POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
(Artículo en Crónicas de un Pueblo). Este mes, en la columna “Desde el Mirador”, he publicado un artículo sobre el maestro Leopoldo de Hoyos González, que llegó a Montijo en mayo de 1935, procedente de Almendralejo, destinado a la graduada número 2, entonces Grupo Escolar 14 de abril. Luego, tras la guerra civil, nombrado colegio Virgen de Barbaño. Aún pervive en algunos de sus alumnos el testimonio que califican a su maestro de un buen hombre que enseñaba con vocación, dedicación, creatividad, paciencia y afecto a los alumnos.
Leopoldo de Hoyos González nació en 1881 en Pesaguero (Cantabria), situado al sureste de la Comarca de Liébana, de altas montañas y un gran valor paisajístico (Picos de Europa).
La orografía del terreno despertó en el joven Leopoldo pasión por el deporte del ciclismo, logrando ser campeón de un trofeo con motivo de las fiestas de Panes (Asturias). Leopoldo Hoyos, contrajo matrimonio, con Emiliana García, natural de Astorga (León), vecina de Pesaguero, también maestra. Ejercía el magisterio don Leopoldo en la escuela mixta de Avellanedo, localidad perteneciente al municipio de Pesaguero. El maestro lebaniego fue corresponsal de La Voz de Liébana que se editaba en Potes. Fue secretario accidental del Juzgado Municipal y Presidente de la Asociación de Maestros de Potes.
Posteriormente pasó por los colegios de Bienvenida, de nuevo a Pesaguero, Astillero (Bahía de Santander), Almendralejo y Montijo. En la capital de Tierra de Barros presidió el Consejo técnico, del Consejo Local de Exploradores, siendo Jefe de la Tropa de ellos. Haciendo numerosas excursiones con escolares, que también hizo en Montijo. Los Exploradores de España fue una asociación infantil y juvenil inspirada en los Boys Scouts de Robert Baden-Powell, cuyo objetivo era la educación física, moral, cívica y patriótica. El matrimonio Leopoldo y Emiliana, en la primavera de 1928, participaron en la Fiesta del Árbol de Almendralejo, con la asistencia de autoridades y mil trescientos escolares. Los niños leían poesías: “Celebremos esta fiesta/con toda solemnidad,/que es el árbol, para el hombre,/de mucha necesidad”.
De las actividades que protagonizó este maestro se hicieron eco los diarios Correo de la Mañana y Correo Extremeño. En este último, don Leopoldo escribía a finales de enero de 1929, un artículo que titulaba: “Sobre enseñanza de la sericicultura”. El maestro pedía se hiciesen plantaciones de morera sericícola, en su variedad Morus Alba. Cuando llegó a Montijo, el maestro lebaniego participó en la Fiesta del Árbol que por entonces se organizaba. Conoció a sus compañeros, seguidores de las técnicas de Freinet, que trajo a Montijo desde Las Hurdes, Maximino Cano Gascón. ¿Sería don Leopoldo el que pidió que se plantaran moreras en los territorios cercanos al Cuartel de la Guardia Civil, Grupo Escolar y viviendas de los maestros de Montijo? Don Leopoldo siguió ejerciendo el magisterio en el colegio Virgen de Barbaño, donde se jubiló. Falleció en Madrid en febrero de 1950.
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