POR JUAN FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS E HINOJAL (CÁCERES).
Como dije en mi último artículo (no me gusta decirle “post”, ¡vaya “palabro”!) viví unos doce años en la preciosa isla de Mallorca, cuando estuve como periodista en el Diario “Baleares” y uno de mis cometidos profesionales fue informar de las actividades de la Familia Real.
Esta tarde de domingo he hablado con un amigo y compañero mallorquín, del fotógrafo y empresario Sergio Rodrigo de la Mata, con el que compartí quehaceres profesionales junto a Pedro Prieto, fundando la agencia de prensa Mallorca Press que difundió numerosos reportajes de la isla en la prensa española, así como de los famosos de toda condición que pasaron por la isla.
Hacia muchísimos años que no hablábamos y nos hemos reencontrado. Me ha enviado una foto que yo tengo perdida entre mi numerosa documentación mallorquina en mi casa de Madrid o en la de mi pueblo de la villa cacereña de Las Brozas. Se trata de una foto con un jovencísimo Felipe de Borbón y Grecia, en la que aparecemos dos periodistas y varios fotógrafos de la prensa mallorquina, todos ellos amigos y ya retirados. En la foto se hizo en el Club de Mar, centro al que acudía el joven príncipe a sus clases de vela en Óptimist. Fueron muchas las anécdotas personales que viví con esta real familia.
En este caso concreto nos encontramos un día con el Príncipe y le pedimos que posara con los que cubríamos la información. De izquierda a derecha éramos: Juanet (Fotógrafo del diario Baleares); un servidor, Sergio Rodrigo, cofundador conmigo de la agencia Mallorca Press; el Príncipe, Willy, de Diario de Mallorca; Tomás Monserrat, fotógrafo de Última Hora; Lorenzo Frau, fotógrafo de Diario de Mallorca y Juan Torres.
Y esta histórica fotografía para mí tiene otro recuerdo más: Se trata de que una tarde tenía una doble audiencia con el Príncipe en el Palacio de la Zarzuela: Una con la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales (RAECO) y otra con la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET), por formar parte de sus juntas directivas nacionales. Pero en la noche del 5 de noviembre de 1997 el río Rivillas de la ciudad de Badajoz se desbordo y causó 25 muertes en Extremadura. Se pospuso una audiencia, la de los periodistas, porque el Príncipe tenía que ir a la mañana siguiente a la capital pacense. Regresó a Madrid en helicóptero por la tarde y nos recibió a los cronistas. En la audiencia me habló de la tragedia a pregunta mía y me dijo si tenía algún familiar entre los muertos y desaparecidos; le dije que no, pero que como extremeño tenía un tan dolor y sufrimiento.
La anécdota era que le había preparado una fotografía en la que se le veía de niño. Me dijo “Haz el favor de dármela, que no la tengo”, Le respondí que esa foto no se la daba porque era una fotocopia en color y estaba doblada en cuatro partes por haberla guardado en el bolsillo de la chaqueta, ya que la foto original era grande y, por protocolo, no podía traerla. Le comenté que tendría en breve otra audiencia, que esa tarde estaba anulada y le prometí que se la traería. Pasaron unas semanas – no me acuerdo cuantas y regresé a La Zarzuela con los periodistas de turismo. Tras el acto oficial, hubo un rato distendido de charla y le saco la fotografía, pequeña, ya para que me cupiera en el bolsillo. No tardo en pedírmela, observarla con detenimiento y comentarla. Le pidió a un ayudante que la cogiera y así guardarla en su colección privada de fotos de la infancia.
¡Cuánto le agradezco a Sergio que en la tarde del domingo me la haya hecho llegar por Whattsapp! ¡Qué inventos!