UN SAREGANO MUERTO EN ANNUAL Y UN MITIN EN 1936
Jul 27 2021

POR FLORENCIO FRIERA SUÁREZ, CRONISTA OFICIAL DE SARIEGO (ASTURIAS).

Coincide este julio de 2021 con el centenario del llamado “Desastre de Annual”.  Recordemos someramente los trágicos sucesos de la guerra en Marruecos con la derrota del ejército español, dirigido por el general Silvestre, en la caótica retirada desde Annual a Melilla entre el 22 de julio y el 3 de agosto. Las tropas del lider anticolonialista rifeño Ab el-Krim mataron a más de 10.000 soldados, cifra que no ha podido establecerse con exactitud. “España había experimentado mayor número de bajas que en cualquier confrontación bélica de su larga historia militar” (Carlos Seco, Historia de España t. XXXVIII*, Madrid, Espasa-Calpe, 1995, p. 601)

Al menos uno de esos soldados muertos en Annual era un paisano nuestro: Graciano Arboleya Merediz, nacido en Llamasanti, hijo de Francisco Arboleya Sanjosé (Pedrosa1871-Lamasanti1916) y de Pilar Merediz Fernández (Lamasanti1873-1950). La presencia del apellido Merediz en Sariego se debe al abuelo del soldado saregano muerto en Annual cuyo recuerdo evocamos. Graciano era  nieto por vía materna de Rodrigo Merediz, que había nacido en el lugar de Pando (parroquia de Collao, Siero) en 1837 y falleció en Lamasanti, 1896. Rodrigo se casó con una saregana, Florentina Fernández-Riba (Santianes, 1844-Lamasanti, 1899). Graciano era nieto por vía paterna de Felipe Arboleya (Rebollar, 1835-1879) y de Josefa Sanjosé Palacio (1827-1896). En cumplimiento del servicio militar obligatorio Graciano A.M. fue destinado al ejército español en Marruecos en el que se integró como soldado de segunda de las fuerzas regulares indígenas. Debo decir que, gracias a la donación que su hermana Celsa A.M. me hizo de las escrituras y papeles de su familia, me enteré de la muerte en el Desaste de Annual de nuestro lejano pariente. Uno de esos papeles dice que la citada Pilar Merediz Fernández reclama la pensión a la que tenía derecho por la muerte de su hijo Graciano:

El 10 de mayo de 1923 Pilar solicita al presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina, percibir la pensión, según O.M. del 21 de mayo de 1922, a partir de agosto de 1922, como “madre del soldado de 2ª de las fuerzas regulares indígenas de Melilla, Graciano Merediz Fernández, desaparecido cuando los sucesos de julio y agosto de 1921 en el territorio de Melilla”. Alega que en la Delegación de Hacienda de Oviedo solo lo hicieron entrega de 241 pts., cuando según dicha O.M. tiene derecho a percibir 1.080 pts.

Desconozco cuándo y cómo aquella vecina de Llamasanti (en el lugar de Berracabra) supo la noticia de la muerte de su hijo Graciano. Tampoco sabemos cómo celebró la parroquia de Santiago de Sariego la festividad de su patrono aquel año de 1921: no faltaría la misa con procesión, gaita y tambor, ni la fiesta de prau. Pero es fácil imaginar que aquellos días de finales de julio y principios de agosto fueron muy tristes en toda España, especialmene en las numerosas parroquias que llevaban la advocación del apóstol Santiago el Mayor, patrono de nuestro país. 

Todavía quedan vecinos de Sariego que recuerdan a Pilar M.F. y a alguno de los siete hijos que tuvo con Francisco Arboleya: Graciano, Samuel, José (casado en las segundas nupcias de mi tía Martina Suárez Fernández), Rufina, Celsa, Florentina (casada con José Ramos padres de José y Francisco Ramos Merediz), y Cristina (casada con Alfredo Pérez padres de Alfredo Pérez Merediz). Ya no hay vecinos de Sariego descendientes directos de esta familia. Pero quizá no esté de más recordar que su situación económica era precaria: su marido Francisco Arboleya Sanjosé debió acudir al endeudamiento; en 1901 recibió un préstamo de 1.000 pts. entregadas por Plácido Fernández, vecino de San Pedro de Ambás al 6% de interés. Según me contó Celsa, sus hermanos Graciano y Samuel iban caminando desde Berracabra a la mina de Mosquitera en Carbayín; su otro hermano José, mi tío político, fue minero de la empresa Solvay en Lieres (Siero). 

Se producirá otra circunstancia trágica en la vida de Pilar: como he contado en mi libro La guerra civil en Sariego (Oviedo, 2011, pp. 121-124), el citado Samuel A.M. fue asesinado junto al cura de Carbayín el 23 de agosto de 1936 en Naves (Llanes). Quiero recordar que una de las sorpresas que me deparó la publicación de dicho libro fue el interés de un vecino de Posada de Llanes, Luis Lobo, que ha fallecido hace un par de meses a los 91 años de edad, por llevarme al lugar donde habían sido asesinados frente a la playa de San Antolín de Bedón. Cuando publiqué dicho libro no conocía un texto que valdrá la pena reproducir ahora, acogiéndome a la benevolencia de quienes consiguen que en estas fiestas no falte el portfolio de 2021, al igual que el año pasado en este complicado tiempo del covid-19. Se trata del fragmento de un discurso que Samuel Arboleya Merediz redactó para intervenir en un mitin previo a las elecciones de febrero de 1936:

Señoras y señores: Al darme de alta como afiliado en Acción Popular, he sido invitado por el comité de la juventud gijonesa para hablar en el primer acto de propaganda política que diéramos en este concejo, y lo voy hacer muy brevemente, por que comprendo que habiendo de seguirme en el uso de la palabra oradores tan cultos y elocuentes, como lo son los señores Lorenzo Somonte, de Martino Meré y el ilustre ex diputado don Romualdo Alvargonzález, no os habrá de interesar lo que pueda decir con torpe lenguaje este humilde obrero de la mina.

Pero aunque soy un obrero de escasísima cultura me doy cuenta de la gravedad que envuelven los momentos actuales y de la enorme transcendencia que para el futuro de España tiene la contienda electoral que se avecina. En esta interesantísima contienda Acción Popular y los demás partidos de orden que forman el frente antirrevolucionario van a luchar contra ese conglomerado de izquierdas en el que predominan los elementos socialistas, comunistas y anarquistas; todos ellos enemigos encondados de[l] sistema político y social presente y partidarios fanáticos de esa forma despótica de gobierno que llaman dictadura del proletariado, la cual no puede ser beneficiosa nada más que para los mismos tiranos que la ejerzan pues de llegar a implantarse, el pueblo español quedará sometido a la más indigna y afren[tosa] esclavitud después de presenciar horribles y sangrientas escenas como ocurrió en la desdichada Rusia de los soviets y como hubiera ocurrido en España de haber triunfado la bárbara intentona de octubre.

Si queremos impedir que se produzca una nueva salvajada revolucionaria que hunda a nuestro país en un fangal de sangre, de lágrimas y de miseria, todos los que no hayamos perdido el sentido común y el instinto de conservación tenemos que unirnos en un ideal común de patriotismo para vencer en las urnas a ese bloque subversivo que quiere destrozar la pa[tria]. [Yo] confío en que Sariego de [nuevo sea] un ejemplo de elevado patriotismo y de clara comprensión y de sana ciudadanía sabrá cumplir con su deber el día diez y seis votando íntegra y unánimemente la candidatura que Acción Popular y sus aliados los Liberales renuentes(?) a poner a los que en octubre del treinta y cuatro sembraron de cadáveres nuestra hermosa región y se dedicaron al saqueo y a la destrucción de cuanto representa arte y cultura.

No hay que engañarse, si deseamos que España se salve de una ruina espantosa es indispensable que con nuestros votos ayudemos a que suban al poder los hombres que quieren restablecer el principio [falta la continuidad del texto. Debo a María Elena Canal Pérez que haya conservado el original, en una cuartilla doblada de cuatro páginas escritas por las dos caras, cuyo deficiente estado no impide la transcripción aquí presentada]

Publicado en Fiestas de Santiago de Sariego, 2021, pp. 75-77.

FUENTE: CRONISTA

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