POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
En esto de la literatura y de las novelas «ca un ye ca un» y tiene sus gustos que, lógicamente, no tienen por qué coincidir con los de otras personas.
Son muchas las obras que influyeron notablemente en mi «vivencia» (lo cual no supone que sean extraordinarias) y en mi manera de pensar. Tales son, por ejemplo, «El candor del Padre Brown», «Don Camilo», «El libro de la selva», «La venganza de don Mendo», «Mazurca para dos muertos», «La sonrisa etrusca «… y muchas más.
Pero con un sobresaliente «que sobresale» siempre está en mi «norma de conducta» LA BRÚJULA LOCA, novela de aquel gran escritor y periodista que fue don Torcuato Luca de Tena (1923-1999).
Uno de los «personajes» de la obra es TRESPATAS, un perro callejero manco, lleno de sabiduría, que acompaña al protagonista, un niño que desde Santander va a Madrid para avisar a sus padres que «la casa se rompió en un bombardeo».
«Trespatas», en un descanso del caminar, se acerca a beber a un arroyo y en él se encuentra con una trucha adulta, vieja conocida suya, cuyo nombre era el de Malacopterigia Moteada, y a quien los amigos llamaban «Lola la de los Lunares».
Cuando leí la novela por primera vez me extraño lo de ·Malacopterigia» y me puse a investigar al respecto en plan de «juerga científica».
¡Demonios!, pues buscando por acá y por allá me entero que lo de MALACOPTERIGIOS es uno de los cinco órdenes de peces que ideó el ictiólogo sueco, amigo de Linneo, Peter Artedi (1705-1735), en su obra HISTORIA PISCIUM.
Supe después que malacopterigio es palabra que procede del griego «malakos» (blando) y «pterygion» (aleta).
Nuestros salmones, reos y truchas son ejemplos de peces malacopterigios fluviales y, además, bien puede decirse lo de moteados porque algunos, como las truchas de río, lucen preciosos lunares de color.
¡Ay, las truchas de río!
¿Las recuerdan?
No, no me lo cuenten.
En fin; ya que los recuerdos no alimentan, decantémonos por las «truchas de pisci» que, si bien fritinas, o asadas a la plancha, están «de buen ver» y «de buen comer».
Todo es cuestión de maquillaje.
Les propongo dos ideas:
1.- FRITAS
Frían en aceite unas lonchas de tocino y, ya bien fritas, las sacan. En ese mismo aceite, bien caliente, frían las truchas (evisceradas y limpias, por supuesto) rellenas con unas tiras finas de jamón serrano y previamente enharinadas con harina de maíz.
Acompañen con una ensalada de lechuga y tomate.
2.- FRITAS Y COMPLEMENTADAS CON SALSA
En una sartén con aceite pochen una cebolla y dos dientes de ajo picados en muy fino; ya en su punto, añadan una loncha de panceta y otra de jamón muy picaditas; sumen un vaso de vino blanco y otro de caldo de ave y dejen cocer hasta que se tenga una salsa ligeramente espesita.
Frían las truchas como en el caso anterior y sírvanlas bañadas con la salsa
Una advertencia: No las preparen para el día de Viernes Santo, que es jornada de vigilia.
Bueno, y si las preparan… no pasa nada porque el «pecadín» va a ser muy venial.