POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Cuando escribo estas líneas tengo todavía el lío técnico-sonoro metido en mis adentros. Anoche, en la visita nocturna fui víctima de un fantasma de la tecnología. Verán, si en la primera visita nocturna prescindí de la megafonía que nos presta para la ocasión la Oficina de Turismo, pensando en una afluencia de público como la acostumbrada. La sorpresa fue la gran afluencia de público que esa noche acudió a la cita. En esta segunda noche de “las nocturnas”, en previsión de otra gran jornada, me equipé convenientemente con esos aparatos y ufano me dirigí a la cita. Con tanta sorpresa, o más, que la visita anterior, porque cualquier previsión de asistencia se vio desbordada de nuevo. Un público que llenó la parroquial de Santo Domingo de Silos, y allí, con la megafonía excelente del templo no era preciso utilizar la portátil. Al momento de probar el aparato, pues… no funcionaba. ¡Horror! Pero aquel enorme grupo de gentes fue extraordinariamente receptivo, respetuoso y atento, con unos silencios expectantes impresionantes… que suplió todo percance técnico.
El remate de la noche, entre aplausos del público, la representación de “los momos”, una escena de nuestra historia, representada con ilusión por miembros de la Asociación “La Queda” en una plaza rebosante de música, color, danzas y mucho calor humano. Una representación muy bien acogida, y una sorpresa muy agradable.
Entre tanto, seguimos registrando mucha afluencia a CREDO, esa magnífica exposición de Las Edades del Hombre en Arévalo que es un generador de actividad para toda la ciudad. Y esperando, esperando, las cifras engordan. Es importante advertir que las previsiones se cumplen, pero más importante aún son otros conceptos como el grado de aceptación, la comodidad del itinerario, el recibimiento de la propia población y sus vecinos, o el grado de complicidad que se advierte en comentarios y opiniones.
Pues en mi pequeña ciudad, siempre tan escasa de aparcamientos, se han eliminado gran número de plazas de aparcamiento que en algunas zonas son un problema para los vecinos, pero también se han creado otro buen número especialmente pensadas para los visitantes de la exposición. Y por otra parte, la parada de viajeros de autocares, funciona bien.
El público visita las Edades, pasea la ciudad, hace turismo y anima el ambiente de toda la ciudad. Comentan el descubrimiento de una exposición que gusta mucho, como el trayecto hacia las tres sedes. Las visitas de los otros templos con su espléndido arte religioso. El callejear por el casco histórico, y los guías y voluntarios siempre atentos a ayudar la las gentes, un servicio mucho más que satisfactorio, yo diría que extraordinario, y así lo han manifestado muchas personas. También hay algún aspecto algo más negativo, que en todo colectivo numeroso puede surgir, pero en proporción y en el conjunto, esos episodios deben de servir para mejorar, que aún quedan días.
Yo quería hablar de las visitas nocturnas… una vez más, estamos muy satisfechos y agradecidos de este público tan receptivo y tan cariñoso.