POR RAFAEL ÁLVAREZ RODRIGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLACASTÍN (SEGOVIA)
De un Cronista pueden esperarse que estudie, investigue y recupere la imprescindible historia local, que permita conocer el rico y desconocido pasado a la gran mayoría y con ello comprender de dónde venimos, entender el presente y mirar al futuro. Y además debe apoyar la cultura, propiciarla, asesorar, orientar…etc., y todo ello se va lentamente cumpliendo con buena voluntad, esfuerzo y trabajo continuado, pero por supuesto, poniendo el alma y el corazón en ésta esperanzadora empresa.
De entre las definiciones de “Historia” destaco la de quien piensa que es el conocimiento de lo sucedido en el pasado y que el historiador como sujeto que la estudia e investiga tiene entre sus propósitos, buscar en el pasado respuestas a inquietudes presentes. Yo opino que en el entorno local, la historia es el conjunto de acontecimientos y hechos vividos por miembros de la sociedad, pongamos la de Villacastín, cuyo objetivo fundamental de conocerla proporcionará un conocimiento racional y crítico del pasado con la finalidad de que, ésta disciplina permita comprender la realidad actual, entender la sociedad, sus cambios y progresos, o conocer los avances y retrocesos políticos, tecnológicos o culturales.
En los padrones de pecheros de Villa Castín del siglo XVI relacionaba a los titulares de cada casa y tasaban sus bienes, concretamente en el padrón de 1545 relacionaron a 1000 pecheros (que pechaban o pagaban) sólo excluían al clero (que pagaba otro impuesto) pero no a los nobles y al referirse a la totalidad del vecindario del lugar escribieron “hay 6000 almas de confesión”. Y es que era tal la espiritualidad de la que estaba imbuida la población, que las referencias al alma eran frecuentes, formaban parte del lenguaje popular y cotidiano y entendiendo por alma: la esencia de las personas, aquello que forma una identidad, el principio vital de todo ser viviente, era concebida como el regalo de Dios que hacía única a cada persona.
De entre las acepciones de alma del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua cito: “Aquello que da espíritu, aliento y fuerza… o también: viveza, espíritu, energía…” Hasta el punto de que ciertos objetos materiales adoptaron su nombre para definir sus elementos y así, nada menos que al hueco o parte vana de una pieza de artillería recibió el nombre de “ánima del cañón” y al madero asentado y fijo verticalmente que servía para sostener a otros maderos, lo denominaron “alma”… La sociedad utilizaba un buen número de expresiones con la palabra “alma” por ejemplo, cuando una persona inspiraba o impulsa algo se le decía: fue el alma del grupo y en la universidad la denominaban “Alma Mater”, cuando las calles estaban vacías se decía “no hay un alma en la calle”, si alguien estaba muy triste decían “es un alma en pena, si alguien cometía acciones crueles le llamaban “desalmado”, cuando alguien se movía con prisa decían “va con alma que lleva el diablo”, cuando alguien moría decían “ha exhalado el alma”… etc… En definitiva la importancia del alma para los creyentes católicos se trasladaba al lenguaje popular en multitud de expresiones que todos entendían muy bien.
En el lugar de Villa Castin personas dotadas de un alma generosa propiciaron la gran iglesia que acogería a tan numerosas almas, a pesar de que exhalarían sus almas sin ver finalizada la obra y los miembros del concejo elegían llegado el momento a los de mayor viveza, energía y espíritu y fuerza es decir a individuos que no tuvieran el alma parada, tras comprobar que no tenían impedimento alguno para desempeñar los cargos de Alcalde del estado noble y del estado llano y gestionaron bien los años de abundancia y los años de bancarrota. Nunca faltó quienes quisieran ocupar los referidos cargos, pero a veces alguno lo quiso hacer con fines particulares y en Villacastín litigaron para evitarlo. Me viene a la memoria la extraordinaria organización de los rebaños de “la cabaña” de la Mesta, en que para el puesto de Mayoral los pastores elegían al mejor, no al primo o el hermano o el amigo ¡al mejor! y por ello los rebaños prosperaron y de tal manera que durante muchos años proporcionaron riqueza y bienestar al lugar.
Ésta sociedad de numerosas almas con gran potencial y de grandes cualidades, con territorio y bienes comunes, necesitará de personas bien preparadas para afrontar las dificultades del mundo actual complejo y cambiante, que administren, protejan, proporcionen viveza y energía a la Villa y que vitalicen el alma colectiva, que atiendan las necesidades básicas de los vecinos más necesitados, como siempre hicieron en el pasado y en estos meses previos a las elecciones municipales, mi deseo personal es que concurran las mujeres y hombres bien preparados, sabiendo que tendrán desvelos, problemas, dificultades pero que estarán al servicio del vecindario cuidando las celebraciones tradicionales con medida y favorezcan otras opciones culturales: banda de música, coro, exposiciones de pintura, concursos de pintura rápida, conferencias, conciertos de órgano, teatro, favorezcan publicaciones,.. etc., todo lo cual enriquecerá sin duda alguna el alma colectiva, que favorecerá que puedan decir… ES UN PUEBLO CON ALMA…
FUENTE: https://www.eladelantado.com/opinion/tribuna/un-pueblo-con-alma/?fbclid=IwAR0NEp6Ip080FZ-k43Gl7qRv6QnxKYXP-21mVuxJdeL1P-7CgHFOo9MUlm4
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