POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
La fiesta de celebración de los cien años de presencia viva y activa en nuestra provincia de Cruz Roja constituyó una lección práctica de organización. Con la sencillez de lo festivo y lo bien hecho, quedó entre líneas el mensaje constante que la organización lleva siempre y deja allí donde va o es necesaria su presencia. Respondiendo a ese espíritu y a esa disponibilidad transcurrió el simpático acto que, una vez más, nos dejó muy claro cómo es y actúa Cruz Roja.
Autoridades, voluntarios, simpatizantes y público llenaron a rebosar el teatro, con un dato destacado: la presencia junto a la presidenta provincial, Clara Aladrén, del presidente nacional, Javier Senent, cuya intervención cumplió sobradamente con las normas del protocolo. Nuestra presidenta dejó muy claro el desarrollo y actividades de la Cruz Roja en estas tierras, dando muestras de esa entrega generosa y de esos grupos de voluntarios que aumentan sin cesar, al igual que lo hace los socios, debido a la admiración y enorme respeto que inspira.
La parte más emotiva, sin duda, fue la entrega de premios y el reconocimiento a quienes han dado muestra de su entrega y generosidad hacia la Cruz Roja, enlazando, a la vez, con todas las experiencias y ejemplos que a nivel mundial deja cada día la institución por los caminos y tierras más abandonados y olvidados del planeta. Eso deja muy claro que ese símbolo universal constituye un valor humanitario de categoría. Las lágrimas de una colaboradora, junto al cariño dedicado a la ambulancia más antigua de España, unido al reconocimiento al presidente de Asprosub, Patricio Santana, colmaron una jornada de emoción, afectos y simpatías. Algo que siempre ocurre cuando Cruz Roja está presente.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/