POR JOSÉ ANTONIO RAMOS RUBIO, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES)
Trujillo fue pueblo celtíbero; Villa del imperio romano desde el años 206 antes de Cristo, hasta el 414 de la era cristiana en que pasó a ser visigoda. Ocupada por los árabes, permaneció en su poder hasta 25 de enero de 1233, en que fuera reconquistada definitivamente por las tropas de Don Fernando III de Castilla, cuyo Rey Santo le concedió Escudo de Armas: En campo de plata, una imagen de Nuestra Señora, bajo la advocación de la Victoria (en recuerdo de la gran victoria sobre los agarenos), con el Niño Jesús en brazos, sobre la muralla almenada y acostada de dos torres, todo en gules y mazonado de plata.
El 27 de julio de 1256, en Segovia, Alfonso X el Sabio le otorga Fuero. Sancho IV, le concede el título de Villa Realenga, en Medina, el 25 de abril 1302. Alfonso XI, el de alfolíes de la sal, en las Cortes de Madrid. El rey Don Pedro I, por la gran seguridad de la fortaleza, guarda sus tesoros en el Castillo de Trujillo, custodiado por su tesorero real, Samuel Leví. Don Juan II de Castilla, valorando los grandes servicios prestados a la Corona, le concede el título de Ciudad, por Real Cédula de 12 de abril de 1.430, en Astudillo. Su hijo Enrique IV, en premio a su lealtad, el privilegio de Mercado franco los jueves de cada semana, favor que solo se concedía a muy determinadas ciudades. Abolidos por lo Reyes Católicos, Carlos I concedió nuevo privilegio de Mercado Franco, en las Cortes de Toledo en 1522, pero distinto al anterior y por distintos méritos, que aún se conserva vigente. En el reinado de los Reyes Católicos, Trujillo era capital de la provincia de Extremadura, como así lo dice E. Escobar Prieto, Académico C. de la Historia, en su escrito «Los Reyes Católicos en Trujillo», cuando dice: «Las honrosas distinciones otorgadas a Trujillo, Capital de Extremadura en aquel entonces…». En 1479, la Reina Isabel fundó en Trujillo la Santa Hermandad, para combatir el pillaje y el latrocinio, muy extendido en aquellos tiempos. Trujillo fue una de las ciudades que dispuso de la fuerza conocida por Los Pardos, creada en 1526 por el Cardenal Cisneros, para el respeto y defensa interior de España. En 1790 Trujillo disponía del Partido judicial de mayor extensión de la provincia de Extremadura, al que se hallaban adscritos 84 villas y aldeas, llegando su jurisdicción hasta Belalcázar e Hinojosa del Duque, hoy de la provincia de Córdoba y por el norte incorporaba aldeas de Toledo, quedando también incluidas poblaciones importantes, como son Guareña, Medellín, Don Benito, Puebla de Alcocer, Herrera del Duque…, solamente agregar que los demás Partidos Judiciales tenían: 61, 48, 45, 40, 37, 36, 20 y 18 villas y aldeas en sus demarcaciones. Hecho suficientemente elocuente para demostrar la importancia de Trujillo dentro de la provincia de Extremadura, de la que fue su Capital durante siglos.
La fuerza militar en la ciudad, ya en 1815, la componía el Regimiento Provincial de Trujillo, que permanecería hasta 1873. La Administración provincial de Correos fue creada en Trujillo, de la que dependían subalternas, todas las estafetas, permaneciendo hasta 1857 en que se la llevaron.
En 1888 se estableció en Trujillo uno de los cuatro Colegios Preparatorios Militares, creados en España por el Ministerio de la Guerra al ser considerado Trujillo como una ciudad de realengo y de primerísima notoriedad, que funcionó con gran aprovechamiento durante muchos años. El nivel cultural y sanitario de la ciudad era tan elevado, que a finales del siglo XIX, disfrutaba de agua corriente abundante, cuyos gobernantes habían conseguido con grandes esfuerzos y sacrificios, con la canalización de las aguas de la garganta de Santa Lucía, en las Villuercas, con un recorrido de unos cincuenta kilómetros, el primer proyecto se había realizado en 1874, sin duda debió ser una de las primeras obras de su categoría a nivel nacional. Por Decreto 2223/1962, del 5 de septiembre, «se declara Ciudad Monumental
Histórico-artística, el Conjunto Urbano de la Ciudad de Trujillo». Por sus valores arquitectónicos, históricos y culturales, en 1.975, mereció ser la aportación de España al año Europeo del Patrimonio Arquitectónico de Europa. El 29 de diciembre de 1979, se reunía en Trujillo la Junta Gestora para crear la Academia de Extremadura, recordando que en esa fecha cinco siglos antes, se había firmado en la ciudad, por los Reyes Católicos, el Primer Documento de Cancillería, en el que aparecían unidos por primera vez Aragón y Castilla, como Reyes de España. El resultado de aquella reunión fue el Real Decreto 1422/1980, de 6 de junio que creaba la Real Academia de Extremadura de las Letras y de las Artes, con sede en Trujillo. Y el 3 de diciembre de 1980, se inauguraba en Trujillo, con toda solemnidad, la Real Academia de Extremadura, representando a los Monarcas, sus hermanos los Duques de Badajoz.
DATOS IMPORTANTES
Se encontraba en Trujillo Enrique IV, cuando recibió una carta de su hermana, la infanta doña Isabel, comunicándole su matrimonio con el infante de Aragón don Fernando. Se ha escrito, que entre 1477 y 1479, los Reyes Católicos cruzaron sin cesar las tierras extremeñas, especialmente las de Trujillo «como si la Reina Católica presintiera los servicios que la había de prestar la Ciudad y los altos destinos reservados por la providencia a sus hijos».
Fallecido Enrique IV, puede decirse que la lucha entre doña Isabel y doña Juana la Beltraneja, por los derechos a la corona de Castilla, transcurrió por tierras trujillanas, que fue teatro de la mayor parte de los acontecimientos que determinaron los destinos históricos de España. Para la mayor seguridad de doña Juana, se la había enviado para residir en el castillo de Trujillo, que se le tenía como inexpugnable, en donde se habían acordado sus desposorios con el Rey de Portugal, don Alfonso V. Conocido por doña Isabel, trató de ganar la plaza para evitar el matrimonio anunciado, para lo que mandó un nutrido ejército, dando lugar a la huida de doña Juana a Plasencia, temerosos de que fuera hecha prisionera.
En agosto de 1.478, doña Isabel mandó otro ejército más poderoso que enfrentara a los portugueses y castellanos, partidarios de la Beltraneja, repartiéndole entre la ciudad, sus arrabales y aldeas más próximas. Doña Isabel i don Fernando llegaron a la ciudad el 20 de noviembre siguiente, hospedándose en el alcázar de Luis Chaves, ilustre y poderoso personaje trujillano e incondicional y fiel servidor de los monarcas. En enero de 1.479, los Reyes Católicos habían trasladado la Corte de Castilla a Trujillo, estableciendo la capital del reino. En ese mes se produce el fallecimiento del rey don Juan de Aragón, padre de don Fernando, celebrándose solemnes funerales en la iglesia de Santa María la Mayor. Terminado el luto oficial, los Reyes convocan a la Corte, al Clero y a la Nobleza, a un Consejo que resultó de la mayor importancia y trascendencia, en el que se resolvieron importantes problemas de Estado. En él fue designado, por disposición testamentaria, a don Fernando para suceder a su padre a la corona de Aragón y Sicilia. Mas como doña Isabel era reina de Castilla, León, Toledo, Valencia, Mallorca, Sevilla, Cerdeña, Córdoba, Córcega, Murcia, Jaén, los Algarbes, Algeciras y Gibraltar, y poseía ducados, marquesados y condados, aconsejaba la unión de todos estos territorios bajo el cetro de Isabel y Fernando, lo que así se acuerda, pues dijeron y escribieron «Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando». En este acuerdo se habían sentado las bases para la Unidad de España, se había gestado la Hispanidad. De ahí que se haya escrito que Trujillo fuera la primera Capital de España, y que se la conozca como «Cuna de la Hispanidad».
En Trujillo se encontraba doña Isabel, donde tenía su cuartel general, cuando recibió la noticia del triunfo de sus tropas contra las de la Beltraneja y las portuguesas, en la batalla de La Albuera, el 24 de febrero de 1479. Su consecuencia fue la firma del documento que la historia conoce como la Paz de Trujillo, el 30 de septiembre siguiente, que se ponía término a la guerra de sucesión y acordaba la paz con Portugal (y Francia su aliada), con renuncia por la Beltraneja a cualquier derecho a la corona de Castilla.
La firma se llevó a cabo en el alcázar de Luis Chaves, quien había perdido tres de sus hijos en estas luchas en favor de los Católicos, siendo recompensado con grandes privilegios.
Otro importante hecho tuvo lugar en Trujillo, para la unidad de España, el 29 de diciembre de 1.479 y en dicho alcázar de Luis Chaves, cual fue la firma por los Reyes Católicos, del Primer Documento de Cancillería, donde aparecen por primera vez unidos Castilla y Aragón, figurando ya como Reyes de España. Las posteriores incorporaciones de Granada (1492) y Navarra (1512), lo serían a la corona de España.
Don Antonio Vargas-Zúñiga, Académico de Extremadura, refiriéndose a la unión de los reinos españoles, afirma que la primera Capital de España fue Trujillo, pues es allí donde se encuentran los Reyes Católicos cuando nace el reino de España, hechos que se produjeron en 1479, con los que termina la Edad Media.
La historia de Trujillo está tan vinculada a la vida de los Reyes Católicos, que podían llenarse muchas páginas con hechos relacionados con ellos. Tan importante fue esta vinculación, que el Conde de Canilleros la define con esta significativa frase: «principio y fin de un periodo histórico», para continuar diciendo: «En Trujillo comenzó el reinado completo de los Reyes Católicos, al morir el Rey Juan de Aragón; en Madrigalejo, Aldea de Trujillo, terminaba definitivamente la prolongación de aquel reinado, con la muerte de Don Fernando en 23 de enero de 1.516. En aquellas tierras se marcó el rumbo futura de la Patria dos veces: con la unificación de las tierras españolas bajo el mando de los Soberanos, primero; ahora con el testamento regio». Efectivamente, como ya se ha dicho, en Trujillo, en enero de 1,479, por disposición testamentaria, se designa a Don Fernando Rey de Aragón para suceder a su padre, y a pocos kilómetros, en 1,5 16 se produce su fallecimiento. La primera carta en que menciona a Don Fernando, es la que escribe Doña Isabel a su hermano Enrique IV, dirigida a Trujillo, comunicándole su matrimonio; la última carta del Rey Católico, el 13 de enero de 1.516, fue dirigida al municipio de Trujillo y ambas se encuentran en el Archivo de Trujillo. Su original fue encontrado por el archivero e historiador en este escrito. A este insigne trujillano, le hemos tomado este interesante contenido: «Los Reyes Católicos, Colón y Trujillo, son los pilares firmísimos sobre los que se levanta la historia del Nuevo Mundo». Noticias de última hora –pendientes de confirmar- nos dan a conocer que en el Archivo de Simancas se ha encontrado un documento que acredita que el dinero que financia el primer viaje de Colón a América, lo aporta la ciudad de Trujillo.
Se da la curiosa circunstancia, de que don Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, que tanta gloria aportaría a España en guerras de Italia (y con él el trujillano Diego García de Paredes (Sansón de Extremadura y Hércules de España), hizo sus primeras armas en Extremadura, en la guerra contra Juana la Beltraneja y en favor de los Reyes Católicos, mandando una tropa de 120 hombres de su hermano don Alonso Aguilar, llamado a Trujillo por doña Isabel. Y, las cosas del destino, en Trujillo se encontraba el Rey Católico cuando le llegó la noticia de su fallecimiento, y el 3 de enero de 1516, en esta ciudad, fechaba una carta de pésame a la duquesa de Terranova por la muerte del Gran Capitán, justamente veinte días antes de que él mismo entregara su vida a Dios, en tierras trujillanas.
Visto el contenido en este apartado, entendemos tuvo Trujillo una especial y decisiva influencia en la historia hispana durante el reinado de los Reyes Católicos, con una indiscutible proyección en la historia de España con sus derivaciones y repercusiones en la historia universal. Tan decisiva, que nos permitimos las siguientes preguntas: ¿Qué curso hubiera seguido la historia hispana y la del mundo, sin el triunfo de los Reyes Católicos a la corona de Castilla? ¿Se hubiera conseguido la Unidad Nacional? ¿Qué habría sido del descubrimiento de América? ¿Hubiera sido obra española? ¿En qué fecha y con qué resultados? finalmente, ¿aquellos más de 300 millones de seres compartirían hoy nuestra sangre, idioma y religión?
«Trujillo: Plaza Mayor de la Hispanidad»
«Trujillo: Capital del Mundo Hispánico»
El concepto de lo hispánico, entendemos no se produciría sino años más adelante y posteriormente a 1479, pero por hechos «distintos» y «distantes» a los referidos, producidos tras el descubrimiento de América, el 12 de octubre de 1492, y a los que la historia también tenía reservado un Especial y único protagonismo para con la ciudad de Trujillo.
Políticamente se está desvirtuando y desmesurando aquel importantísimo y glorioso hecho del Descubrimiento, que fue sino el producto de las circunstancias que predominaban en aquella época, en la que la guerra dominaba la vida nacional y europea, tras siete siglos de dominio árabe sobre nuestra nación. E elemento guerrero era al que pertenecía gran parte de la población, que hasta entonces había dedicado su actividad a combatir al agareno hasta la total liberación de Granada, último reducto que permanecía en España, aunque se mantenían guerras en Italia y Flandes. Terminada la campaña granadina, era mucho el elemento militar el que quedaba libre de ocupación habitual, lo que pudo ser el mayor motivo fuera el empleado para embarcar para América, por si se encontraran tribus de las que tener que defenderse. Pero, además, embarcó mucha población civil, de muchas variadas profesiones, con normas muy rígidas de comportamiento, dictadas por los Reyes Católicos, con la misma legislación que regía en España, a los que se agregaron muchos religiosos, que en todo caso protegían a los nativos de cualquier desafuero. Pero la leyenda negra sigue ensañándose contra aquel gran acontecimiento y se están juzgando, con la actual legislación, hechos producidos hace ¡cinco siglos! Nos gustaría conocer como juzgarían la actuación de los franceses en 1808, en que Trujillo sufrió en sus carnes el vandalismo, el latrocinio y la mayor destrucción conocida, ocasionando la dispersión de gran parte de su población, la que jamás pudo volver a sus hogares a disfrutar de sus bienes, que habían sido arrasados y destruidos por la horda francesa. Nos atreveríamos a asegurar que la decadencia de Trujillo arranca en gran parte de 1a triste historia que protagonizaron los franceses, época en que sin duda, esta ciudad ostentaba la capital de la región. Esos mismos que tan a la ligera juzgan a los españoles en América en 1492, ¿qué juicios emitirían de los franceses dos siglos después?
Para rebatir los argumentos de los detractores de aquella gloriosa efemérides, nada mejor que recordar las palabras de un ilustre peruano, don Raúl Porras Barrenechea, destacado y reconocido historiador, Catedrático de la Universidad de San Marcos, en Lima, y uno de los más prestigiosos Embajadores de su nación en España, quien, refiriéndose al Descubrimiento, decía: «Descubrir, para el genio creador y misionero de España, era civilizar y poblar».
Escritores antiguos, hablando de la conquista de América, entre los que se encontraban de otras naciones europeas, decían que los alemanes en sus colonias levantaban ante todo un castillo, los ingleses una factoría, los franceses un salón de baile, y los españoles una iglesia, una escuela y unos talleres.
La importancia del descubrimiento de América la para la humanidad, unos la expresan con toda elocuencia y sencillez, López de Gómara, cuando dice: «la mayor cosa de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo creó, es el descubrimiento de las Indias».
A quienes hicieron posible aquella gran gesta, se les ha calificado de «dioses». Por la gran destacada actuación de los trujillanos, se ha dicho que: «Trujillo es la ciudad donde nacían los «dioses». Y lo entendemos, porque fue magna la obra que realizaron en América, a base de sufrimientos, privaciones y sacrificios, propia de seres superiores, que fueron «sobrehumanos», «sobrenaturales»… «dioses!. Alejandro Casona afirma: «El gesto de Pizarro en la Isla del Gallo, al trazar una raya con su espada en el suelo, marcando que detrás de ella estaban los abismos, los desiertos, las fieras, el hambre, las penalidades, las privaciones, las flechas envenenadas; una raya que separaba lo conocido con su vida cómoda y sus prebendas seguras, de lo desconocido, realizó el gesto más sublime de toda la historia del mundo».
El gran comportamiento de los trujillanos en América, nos da a conocer el historiador don Clodoaldo Naranjo, que confirma el también historiador don Juan Tena Fernández, cuando dice: «Trujillo ha puesto en América los dos mayores genios conquistadores. Los exploradores más audaces y valerosos. Los obispos y religiosos de más celo. Las mujeres más patriotas y virtuosas. Ciento capitanes de capacidad y valor a toda prueba. Gobernantes y magistrados los más dignos. Los artistas más notables. Y los colonos en número todavía no calculado».
Otros historiadores y escritores extremeños también nos han dejado su testimonio escrito, del que nos valemos para argumentar este documento. Don Pedro de Lorenzo, en su escrito «Trujillo, Plaza Mayor 2, nos dice: «Una obra de Extremadura se llamaría de este modo: Mérida, Romanidad; su hora universal, Trujillo: Hispanidad. Plaza Mayor de la Hispanidad»…. «Trujillense era el maestro -¿digo arquitecto?- de la catedral de Méjico. En tres cuartos, trujillana, la sangre de Hernán Cortés; Francisco de las Casas, yerno de Cortés y Capitán de la desventura, sostiene con otros veinte trujillanos la retirada de la Noche Triste. Trujillana la primera mujer casada europea, que pisa el Nuevo Mundo; trujillano el primer cereal. El ejército de Cajamarca fue una pequeña cruzada de capitanes de Trujillo. … Trujillo, hora cero de la Hispanidad».
CONTINUARÁ…
FUENTE: EL CRONISTA