POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHE, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Habrán observado cómo fuimos certeros en la predicción del «cordonazo de San Francisco»: bajada de temperaturas, tormentas, lluvias entre fuertes y torrenciales…Y si, como se dice, San Francisco castiga una vez al año a causa de los pecados de las gentes, pues bien se cumplió que las comarcas más castigadas hubieran de ser las presuntamente más pecadoras.
Vean, pues, dónde se prodigaron las tormentas y las inundaciones y deducirán dónde «reina el pecado».
Y no sólo me refiero a los placeres del sexto y noveno mandamientos, sino, sobre todo, a las injusticias del séptimo y octavo.
En Colunga, que somos muy buena gente, pues llovió un poco y el vecindario de la parroquia de Duz (San Juan, Huerres y La Poladura) pudo celebrar en paz y alegría la fiesta de la Virgen del Rosario.
Bueno, pues con estos «casi fríos otoñales» y aprovechando cebollas, pimientos, tomates y huevos de aldea, pues nada mejor que recordar a San Francisco y su cordonazo con un buen y caliente pisto.
¿Qué es un pisto?
Ustedes dirán que es una fritada a base de cebollas, pimientos, tomates… Es verdad, pero no toda la verdad.
Veamos: esa palabra -PISTO- tiene origen latino y corresponde al participio del verbo «pinso-ere » (partic: pinsum, pinsitum, PISTUM) con significado de machacar, triturar, moler, aplastar o prensar para sacar el jugo a algo.
Antiguamente se empleaba la palabra PISTAR como sinónimo de machacar; y a los molineros y panaderos se les llamaba PISTORES.
Más aún, a los caldos de ave y, en general, de carne, que se destinaban a «reconfortar» enfermos, también se les llamaba PISTOS.
Y aquí estamos, cocina que te cocinarás, trabajando en la fritada de cebollas, pimientos, tomates.
A mi me gusta picarlo en fino y pasarlo muy bien por la sartén; después «coronar el plato» con uno o dos huevos fritos y, si estoy de humor, complementar con unas «patatitas avellana» (en Asturias decimos «patatos») fritas. Y ya, puestos en plan vanguardista, intenten esta preparación «asturiano-universal»: Amasen harina de maíz con un poco de harina de trigo, agua templada y sal; moldeen unos tortos y fríanlos en aceite bien caliente; sobra cada uno dispongan un medallón de foie (hígado) fresco de oca o de pato pasado por plancha; cubran con pisto bien caliente… ¡y a disfrutar!