TORREVIEJA… UN PUERTO DE NUNCA ACABAR (7)
Oct 03 2015

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Playa del arenal, actual relleno del puerto y explanada de la feria. / FOTO: A Darblade – Colección Fco Sala Aniorte
Playa del arenal, actual relleno del puerto y explanada de la feria. / FOTO: A Darblade – Colección Fco Sala Aniorte
Vista general de la bahía. / FOTO: A Darblade – Colección Fco Sala Aniorte
Vista general de la bahía. / FOTO: A Darblade – Colección Fco Sala Aniorte

El 13 de octubre de 1887, se desplazó a Madrid una comisión de la ‘Junta Popular Cooperadora del Puerto’, formada por Simeón Juan Puigcerver y Valentín Rodríguez, por mediación del diputado del distrito José de Granda, viajó a Madrid para gestionar cerca del Gobierno una favorable resolución de las importantes cuestiones para evitar el traslado de la sal al puerto de Alicante y construcción del puerto de Torrevieja, consiguiendo ser recibidos por Sagasta, presidente del consejo de ministros, dándoles muy buenas impresiones sobre la derogación de la Real Orden y sobre la construcción del puerto.

Después de veinte años de estar paralizada la tramitación de la construcción del puerto de Torrevieja, Pascual María Massa y Juan López Chicheri, a mediados de noviembre de 1887, remitieron al director general de Obras Públicas un informe del ingeniero jefe de la provincia con las exposiciones remitidas al Ministerio de Fomento, pidiendo sus obras y, el 24 de enero de 1888, presentaron en el ministerio su proyecto del puerto de Torrevieja completamente terminado, solicitando el 15 de febrero la concesión del puerto.

Se proyectaba la construcción de un dique que partiría de la punta Cornuda, donde estaba el faro, con una longitud de 959,57 metros, con el que se creaba el abrigo para evitar los temporales. Al mismo tiempo se originaría un muelle de carga y descarga –una especie de ‘relleno’- con una longitud de 731,88 metros, dando como resultado un espacio abrigado de 59,5 hectáreas con las condiciones necesarias para ser utilizado como atracadero.

La playa comprendida entre el muelle de Antonio Mínguez, alias ‘el Turbio’ y punta Cornuda que servía para varar y carenar las embarcaciones de cabotaje, en el proyecto de Massa y Chicheri remitido al director general de Obras Públicas desaparecía y, como en el proyecto anterior, un espigón saliente además de prestar abrigo era a la vez muelle de atraque para carga y descarga, arrebatando la concesión del muelle a Antonio Mínguez ‘el Turbio’, creando un muelle de relleno antecedente del actual, para embarcar conjuntamente sal, mercancías generales y pasajeros.

En este nuevo proyecto el muelle de atraque de carga y descarga era de costa avanzada notablemente sobre el mar, haciendo desaparecer por completo la playa, los peticionarios Massa y Chicheri proponían, en sustitución de la playa del arenal situada en el centro de Torrevieja, la playa de Ferris, pero hallándose fuera del radio de la población, era menos aplacerada, y sobre todo no presentaba el mismo grado de abrigo. El inconveniente podía remediarse destinando parte de los terrenos que se intentaba ganar al mar para el establecimiento de un varadero para sustituir el servicio que daba la playa.

Otro servicio público, cuya explotación se hacía en la rada de Torrevieja por la industria particular era el establecimiento de balnearios que se instalaban en ella anualmente –tendrían que desaparecer también si desaparecía la playa- pero como los balnearios se establecían sin más formalidad que un permiso verbal, no podían los dueños hacer valer derecho alguno; además existían en la rada otros puntos donde se pudieran instalar, como en las playas del Acequión y del Cura, aunque con menos comodidades por estar separadas de la población.

Los dos muelles de las Eras de la Sal, propiedad del Estado las condiciones que ofrecían permitían el atraque de barcazas, por su escaso calado que no excedía de dos metros, pero no el de buques mayores pero las realización de las obras del proyecto no afectaban al proyecto.

El alumbrado marítimo tendría que sufrir alguna modificación. La luz situada en punta Cornuda, sobre el antiguo fuerte, una vez construido el espigón o dique de defensa tendría que ser trasladada al extremo de esta obra, la vivienda del torrero, contigua al fanal, quedaría distante del faro un kilómetro, pero ese inconveniente podía evitarse obligando a los concesionarios para la construcción del puerto a establecer una nueva vivienda para el farero en el morro del dique ensanchando lo necesario esta parte.

Parecía también un inconveniente señalar con una luz el encuentro del muelle de la costa con el lateral de escalera que debía servir para las embarcaciones menores, señalando la separación de los atracaderos de las grandes embarcaciones y de las pequeñas.

Al final del informe se advertía que cuando se empezó la construcción del puerto de Torrevieja, con arreglo al proyecto primitivamente aprobado, se había hecho la expropiación de varias viviendas que se hallaban en el terreno que debía de ser como de comunicación y servicio, las cuales en año 1888 eran ya propiedad del Estado.

Los promotores constataban en el informe que el movimiento comercial de la rada de Torrevieja no justificaba la creación de nuevas instalaciones portuarias puesto que en el último quinquenio sólo se habían embarcado una media de ciento cincuenta mil toneladas al año, de las cuales ciento diez mil correspondía a sal y cuarenta mil a frutas, hortalizas, etc.

Sin embargo preveían, con la construcción del proyecto de puerto que presentaban se alcanzaría el embarque de trescientas mil toneladas, doscientas mil de sal y ochenta mil de productos agrícolas y otras mercancías. También añadían la importancia del tráfico de pasajeros, especialmente con Argelia.

El presupuesto estimado, según la Memoria, alcanzaba los 4.951,151 pesetas y se preveían unos ingresos de casi medio millón de pesetas anuales, una vez concluidas las obras.

Durante el verano de 1888, Pascual María Massa, mayordomo de semana de la reina regente María Cristina y diputado provincial por Madrid, pasó una corta temporada en Torrevieja acompañado por su esposa. Llegado el día 6 de agosto, fue recibido en la estación de ferrocarril por la Banda de Música de la Beneficencia de Murcia. En una bandera desplegada se podía leer en letras de oro: “La banda de los niños a su protector”. Vecinos de Torrevieja sujetaban otra en la que se leía: “Viva el puerto” y en otra “La Sociedad Española”.

En la noche del jueves 9 de agosto, se celebró un banquete de honor a Pascual María Massa, en el espacioso salín del balneario ‘Vista Alegre’. Una elegante mesa había en el centro del salón y, a las diez, los invitados, después de obligar Pascual María Massa a ocupar la presidencia, ocuparon sus sitios, estando representadas casi todas las clases que componían la sociedad torrevejense. El puerto fue el objeto de tan agradable reunión.

A la hora de los brindis fue tan grande el entusiasmo y animación como único el pensamiento, pues todos los brindis partieron del mismo tema, en todos se oía repetirse la palabra ‘puerto’; se brindó también por la prosperidad y engrandecimiento de Torrevieja, el Pascual María Massa, por Juan López Chicheri, y antes de terminar los brindis, el médico José Bañón, en breves frases pidió que se le mandase a la señora de Massa, en nombre de todos los allí reunidos, el ramo de flores que había en el centro de la mesa. Terminó el banquete a las una menos cuarto de la madrugada.

Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 3 de octubre de 2015

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