POR JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA (CANARIAS)
« Sin duda una carrera, la Carrera de las Empresas, que en los días de las Fiestas Fundacionales permite también un curioso y sugerente paseo por la historia de la ciudad»
l clásico y adecuado trazado de la Carrera de las Empresas, sobre dos barrios históricos de la ciudad, Arenales y Triana, donde en distintas épocas y circunstancias se concitó el progreso y la modernización de la capital grancanaria, Triana primer reducto del comercio y de la actividad portuaria de un lado, como de la actividad turística y de ocio de otro (muchos de los primeros hoteles, al igual que fondas y afamados bodegones, no olvidemos las comidas de la célebre pensión ‘La Marina’, en la calle Venegas número 6, y zona de ocio y tertulias, entre ellas las del Quiosco del parque de San Telmo o las de las plazoletas de Las Ranas y del Café Madrid, de eventos como las batallas de flores carnavaleras o los conciertos al aire libre), y Arenales como zona de las primeras grandes industrias, que levantaban sus chimeneas en el entorno de la plaza de La Feria, de la primera fábrica de luz eléctrica inaugurada en junio de 1899, de la primera central telefónica, y hasta de una plaza de toros cuando el recinto se rotulaba plaza del Ingeniero Juan de León y Castillo, puede ser ahora, en el marco de esta carrera, símbolo de todo ese afán de superación, progreso y engarce social que el mundo empresarial encarna como valor para Gran Canaria en particular, y Canarias en general, una posible ruta histórica y cultural que complementa el valor deportivo de la misma, pues en su trayecto sus participantes se encontrarán con nombres, monumentos y rincones urbanos muy significativos en el devenir de cinco siglos de historia de Las Palmas de Gran Canaria.
Y es también una circunstancia grata y elocuente, que podría mantenerse en el tiempo, que esta prueba deportiva, vivencia social y al tiempo paseo por la historia, se produzca en el marco de las Fiestas Fundacionales, al día siguiente mismo de cumplir la ciudad 545 años de vida.
Tras bordear toda esa parte de la ciudad ganada al océano, con el histórico proyecto Cidelmar de los años sesenta y setenta del siglo pasado, la carrera llega a uno de sus epicentros, la plaza de La Feria, trazada a finales del siglo XIX y que toma su nombre de las frecuentes ferias de ganado y diversos eventos festivos que allí se celebraron, como los grandes festejos que se dieron en ella cuando se inauguró el alumbrado eléctrico de la ciudad en 1899, tras la puesta en servicio de la fábrica de electricidad que se construyó junto a esta plaza, que en aquellos día se denominaba oficialmente «del Ingeniero León y Castillo».
La plaza se somete en 1909 a una importantes obras de remodelación. En 1969 se ubica el nuevo monumento a Benito Pérez Galdós, encargado al escultor aragonés Pablo Serrano, para sustituir la deteriorada escultura de Victorio Macho, durante décadas expuesta al salitre y al mar en el antiguo Muelle de Las Palmas, y que se inauguró el 4 de enero de 1970, con motivo del 50 aniversario del fallecimiento de Benito Pérez Galdós. Junto a ella dos grandes e históricos edificios, el del Mando Naval de Canarias, inaugurado en 1918, levantado con proyecto del arquitecto Laureano Arroyo y Velasco, y el de la Delegación del Gobierno, que data de los años cuarenta del siglo XX, obra del arquitecto Eduardo Laforet Altolaguirre.
La carrera sube por la calle Bravo Murillo, el ministro de la Ley de Puertos Francos que tanto progreso ofreció a las islas a partir de octubre de 1852. Una amplia avenida, previamente rotulada como «Paseo de los Castillos» pues discurría entre el Castillo de Mata y el desaparecido de Santa Ana, sobre el trazado de la antigua gran muralla norte de la ciudad. Luego por Viera y Clavijo, que recuerda al célebre ilustrado e historiador de Canarias, se pasa junto a la antigua plaza de San Bernardo, que toma su nombre del convento que allí se ubicó entre los siglos XVII y XIX, y que dio paso a otras entidades como el Círculo Mercantil o los hoteles ‘Continental’ y ‘Quiney’, adentrándose ahora por la antigua calle Cano, cuyo nombre se ha atribuido tanto a una oficina de recaudación de un «canon», como al corregidor Vicente Cano, una vía en la que se encuentra la casa natal, hoy museo, del escritor Benito Pérez Galdós, a la que muchos corredores dirigen sus miradas y algunos comentarios. Luego, subida por ‘Los Malteses’, calle donde a partir de siglo XVIII se asentaron numerosas familias de comerciantes, como los Inglott o los Azopardo, procedentes de aquella isla mediterránea, para llegar a la Alameda de Colón, símbolo de las transformaciones urbanas de la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX, junto con el edificio del que fuera primer teatro de la Ciudad, el ‘Teatro Cairasco’, hoy sede del Gabinete Literario. Se sigue por la calle Remedios, que recuerda al antiguo convento de ese nombre, también dado a las primitivas gradas del Guiniguada, por las que se accedía a Vegueta, y que acogió grandes comercios como ‘La Florida’ o ‘Los Peñate’.
Tras bordear el Teatro Pérez Galdós, inaugurado, sin estar concluido, en 1888, con un concierto del afamado tenor italiano Roberto Stagno, que luego dio nombre a la plaza trasera, y que, a finales del siglo XIX acogía unos amplios tinglados para almacenamiento de mercancías, se llega a la Calle Mayor de Triana, vía comercial por excelencia a través de los siglos, donde se conservan ejemplos de edificios del siglo XVI y magníficos exponentes de la arquitectura modernista, de cuya visión disfrutan los corredores a su paso por allí, antes de llegar al parque de San Telmo y encontrarse con la antigua ermita levantada, y reconstruida en el siglo XVII, por la antigua ‘Cofradía de Mareantes’, justo frente al célebre Palacio Militar, allí enclavado desde 1893, o disfrutar del llamativo quiosco norte, recubierto por la clásica cerámica trianera hispalense de comienzos del siglo XX.
Bajar por la calle ‘Muelle de Las Palmas’, delante del tradicional Hotel Parque, donde se construyó el primero de la isla a partir de 1811, apoyado en el antiguo ‘Castillo de Santa Ana’ y sobre el que se situó en 1930 el primer gran monumento a Galdós, obra del célebre escultor Victorio Macho, es casi la antesala de la llegada a meta a través de la calle Venegas, vía dedicada a Alonso de Venegas, uno de los históricos defensores de la ciudad cuando el terrible ataque del holandés Van der Does en 1599, y en la que hubo exquisitas heladerías que aún recuerdan muchas personas. Una meta ubicada entre el edificio del Mando Naval de Canarias y la popularmente conocida como ‘Plaza de la Fuente Luminosa’, aunque oficialmente se denomine ‘Plaza del Fuero Real de Gran Canaria’, aquel privilegio real, dado a esta isla el 20 de diciembre de 1494, que tanto supuso para encaminar su progreso y su futuro. Sin duda una carrera, la Carrera de las Empresas, que, en los días de las Fiestas Fundacionales, permite también un curioso y sugerente paseo por la historia de la ciudad.
FUENTE: https://www.canarias7.es/opinion/firmas/juan-jose-laforet-paseo-historia-20230617083529-nt.html