POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
(Comunicación presentada en el VI CONGRESO REGIONAL DE LA ASOCIACIÓN DE CRONISTAS DE MURCIA – Archena, 16 de marzo de 2013)
Los carpinteros torrevejenses Juan Balaguer y Francisco Tuso (22) hicieron diversos trabajos de decoración en este elegante edificio. Los artesonados, mármoles, pátinas, pan de oro, brillantes, brillantinas y maderas nobles dieron un gran impulso a la institución, enalteciendo los actos que allí se celebraban, no escatimando en gastos la junta directiva para realizar este importante crecimiento que se prolongó algunos años.
Maestros, artistas y artesanos
Cuando se construyó el Casino de Torrevieja, la villa no tenía más de 8.000 habitantes, entre los que destacaba una influyente y pujante clase comercial de armadores de buques de vela, consignatarios y comerciantes. En el último tercio del siglo XIX, en las provincias de Alicante y Murcia crecieron, -al calor de esa burguesía necesitada de lugares de ocio-, hoteles, teatros y casinos, que aglutinaron a un número muy preparado de pintores, tallistas, ebanistas, escultores, doradores, escayolistas, broncistas y tapiceros. Con ese fermento, el interior del Casino de Torrevieja estaba destinado para convertirse en un importante exponente del modernismo decorativo, al gusto de la clase alta europeísta, la misma que en Barcelona impulsaba por aquellas fechas las obras de Antonio Gaudí y en Francia Alexandre Gustave Eiffel.
Las obras de decoración y mejora se sucedieron, no sin un gran sacrificio por parte de los socios. En aquellos años, España era un país pobre, y la burguesía de Torrevieja no era la de París, ni la de Barcelona, aunque sus habitantes se pusieron a la par de otras muchas ciudades de su entorno como Orihuela, Alcoy, Novelda, Alicante, Murcia, etcétera, que también levantaron espléndidos edificios para albergar a estas sociedades. (23)
Por el estado de crisis, en parte producido con la pérdida de las últimas colonias españolas y la consiguiente voluntad de superación, nació en las postrimerías del siglo XIX, la recuperación de los estilos históricos del pasado, con frecuencia reducidos al nivel de curiosidad pintoresca, evocación romántica o novedad comercial.
Se decoraron y amueblaron los salones destinados al billar, a los bailes, a la tertulia y, por supuesto, a los naipes y otros juegos de azar, -actividad que proporcionaba gran parte de los ingresos de nuestra entidad.
Gracias a estas mejoras artísticas aparecieron en la presa elocuentes comentarios: “Días pasados tuvimos que visitar este pintoresco pueblo de Torrevieja y quedamos admirados de ver el exquisito gusto con que los socios del Casino han decorado el espacioso salón de entrada, que sirve de café, y el monísimo saloncillo que formaba antes un pequeño patio contiguo a este. Bien saben aquellos señores emplear el producto de los arbitrios con que cuenta la sociedad, ofreciendo a los que en verano visitan aquellas hermosas playas un hermoso local para expansionarse, un centro de recreo propio de la mejor de nuestras capitales”.
El Casino de Torrevieja representó en aquella época un lugar de encuentro en el que los socios hablaban de asuntos de sociedad, política, etc. Solían ser de clase alta e influyente, muchos de ellos pertenecientes a una pequeña burguesía, compuesta en su mayoría por armadores de buques, enriquecidos con los numerosos fletes y una cada vez mayor actividad de nuestra bahía. No es descabellado pensar que en este lugar se tomasen decisiones relevantes para el futuro de los torrevejenses, como la tan ansiada construcción de un puerto, la exportación, la discusión sobre diversos negocios y la situación política del momento, todo ello al margen de numerosas celebraciones festivas.
Su construcción aglutinó en la población a un número muy preparado de especialistas, algunos de ellos provenientes de la vecina provincia de Murcia. Con ese fermento, el interior del Casino de Torrevieja estaba destinado para convertirse en un importante exponente del modernismo decorativo, destacando tres artistas archeneros: Inocencio Medina Vera. Pintor, junto con Enrique Salas Coll y Pedro Galera Martínez, tallistas.
NOTAS:
(22) Juan Balaguer Martínez, también maestro carpintero y fabricante de mecedoras de diferentes formas y tamaños que tan de moda se pusieron en Torrevieja a finales del siglo XIX. Trabajó en su taller entre los años 1879 y 1902, continuando en el oficio su hijo Antonio Balaguer Tuso, que también alcanzó el grado de maestro carpintero y ebanista, además de fabricante de muebles entre los años 1908 y 1921. Francisco Tuso, primo y sobrino de los anteriores, también fue un importante exponente de maestro carpintero, ebanista y fabricante de mecedoras. Realizó importantes trabajos de carpintería en blanco, chapados, recortes, talla, toreados. En su establecimiento también se hallaban “un gran surtido de mecedoras de sólida construcción, espigas no atornilladas, construidas por el “tío Miterio” y de la mejores hayas de Guardamar y con caprichosos forros de tela de Rojales, vendiéndose al mejor postor. El taller estaba situado en la Plaza de las Barcas –actual Plaza de Castelar- haciendo esquina con la calle Hidalgo –hoy denominada calle de Pedro Lorca, número 7, Desarrolló su actividad entre los años 1887 a1908. Juan Sánchez Ballester (calle La Paz nº 81 – esquina a la calle Bazán) ofrecía ventajas en toda clase de trabajos de carpintería en blanco, chapados, recortes, talla, torneados; tenía gran surtido de mecedoras de sólida construcción, espigadas y no atornilladas construidas a conciencia con la mejor haya de Italia y con caprichosos forros de telas nacionales; también vendía sillas de rejilla y alcoholes, barnices, tierras y sombras para preparar pinturas los carpinteros. En Torre-Vigía y La Realidad, Torrevieja, números entre 1887-1890.
(23) Fundados a lo largo del siglo XIX, en nuestra zona geográfica citamos el Casino de Alicante (1839), Murcia (1847), Cartagena (1861), Alcoy (1868), Almoradí (1882), Orihuela (1887), Novelda (1888), y un largo etcétera. Lo que hoy día es llamada “Sociedad Cultural Casino de Torrevieja”, fue fundada el 1 de enero de 1867 bajo el nombre de “Casino de Torrevieja” tomando, pocos meses más tarde el nombre de “Casino la Numancia”. El local social de la entidad se encontraba situado en el Paseo de Vista Alegre, frente al mar, en el mismo solar donde ha permanecido hasta nuestros días.
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 31 de mayo de 2014