POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Pues verán ustedes: Les voy a contar la verdad; no lo que «trajo la prensa». El viernes pasado, día 4 de octubre de 2019, la Comunidad Parroquial de San Juan de Duz representada por los núcleos de población de San Juan y La Poledura, entregó su galardón anual EL ROSARIO DE HONOR a la Institución UNIÓN SOCIAL CATÓLICA DE COLUNGA, cuya «realidad material de beneficencia» es el conjunto de albergues y servicios para ancianos necesitados conocido con «el Asilo». Esta Institución, antes Asociación y ahora Fundación, tuvo sus orígenes en 1921 merced a la iniciativa del matrimonio MONTOTO-YSANT; tuvo continuidad con la labor de la familia FIGAREDO-MONTOTO y en la actualidad es dirigida por MENSAJEROS DE LA PAZ.
El galardón (placa y rosario) fue recogido por don Tomás Figaredo en nombre de los hermanos FIGAREDO-MONTOTO y por don ANGEL GARCÍA, sacerdote, fundador de Mensajeros de la Paz.
¿Quedó claro? Repito: Quien concedió el Premio «ROSARIO DE HONOR» fue la parroquia de SAN JUAN DE DUZ; la entidad galardonada fue UNIÓN SOCIAL CATÓLICA DE COLUNGA; y quienes recogieron el galardón fueron los hermanos FIGAREDO MONTOTO y el PADRE ANGEL GARCÍA.
Un servidor, que intentó explicar esto en un discurso para mi muy emocionado, recibió muchas felicitaciones (perdón) y comentarios muy singulares. Una de las monjas de Valdediós, cuya Comunidad estuvo presente en el acto, es gustosa de la Física y ¡qué ejemplo de sencilla bondad supo transmitirme hablando de la teoría de la relatividad de Einstein y del Principio de Incertidumbre de Heisenberg!
Bueno, bueno… Pues en estas estábamos cuando un buen amigo de Lastres me apunta: «¡Oye, manín; si cocines como hables, endrás que damos una recetina sabrosa y barata pa estos dís de fiesta!».
Atendiendo tal sugerencia, hoy preparé esta trucha asalmonada («de pisci», por supuesto), bien alimentada con piensos compuestos y algún producto terpénico del tipo de la astaxantina para darle color rosado.
Era una pieza de, aproximadamente, 1.5 kg que, ya evisecerada y limpia, troceé adecuadamente y eliminé sus espinas. Salé esos trozos y, enharinados, los pasé por aceite bien caliente «vuelta y vuelta».
Dispuestos en una cazuela les agregué un pisto hecho con cebolla, ajo, un pimiento italiano (verde) y tres tomates. Un «bautizo», tipo «Asperges me, Dómine, et mundabor», con un poco de caldo de pescado y vino blanco y a hervir durante unos minutos.
Reposo, oferta en fuente de pez y adorno con espárragos de «per endi p´allá» y unas rodajitas de tomate.
¿Les digo que estaba riquísima?
Pues no, porque les engañaría ¡Extraordinaria! Eso es lo que estaba.