POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
La villa de Candelario (Salamanca) atesora un patrimonio cultural único por su variedad en sus contrastes. Encontraréis una localidad declarada Conjunto Histórico Artístico en 1975. Sus calles estrechas y empedradas son recorridas por sus conocidas regaderas (canalillos de agua cristalina recogida de las nieves de su sierra) con curvas y recovecos que sorprenden al visitante que se adentra en ellas. Para acceder a las casas, junto a las regaderas, se muestran la batipuerta y el morón.
La villa surgió en el Barrio Somero, que levantaran pastores astures. Este barrio, hoy desaparecido, se encontraba a la derecha del inicio del camino de Navacarros y después se fue ampliando en torno a la Iglesia y a un lado de ella se situó la judería, lo que actualmente se conoce como Barrio de los perros. En la parte baja de la ladera se encontraban la Ermita del Santísimo Cristo del Refugio o el Humilladero. El resto del pueblo se fue construyendo mucho más tarde, desde la Corredera, y en especial a partir del siglo XVIII cuando se inició la expansión de la industria chacinera.