POR JOSE ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Ignoro si queda algún españolito de a pie -y no digo asturiano con albarcas o con almadreñas- que no se haya enterado que el Real Sporting de Gijón acaba de ascender a la Primera División, División de Honor o Liga BBVA del fútbol español.
En estos días pasados Gijón vivió la gran fiesta del deporte futbolero: desfiles, paseo popular en autobús descapotado, recepción en el ayuntamiento, brindis, bufandas al aire y banderas al viento… Hasta con gritos de amenaza al Barcelona y al Madrid porque se les advierte de graves derrotas (» ¡tiembla Messi!; ¡tiembla Ronaldo!») cuando visiten el Molinón en la próxima temporada.
Un servidor de ustedes, que es de Colunga y forofo del Colunga C.F que acaba de ascender a Tercera División, cuando vio tanta «euforia gijonuda», pues eso: quiso analizar el suceso sin pasión y comentarlo con objetividad.
¿Por qué logró ascender el Sporting justo en el último partido de Liga?
¿Por ganar 3-0 al Betis?
¡Hombre, pues sí!
Pero, por sobre todo, porque el Lugo logró empatar con el Girona ya casi finalizado su encuentro.
Ahí, amigos míos, estuvo «el quid», «el busilis», del asunto.
Por cierto, les cuento.
Esto del «busilis» surge de las «beatas de los primeros bancos» cuando al escuchar la lectura del Evangelio, en latín, donde el sacerdote leía «In diebus illis» ellas entendían que en «ese día había busilis».
Pues como nuestro «busilis» fue el 1-1 del partido Girona-Lugo, hoy les recomiendo unas TRUCHAS A LA LUCENSE, según la receta de Cipriano Torre Enciso en «Cocina Gallega Enxebre» (Madrid 1982).
Dicen por Lugo que las truchas, para lograr su máximo esplendor, deben presentar tres «efes»: fiadas, frescas y fritas.
Parece ser que las truchas que se compran y no se pagan saben mucho mejor.
¿Cómo preparar las TRUCHAS A LA LUCENSE?
Elijan piezas grandes de ración y, evisceradas y limpias, quítenles la espina central.
Rellénenlas con una buena loncha de jamón de Lugo (que ha de tener su tocino) y, rebozadas en harina de maíz (millo) fríanlas en aceite donde previamente se doraron unos torreznos entreverados.
¡Ah! No las acompañen con nada y, siempre con sumo cuidado y elegancia, cómanlas «a mano» elevando los ojos al cielo en acción de gracias.
Por lo del Sporting, claro.