POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Detrás de él, oculta, donde casi nadie la veía, una inscripción oficiaba su milagro: “Seizo el Teatro el año 1904”. Ese año la Sociedad Obrera “La Defensa” compró una casa en la calle Mérida que acabó siendo la “Casa del Pueblo”. El Teatro Calderón de la Barca fue fundado en el año 1904 por una veintena de accionistas. El alma de ellos fue el artista y empresario, Álvaro Torres, quien traería obras de teatro, zarzuela, varietés, bailes de sociedad, conciertos, copla, cante flamenco, y las primeras proyecciones en 1914 de cine mudo, y, posteriormente, el cine sonoro.
Después apareció “La Concha”, sucursal de verano del Calderón. Que abría puntualmente el 29 de junio inaugurando las proyecciones de verano. Luego gestionaron el Calderón y La Concha los hermos Torres, Juan y José. Un día la inscripción desapareció, como desaparecieron el escenario, los camerinos y la máquina de proyectar.
En su fachada tres puertas y tres ventanas ojivales. Arriba, en su frontispicio, un ojo de buey y la inscripción “Teatro Calderón de la Barca”. Su vestíbulo era ancho, elegante, y nada tenía que envidiar con los que lucían las salas de cine de la capital. El telón, la concha, la pantalla y los genios del arte dramático: Calderón de la Barca y Lope de Vega.
Abajo, sobre un suelo de madera, el patio de butacas. Arriba, gradas de madera sin respaldo. Territorio bautizado y bendecido con el nombre de “gallinero”. Una tiranta de hierro, al alcance de los más ágiles y atrevidos que emulaban la acrobacia de Tarzán de los monos, atravesaba aquel paraíso superior, aquella república gobernada por el desorden y el pataleo. Teatro, zarzuela, variedades, bailes de sociedad, conciertos, cante flamenco, copla española… y miles, miles de películas. Y actores, muchos actores. Por el pasillo corría la luz buscando la pantalla. Allí aparecían, reencarnados en cada proyección, las emociones, las aventuras, las guerras, las lágrimas, los besos y los héroes. Los que se iban a la otra vida y los que se quedaban.