TORREVIEJA… UN PUERTO DE NUNCA ACABAR (27)
Mar 05 2016

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Santa Pola. Frente de la cantera de piedra.
Santa Pola. Frente de la cantera de piedra.
Santa Pola. Frente de la cantera después de una carga.
Santa Pola. Frente de la cantera después de una carga.
Cantera de Santa Pola. Sonda para la apertura de barrenos.
Cantera de Santa Pola. Sonda para la apertura de barrenos.

Fue un hombre bueno que confiaba en la bondad de todos. A pesar de haber sido político y haber sufrido desengaños de la política, tenía fe en los hombres que en diversos partidos militaban y su confianza y su fe en las palabras de los hombres, la transmitía a cuantos le escuchaban y con sus amorosas palabras al auditorio, le infundía el cariño a todos los hombres, predicando siempre el amor fraternal, el olvido de los pesares, la unión de todos por el pueblo y para el pueblo.

Torrevieja entera sufrió un profundo dolor por la irreparable pérdida del hombre bueno, honrado, leal, desinteresado, patriota, que declaró Hijo Adoptivo, en el entusiasmo que inspiró su laboriosa y constante actividad en pro del puerto.

Diego Hernández amaba profundamente a Torrevieja, por él se desvivió, por él y con él padeció y gozó de sus penas y alegrías. Su entierro tuvo lugar el lunes desde la rectoral de San Miguel, constituyendo una importante manifestación de duelo. El cadáver, encerrado en un lujoso féretro, fue conducido a hombros de la dependencia y de los parientes y amigos.

Presidió el cortejo el Ayuntamiento de Murcia, bajo mazas, llevando al frente al alcalde Antonio Clemares, formando en la comitiva las más altas representaciones de la política, de las bellas artes, del comercio, de la industria y una amplia representación torrevejense, encabezada por el alcalde Rafael Sala García. Todas las clases sociales acudieron a rendir el último tributo al estimado murciano.

En el asunto del puerto Diego Hernández Illán trabajó con verdadero entusiasmo. Todos lo recordaban a la puerta de su casa de Torrevieja, frente a la playa de sus dorados sueños, suspirando incesante por el ideal de ese pueblo, y como si estuviese seguro de lograr el puerto.

El 23 de julio, desde Madrid, Luis Díez Guirao de Revenga escribió la carta que sigue, dirigida al párroco de la Inmaculada Concepción de Torrevieja, Benito López Gil:

Respetado sacerdote y amigo distinguido: un hombre sencillo, pleno de bondades, que amaba el ideal y sentía por la dulce y bella Torrevieja sagrados fervores de enamorado, desapareció de la tierra, con la muerte, para que sus cristianas virtudes pudieran ser premiadas por Dios, Nuestro Señor.

Ese pueblo sentimental y generoso, agradecido, lamentó el infortunio con dolor profundo y consagró al buen murciano, torrevejense de adopción, lágrimas y plegarias.

El simpático, el entusiasta, el nobilísimo don Diego, había amado a Torrevieja intensamente, prosperando la gran campaña popular de su puerto, en viajes, en asambleas, en manifestaciones, en todo… Y la graciosa villa de la sal le tenía leal cariño y mucha gratitud.

Amigo, buen amigo, fui, del inolvidable Hernández Illán, y entrañable de toda Torrevieja, a quien siempre quise y admiré, católico fervoroso, además, me permite rogar a usted, en respetuosa propuesta, que inicie la idea de dedicar a aquella alma buena unos solemnes funerales en esa hermosa iglesia parroquial, costeados por suscripción popular y de la colonia murciana: sería el mejor homenaje y la más piadosa ofrenda.

Rindole gracias y afectuosamente le saluda a usted su atento amigo y seguro servidor q. l. e. l. m.

Luis Díez Guirao de Revenga

Madrid, 23 de julio de 1922

En octubre de 1922, ante la imposibilidad de no poder extraer escollera en condiciones de la cantera del Salaret, quedó rescindido el antiguo contrato de las obras del puerto para poder promover el expediente de subasta del nuevo proyecto.

En la mañana del 19 de diciembre de 1922, el ministro de Trabajo, Joaquín Chapaprieta Torregrosa, acompañado de una comisión de Torrevieja, entre ellos algunos antiguos condiscípulos suyos de la escuela de primeras letras, visitaron al ministro de Fomento y al director de Obras Públicas para interesarse sobre la construcción del puerto de Torrevieja. Por la noche, Joaquín Chapaprieta fue obsequiado por la comisión torrevejense, en el madrileño ‘Hotel Palace’, con una comida que agasajó grandemente.

En agosto de 1923, Revenga conversó en Alicante con el ingeniero de Obras Públicas Julio Diamante, poniéndole al corriente de que en uno de los últimos consejos de ministros se había acordado autorizar al ministro de Fomento Rafael Gasset, para que anunciara la subasta de las obras en la ‘Gaceta’.

Dos importantes empresas extranjeras, una alemana y otra inglesa, pidieron informes del proyecto y de su costo. El coste total de la obra era de seis millones setecientas mil pesetas.

Torrevieja y toda la comarca de la vega del río Segura alardearon con estas gratas noticias. Sólo faltaba que se acrecentara la consignación anual en la distribución de fondos del Servicio Central de Puertos y Faros.

No fue hasta el 10 de octubre de 1923, llegado el Directorio Militar de Miguel Primo de Rivera, cuando el ministro de Fomento autorizó al encargado del despacho del ministerio para realizar mediante las formalidades de subasta las obras de construcción de un dique de abrigo en el puerto de Torrevieja.

El 17 de diciembre, se realizó la subasta para la construcción del dique de levante, adjudicándose la obra los contratistas Pío y Manuel Ezcurra, que luego pasó a denominarse Sociedad de Puertos y Pantanos. Parecía que el puerto iba a ser un hecho, no tardándose en dar comienzo las obras, fijándose su terminación en un plazo de cinco años, comenzándose en Santa Pola a hacerse grandes trabajos preparatorios en el lugar de donde debía extraerse la piedra para construir el dique del puerto de Torrevieja.

Las canteras de Santa Pola se destinaron a extraer piedras de primera y segunda clase para el puerto de Torrevieja. Por este motivo, la jefatura de Obras Públicas de la provincia de Alicante encomendó un nuevo estudio de reforma del muelle de Santa Pola a José Lorca Marín, ingeniero de la Comisión Especial de Estudios.

(Continuará)

Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 5 de marzo de 2016

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