POR ÁNGEL DEL RIO, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE
Dentro de un año justo estaremos metidos en campaña electoral municipal y autonómica. Ya es hora de tirar la casa por la ventana, con menor frenesí desde luego del que se estuvo tirando hasta la llegada de la crisis. Los partidos que gobiernan quieren renovar victorias electorales, y los alcaldes que han sobrevivido a los tiempos del cólera económico, pretenden seguir siendo alcaldes.
Para conseguir los objetivos hay que cambiar la táctica impuesta por las necesidades en los últimos tres años; hay que cambiar recortes, austeridad y privaciones, por rebajas de impuestos, y sobre todo, inversiones. Después de un mandato marcado por la falta de recursos, ahora hay que hacer obras para que las grúas vuelvan a girar sobre las alturas, para que las cintas de inauguración vuelvan a cortarse y retornen las fotografías de fastos inaugurales.
La parte positiva de este frenesí inversor, que se va a desatar después del verano, es la creación de puestos de trabajo y la dinamización del empleo, sobre todo en el sector de la construcción. La parte negativa es que, probablemente, se construyan infraestructuras y equipamientos por encima de las posibilidades de mantenimiento de los mismos, porque una vez pagada la factura de la edificación, hay que hacer frente a la factura continua y machacona de los gastos corrientes para el funcionamiento y mantenimiento.
Del pasado se puede aprender, y hay que esperar que el afán inversor del último estirón del mandato municipal, no sea desmedido y después haya que cargar con las consecuencias.
Fuente: http://gentedigital.es/