POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
La señora Esperanza termina de cumplir sus cien años. En sus raíces se aglomeran con fuerzas y genio un inmenso potencial de valores que encontramos en ese depósito sagrado de la tierra de Santa Eulalia de Tábara donde a lo largo de siglos se asentaron las Moreirolas de Yuso y de Suso, de donde salieron aquellas almas grandes de Florián y Atilano, tierras templarias en las que basta llegar y mirarlas para darse cuenta de que allí hay un inmenso caudal de fortaleza, en todos los órdenes y aspectos que marcan y definen con enorme precisión a quienes han tenido la gran suerte de llegar a la vida en esa geografía tan rica y definida.
La vida es una constante de páginas y muchas veces de saltos y equilibrios casi mágicos que nos llevan y nos trasladan casi sin darnos cuenta al lugar de nuestro destino. Y así Esperanza y Lorenzo llegaron a tierras sayaguesas, más concretamente a las Llamas de Cabañas de Sayago, esa dehesa en la que hasta su topónimo nos invita a presagiar llamaradas de afectos, de nobles sentimientos, de esas relaciones humanas que cuando, como en este caso concreto se asientan sobre unos cimientos tan sólidos y nobles, esas relaciones nos enriquecen a la vez que van llenando casi sin darnos cuenta los caudales de nuestros recuerdos.
Señora Esperanza, en esos cien años han quedado escritos con letras de oro, como se escriben los recuerdos de la amistad que no se pueden olvidar nunca aquellos años de la década del cincuenta del pasado siglo, que ahora vemos tan lejanos y medio borrosos, pero cargados con esos sentimientos que reviven ante una sensación, por ligera que parezca, nada digamos cuando como en este caso las limitaciones y las circunstancias no nos han permitido estar allí donde deseábamos con toda la fuerza que va quedando en nuestro calendario que avanza y corre sin parar.
La última referencia cargada de recuerdos y afectos fue el libro de Chon, que cuando las circunstancias nos llevan y nos atan a un terreno o un campo determinado, todo lo que a él afecta o se refiere, te llega con más fuerza y eso pasó cuando repasando con cuidado sus páginas nos arrastró en el tiempo hacia aquella década y aunque parezca una tontería para el calendario durante muchas semanas. Y hoy cuando estamos sintiendo nuestra propia ausencia, estamos ahí clavados junto a una Esperanza centenaria que constituye para nosotros una referencia de primerísima categoría. Feliz cumpleaños con el más fuerte de los abrazos y el más cariñoso de los recuerdos.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/