POR ANTONIO JOSÉ ILLANES VELASCO, CRONISTA OFICIAL DE PUENTE GENIL (CÓRDOBA)
La fiesta del Domingo del Santísimo con verbena incluida, ha sido y todavía lo es, la verbena más importante de Puente Genil, arranca su origen posiblemente desde muy finales del siglo XVIII o primeros del siglo XIX. Primeramente tuvo que celebrarse con gran modestia de recursos, como así se menciona en censos antiguos. Al estar juntas las dos poblaciones, solo unidas por el puente de piedra, que da nombre a la población celebraban de antiguo el Corpus de manera distinta. El Jueves que era su festividad a lo largo de los siglos le correspondía a la entonces Puente de Don Gonzalo como Villa más importante, ya que en ese tiempo se denominaba a Miragenil como lugar, se celebraba el inmediato Domingo y de ahí tomo su nombre al denominarse Domingo del Santísimo. Solamente tenían que cruzar el puente unos vecinos y otros para tener dos fiestas, puesto que el río dividía los reinos de Córdoba y Sevilla, perteneciendo a dos Obispados distintos, señoríos distintos y poseyendo distintas Ordenanzas Municipales para regirse, puesto que las dos villas tenían Ayuntamiento.
El apogeo de esta Verbena tendrá lugar en la última década del siglo XIX cuando alcanzo notable fama por lo importante que era en toda la comarca y la visitaba mucha gente tanto nativos como foráneos. Todavía se vivía en plena época Alfonsina, estaba en su apogeo el relevo de partidos tradicionales, conservador y liberal.
En aquel tiempo era la reina de las Verbenas, con ella empezaba el verano, cacharritos modestos, no existían otros, buñolerías bastantes, puestos de serrín donde se vendía bisutería, casetas de turrón y de juguetes, todo lo que tenía lugar en esta feria. En este contexto vengo a narrar un hecho que tuvo lugar a primeros del siglo XX un Domingo del Santísimo, fue una gran gamberrada de las muchas a la que eran muy aficionados los entonces jóvenes Marta de apellido Muñoz. Esta familia tenía su molino y casa campo en la calle Posadas, todavía se conserva su portada o entrada fechada en azulejo azul en el año 1.902. Paso a relatar el suceso, transcurría la procesión sin novedad alguna, ya recorría la calle nueva con todo el aparato que era normal en aquel tiempo. Aquella mañana habían traído una ternera de pocos días y la habían encerrado en el molino, a la vaca le habían quitado de mamar la ternera y mugía estrepitosamente, la cual estaba amarrada en un corralón de las afueras de Miragenil. La procesión estaba en todo su apogeo, cuando estos jóvenes sueltan la vaca en busca de su cría e irrumpe desesperada corriendo en medio de la procesión, desbaratándolo todo cayendo al suelo estandarte, faroles, huyendo despavoridos los asistentes, acabando todo como se dice como el rosario de la Aurora y reuniéndose la vaca con su cría.
Pequeñas historias locales, referentes a pequeños sucesos de nuestra historia que quedan plasmados en esta revista.