POR JOSÉ MARÍA GOLDEROS VICARIO, CRONISTA OFICIAL DE GRIÑÓN (MADRID). MIEMBRO DE NÚMERO DE LA REAL ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CRONISTAS OFICIALES (RAECO)
El nacimiento de la “Pandorga” en Ciudad Real, fue y es, una manifestación de cánticos y bailes populares ¿nacido en tiempos medievales? en honor a su patrona. Según la tradición, tal costumbre se heredaba de padres a hijos, celebrándose en la noche del 31 de julio al 1º de agosto. Esta exaltación religiosa dedicada a Santa María, ya bajo la advocación “del Prado”, quedaba afirmada para los siglos posteriores por voluntad de los vecinos de la aldea de Puebla del Pozuelo, poco después Pozuelo Seco de D. Gil, y más tarde Villa-Real (fundado a medianos del siglo XIII).
No obstante, se ignora el momento real del nacimiento de este festejo expontáneo, que fue alternativamente perdiéndose para volver a renacer una y otra vez.
En aquella primitiva ermita, levantada por el pueblo llano, nació la costumbre de la exaltación a la Virgen del Prado. Luego, tras un largo periodo, comenzó a levantarse el nuevo templo, conservando la portada de la ermita primitiva de calle de los Reyes. El camarín de la Virgen, fue abierto tras su ajuste con el retablo mayor (1616), y, su gran ventanal a la calle del Prado, (1619), este último, gracias a D. Felipe Muñoz, miembro de la Hacienda Real, y debajo del gran ventanal del dicho camarín, sobre una parte del camposanto parroquial, situado entre las actuales calles del Prado con vuelta a Azucena.
Pero ¿Dónde entonces se celebraban los bailes, cánticos y ofrecimientos manchegos tributados a la Virgen? Al parecer se escenificaba en ese lugar la llamada función de la Pandorga. Desde luego sabemos, que luego se celebraba en el sitio de los paseos de El Prado, que ya existía en el siglo XIX como ameno lugar de esparcimiento de Ciudad Real, que antes fue una especie de montículo, “inmundo, indecente e indigno, contiguo al templo parroquial de la colación de Santa María.
En otro orden de cosas ¿Nos aproximaremos a la verdad, sabiendo que el nombre de pandorga deriva de una especie de laúd de tres cuerdas, introducido en España por los árabes a principios del s. VIII, llamado “pandura”?
Decía el cronista Balcázar y Sabariegos, sobre un estudio de la celebración de la Pandorga, “…que se trataba de una serenata típica de bandurrias, guitarras y bailes dedicados a la patrona de Ciudad Real…” En el célebre diccionario, de Pascual Madoz (1806-1870), nos señala de este festejo en Ciudad Real: “que…hay novillada de toros en la nueva plaza. No hacemos mérito de la fiesta llamada de la Pandorga, que se celebraba en la misma época, por haber caído en desuso y ser además un tanto ridícula…”(sic).
En el más antiguo libro escrito acerca de la “Historia de la Imagen de la Stma. Virgen del Prado”, editado en la Villa de Madrid, por fray Diego de Jesús María, en 1654, nada se dice de este homenaje a nuestra patrona, es por tanto evidente, que, en el siglo XVII, se ignoraba de esta circunstancia. No obstante, es posible que el fraile Diego de Jesús, no otorgara importancia alguna a la que nosotros llamamos hoy la “Pandorga”. Sobre los orígenes de nuestra fiesta no disponemos de datos suficientes, casi todo son elucubraciones. No obstante, un cronista de mediados del año 1650, ya por aquel entonces tachaba de antigualla a la Pandorga, y entendía que durante el siglo XVI, existía la costumbre de cumplir con la imagen de la Virgen del Prado a través de canciones populares junto a la iglesia parroquial contigua a un prado que allí había.
En efecto, las gentes de Ciudad Real, encomendaban a su patrona las cosechas, y al finalizar coincidían los labriegos en su agradecimiento a través de las ofrendas provenientes de los campos. Era la Pandorga, no se sabe muy bien cuándo aparecen las ofrendas, y cuándo es acompañada por instrumentos musicales de cuerda en los bailes regionales. El inolvidable cronista Julián Alonso Rodríguez, coincide en apreciar la tradición conservada de aquellas gentes, que luego en el exterior del templo consumían bebidas y yantares en conmemoración de la fiesta anual, que era obsequio de quien organizaba la Pandorga.
A principios del siglo XX, la Pandorga fue aislándose sólo a intervenciones musicales, organizadas por los incombustibles Mazantini, Paco “el ciego” y Pepe “el gordo”, que constituidos en grupo concurrían a la cita en la noche del 31 de julio.
El periodista Francisco Herencia reivindicaba en la prensa ciudarrealeña la popularidad de la Pandorga, y, en 1915 el mismo publicaba un artículo en el periódico “El Pueblo Manchego”, en el que solicitaba a personalidades del pueblo “…que preservaran esa costumbre tan manchega; pero fue el canónigo, don Alfonso Pedrero, quien dio un determinante impulso a la Pandorga. Por los años ochenta del pasado siglo XX, la escasa documentación histórica de la Pandorga, dio un inesperado vuelco: aparecía en Ciudad Real y en el despacho de don Tomás Valle, un viejo manuscrito del siglo XIX, que iba a constituir la recuperación documental de la Pandorga.
En este manuscrito se refleja el contenido histórico de la misma Pandorga, donde también figura la singular sombra del “pandorgo”. Así mismo, parece desvelarse el significado de la palabra “pandorga” y el motivo de la su ancestral conmemoración. Desgraciadamente estas opiniones apenas pueden apoyarse en documentos que arrojen alguna luz nueva a muestra celebración de la Pandorga actual, pero si, al menos, algún dato significativo o curioso, alusivo a esta popular manifestación de júbilo en Ciudad Real. No obstante, creo que llegaremos a conocer, en algún momento, el origen autentico de nuestra singular Pandorga. José Maria Golderos Vicario