilitar Superior (IPS), sembró de tiendas, de juventud y de ilusiones toda la comarca, llegando hasta la capital aquellas oleadas de los días festivos. Se elevaba de manera espontánea y sin extravagancias el ambiente en ambas ciudades, a la vez que de manera permanente y de forma muy sencilla y normal se estaba evocando la historia sembrada a lo largo de más de tres siglos sobre estas tierras del Duero. Esas décadas en las cuales en ese lugar se desarrolló una labor propia del momento, convirtió a Monte la Reina en un símbolo que dejó huellas muy profundas en muchos de los que por él pasaron. Muchos de ellos lo han recordado desde las altas instancias. He visto parar en la vieja carretera y durante unos minutos recordar aquellos lejanos veranos. Hoy, Monte la Reina, como símbolo histórico debe ser intocable, como son todos esos símbolos y restaurado y dedicado a lo mejor que se preste el lugar y todo lo que en él existe. Nunca deberá separarse de Toro, ese término municipal tan grande como su historia, ese término que en el censo de 1970 me encontré con la respetable cantidad de 32.610 hectáreas, todo un símbolo.

Todos esperamos que Monte la Reina deje de estar en cuarentena, que pase definitivamente a Toro y que esas instalaciones cumplan un fin social, descansando sobre esa larga y singular historia que sobre ella se ha escrito.

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/