POR FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (ALICANTE)
El quinto concierto de la Orquesta Sinfónica de Madrid, dirigida por David Afkham, ha estado dedicado a la muerte desde un pinto de vista artístico y, como no podía ser menos musical, con obras de Richard Strauss y el desconocido para el gran público el eslovaco Franz Schmidt.
La sala sinfónica del Auditorio Nacional estaba bastante llena y tuve la suerte de que estar en el primer anfiteatro, en un lugar reservado para las autoridades mientras oía “Muerte y transfiguración, Opus 24”, de Richard Strauss (1864-1949) y “Sinfonía número 4”, de Franz Schmidt (1874-1939).
El prestigioso director de orquesta José Luis Temes, un gran especialista en la materia, hace una reflexión en un amplio artículo en el programa sobre lo que supone la muerte en el arte, en la filosofía y en las culturas.
La primera pieza dice que fue compuesta en Múnich tras más de un año de trabajo. Y la música nos cuenta la historia de un hombre que yace en su camastro recordando los buenos tiempos de la niñez y de la adolescencia cuando ya está moribundo. Desde el cielo se transfigura y triunfa en la otra vida.
Dice Temes que el concierto no era de temas muy alegres, pero la interpretación de la orquesta, al frente de su director, fue tan bueno que se escucharon muchos bravos, especialmente al trompetista que con su sonido al final de la obra, con notas al desnudo… y fin de la vida.
El director, David Afkham, nació en 1983 en Friburgo. Con 15 años entró en la Universidad de Música de su ciudad. En 2010 fue el primer ganador del Premio Nestlé y Festival de Salzburgo de jóvenes directores, lo que le llevó a ser director asistente joven de la Orquesta Gustav Mahler. Además de dirigir la Orquesta Sinfónica de Madrid es director invitado de numerosas orquestas, como las de la Filadelfia, Chicago, Viena, Oslo…
Para los que no conozcan nuestra Orquesta Sinfónica de Madrid, fue fundada en 1903 y se presentó en el Teatro Real de Madrid cuatro años más tarde. En 1935, Sergei Prokofiev se trasladó a Madrid para dirigirla en su estreno mundial de la obra “Segundo concierto para violín y orquesta”. En 1981 pasó a ser la orquesta estable de todos los espectáculos del Teatro de la Zarzuela. Y realiza un ciclo anual de conciertos en el Auditorio Nacional de Música. Todos los grandes directores de orquesta españoles la han dirigido, entre ellos de 2002 a 2010 Jesús López Cobos, al que tuve el gusto de escucharle dirigir un concierto en el claustro de la Cartuja de Vallemossa, en Mallorca, donde viviera, un par de meses, con su amante George Sand, y compusiera el polaco Federico Chopin y a donde me lleve a pasear al escritor Jorge Luis Borges ya cieguito y al que acompañaba su esposa María Kodama.
Como los broceños están en todas partes, me encontré a Eusebio Roco, que forma parte del equipo técnico de la orquesta sinfónica, concretamente en la gerencia; ya, a salida del Auditorio, me presentó a su jefe el canario Pedro González, quien se encontraba hablando en esos momentos con un nieto del compositor Joaquín Turina.