POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Corría el mes de mayo del año 1939 y, aún quedaba rescoldos lógicos de la recién acabada contienda civil española. Sí, apenas habían pasado 30 días cuando daba comienzo el mes de mayo; mes de las flores y el mes de las fiestas patronales de Ulea en honor a la Santa Cruz y San Bartolomé.
Aunque un poco desorganizadas, se celebraron estas primeras fiestas, tras dicho paréntesis bélico. A pesar de que el bullicio festero era notorio, existían resquemores entre todos los vecinos, al recordar el pasado reciente. Había alegría, sí, pero la desconfianza de unos y otros era el denominador común de la sociedad.
Por tal motivo, y siendo conscientes de la situación, el alcalde Francisco Miñano y Miñano, que había tomado posesión el día 18 de abril de 1939, solamente hacía unos días, y el párroco Pedro Martínez Gil, que tomó posesión el día 26 de abril de 1939 solamente hacía cinco días, trataron de ser los abanderados de la reconciliación de los vecinos; aunque conscientes de que se vivía una época incierta.
Las fiestas patronales, aunque un tanto desordenadas, tras el paréntesis belicoso, iniciaron un nuevo periplo y, los más osados, se vistieron con atuendo huertano, con el fin de celebrar «el bando de la huerta». Las carrozas fueron solo un carro tirado por una mula y una carreta movida por dos bueyes uncidos.
En dicho desfile participaron niños pero, sobre todo, personas mayores que hicieron su desfile de carrozas desde la capellanía hasta la plaza Mayor, recorriendo la carretera del molino, la calle O’Donnell, Alfonso XIII y llegada a la plaza del Ayuntamiento en donde se efectuó la ofrenda floral.
Entre los huertanos figuraban ilustres personajes del pueblo tales como: «El Cuevas», «Caravana», «Isidoro de la Correa» y «Torrano, el enterrador y pregonero» De ellos, Torrano e Isidoro, fueron los que condujeron ese 1939 las dos carrozas festivas de los huertanos.