POR JOAQUÍN MUÑOZ CORONEL, CRONISTA OFICIAL DE CORRAL DE CALATRAVA Y POZUELO DE CALATRAVA (CIUDAD REAL)
La frescura del Ballet Nacional Ruso y la música de Chaikovski volvieron a emocionar
Es habitual que en el entorno de la Navidad, llegue a nuestros escenarios anualmente El Cascanueces… Precisamente un Cuento de Navidad que este año se ha retrasado sensiblemente avanzando una hoja de calendario (mes y año), aunque estaría dentro del margen que concede el popular refrán de “Hasta San Antón…”. Claro está que se ha cumplido el aforismo, y si en otras ocasiones ha servido El Cascanueces para abrir la Navidad, en esta ocasión ha marcado el final del periodo religioso-vacacional. En cualquier caso, la misma impaciencia despertada en los espectadores… y el mismo grado de satisfacción por el ‘premio recibido’ con su contemplación.
Porque es evidente que no por sobradamente conocido este segundo ballet de Chaikovski es menos esperado… Ni tampoco desilusiona el hecho de saber cuál será el siguiente paso en el escenario. Antes al contrario, casi siempre supone una satisfacción añadida en el espectador, saber cuáles van siendo los sucesivos acontecimientos, y también cuál será el desenlace final. Por tanto, el factor sorpresa queda aquí descartado por completo, pero el hecho no hace sino valorar más aún una obra que acaba de cumplir los 127 años desde su estreno, y que se conserva fresca y actual un año tras otro.
Y puestos a comparar, la repetición en la admiración y el goce por las grandes obras plástico-musicales como el ballet, no difieren gran cosa de la irresistible admiración que nos produce la admiración de un hermoso paisaje, la degustación de un excelente plato, o la cata de un sugerente vino… La sorpresa es una cosa, y el disfrute de lo ya conocido pero excelente, son otra muy distinta. Sin embargo, ambos conceptos producen el mismo efecto en nuestros sentidos… Sin contar con que la experiencia y la repetición, nos hacen apreciar seguramente un nuevo aspecto o matiz impensado en el disfrute de lo material…
Pues bien, otra vez lo decimos -y otra vez nos encanta decirlo- este Cuento de Navidad de Chaikovski vino a llenar nuevamente el Teatro Quijano. Y otra vez, además del lleno, nos llenó de satisfacción el éxito desbordante. Entusiasmo en el numeroso público, y emoción en los corazones de los espectadores que, por poco más de hora y media se trasladaron a otro lugar, a otras circunstancias, a un mundo mucho más amable y hermoso que el que a veces nos toca vivir. Y todo, gracias a Goldberg Producciones y Management, ya bien conocidos en nuestra tierra, que trajo a El Cascanueces de la mano del Russian National Ballet.
BALLET NACIONAL RUSO
Fundado en 1989, por el legendario solista del Teatro Bolshoi de Moscú Sergei Radchenko. Que intenta realizar una compañía con los elementos más clásicos de las grandes (Ballet Kirov y Ballet Bolshoi), en una nueva compañía de ballet independiente, pero dentro del marco del ballet clásico ruso. Los principales bailarines de toda Rusia forjan bajo la dirección de Radchenko una emocionante compañía, poniendo en escena nuevas producciones de clásicos atemporales como Romero y Julieta, El lago de los cisnes, La bella durmiente, El Cascanueces, o Carmen Suite…
Como fundador del Ballet Nacional Ruso, Radchenko realiza una encomiable labor a los largo de más de veinte años, mostrando por todo el mundo la grandeza y maestría de la danza clásica rusa.
Además, Radchenko es habitualmente invitado por los estamentos más importantes a nivel mundial para impartir master classes, haciendo patente el liderazgo de la escuela del Teatro Bolshoi de Moscú. Radchenko es desde 1976, Artista Honorario del Pueblo de la URSS.
Desde sus inicios, el Russian National Ballet ha completado numerosas giras por Europa, con extraordinarias recepciones en Italia, Francia, España, Alemania y los Países Bajos, además del Reino Unido, incluyendo numerosas representaciones en el famoso Coliseo de Londres. La compañía realiza, además, giras por todo el mundo, destacando las realizadas con gran éxito por Turquía (Festival de Estambul), Grecia (Festival de Atenas), Japón, Corea, Singapur y Hong Kong. Y bajo la dirección de Sergei Radchenko, el Russian National Ballet continúa ampliando su repertorio, como con Giselle o Don Quijote. El Russian National Ballet recorre de costa a costa los EEUU todas las temporadas, en una larga gira mostrando su amplio de repertorio en las más importantes salas y teatros del país norteamericano.
Nacido en 1944, Serguei Radchenko se gradúa en la Escuela de Danza de Moscú, para formar parte como Gran Solista de la Compañía del Teatro Bolshoi durante 25 años. Ha bailado todo el repertorio del Bolshoi, teniendo una especial reputación en las Danzas Españolas, particularmente en el papel del Torero en la obra de Bizet-Schedrin Carmen Suite, siendo la pareja de baile de la incomparable Maya Plesietskaya. Por cierto, de ella ha llegado a decir Radchenko: “Fue el rayo de luz en el que tuve la suerte de sumergirme”.
EL CASCANUECES
Como hemos dicho, El Cascanueces es un cuento de hadas-ballet en dos actos y tres escenas con música de Piotr Ilich Tchaikovski, compuesto entre 1891 y 1892, y coreografía de Marius Petipa, encargada por el director de los Teatros Imperiales, Iván Vsevólozhski, en 1891. Se trata de una adaptación realizada por Alejandro Dumas (padre) del cuento El cascanueces y el rey de los ratones, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. En los países occidentales, El Cascanueces se ha convertido en uno de los ballets más populares, representado principalmente en Navidad, desde su estreno el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo, en sesión doble con la ópera de Tchaikovsky, Iolanta. La Escenografía de este Cascanueces es del Russian National Ballet
Acto Primero
En una antigua ciudad alemana, a principios del XIX en la Nochebuena la gente se prepara para la Fiesta. Entre los invitados a casa de los Stalbaum está un viejo chiflado, inventor de juguetes y amigo de los niños, Drosselmeyer. El salón de la casa está decorado para el evento, llegan los invitados, y Drosselmeyer con los regalos. Entran corriendo los niños y comienzan a jugar a la gallina ciega. En el juego participa Drosselmeyer y le vendan los ojos. Después del juego empiezan las danzas. Drosselmeyer, disfrazado de mago hace un pequeño espectáculo teatral en el que el Rey de los Ratones quiere secuestrar a la Princesa, pero el valiente Cascanueces le derrota y la salva. Drosselmeyer tiene preparadas muchas sorpresas para los niños, les enseña un payaso con motor de cuerda, una muñeca… Pero a Masha lo que más le ha gustado es el Cascanueces. Franz intenta quitárselo y sin querer lo rompe. Drosselmeyer lo arregla, y Masha acaricia su juguete favorito. El reloj marca las 10, el baile termina y se apagan las luces…
Es de noche. La habitación del árbol de Navidad está iluminada con la luz de la luna, parece misteriosa, llena de secretos mágicos. Superando el miedo, Masha ha venido a ver al “enfermo” Cascanueces, le abraza y se duerme. Masha ve en su sueño cómo los ratones llenan la habitación, guiados por su Rey. El valiente Cascanueces llama a los soldaditos de plomo a la guerra con los ratones. Pero las fuerzas de los ratones son superiores y al final el Cascanueces tiene que enfrentarse sólo contra el Rey de los ratones y su ejército. Cuando todo parece perdido, Masha, superando el miedo, golpea con su zapato al Rey y así salva al Cascanueces, quien termina derrotando al Rey de los Ratones. Éstos huyen, y Drosselmeyer convierte al Cascanueces en un bello príncipe. Desaparecen las paredes de la casa y nos encontramos en el extenso territorio de la nieve, en el mágico corro se mueven los ligeros copos de nieve. El Cascanueces-Príncipe invita a Masha al mágico palacio de sus sueños.
Acto Segundo
Masha y el Príncipe navegan por el Reino mágico. Se encuentran con angelitos y muñecos, mientras la orquesta de los bondadosos enanitos toca unas bonitas melodías. Masha y el Príncipe son felices: han llegado al Reino de sus sueños. Aparece Drosselmeyer, en sus manos está el Cascanueces. ¡No puede ser que todo fuera solamente un sueño!… Con su varita mágica, Drosselmeyer convierte el sueño en realidad. ¡Nada más hermoso, si pudiera hacerse realidad en nuestra vida cotidiana!
LA FUNCIÓN DEL QUIJANO
Con casi medio centenar de bailarines en escena, la primera bailarina es Aleksandra Krukova, mientras que Vladimir Tapkharov fue el primer bailarín. Tras la actuación, tuvimos la oportunidad de charlar con ellos en el escenario, y nos quedamos maravillados de la extraordinaria disciplina que reina entre todos ellos, y el respeto que se profesa a los primeros bailarines. En nuestras fotos, nos resultó difícil que posaran juntas las primeras figuras… la humildad de los segundos bailarines les quería apartar del protagonismo… Y el autobús les esperaba para continuar recorriendo escenarios. Pero ahí han quedado reflejados unos y otros, junto con nuestra felicitación y agradecimiento.
Los espectáculos que el Ballet Nacional Ruso lleva en gira son El lago de los cisnes, La bella durmiente, El Cascanueces, Romeo y Julieta, Carmen Suite y una Gala. Gala que incluye el Allegro de la “Patética” de Chaikovski, con coreografía de Vitaly Zabelin; Adagio de la Bella Durmiente (Chaikovski y Petipa); El Quatre (Tchakovski y Elena Radchenko); La muerte del cisne (Camille Saint-Säens y Michel Fokine), y Selecciones de Paquita (Leon Minkus y Joseph Mazilier/Marius Petipa).
Y aquí se nos ocurre añadir que (aunque las más conocidas arrasen) estaría bien de vez en cuando, traer a Ciudad Real algunas de las obras que nunca se han representado en el Teatro Quijano…. El coliseo que próximamente acometerá una nueva obra de acondicionamiento y mejora, y a cuyos 45 años de historia pasamos revista en estos días, tanto en las páginas de papel de LANZA semanal, como en las diarias de lanzadigital.com.
Volviendo al Ballet Nacional Ruso, nos llama la atención la extraordinaria calidad, frescura y juventud del cuerpo de baile, frente a otros espectáculos en los que sobresalen tan sólo dos o tres veteranas figuras de la danza. En esta ocasión, sin que podamos dejar de valorar la extraordinaria actuación de los dos primeros bailarines, especialmente en el grand pas o el paso a dos del segundo acto, se lleva cabo una espléndida labor de conjunto sin intentar grandes protagonismos.
SUS VISTOSAS DANZAS
No menos extraordinario nos pareció el bien logrado decorado, con unas transparencias efectistas y originales. Y resaltamos muy especialmente del Cascanueces, aparte del pasaje ya mencionado, la española, la danza árabe (espectacular y virtuosista), la danza china, el pas de troix, el vals de las flores, y los solos de los primeros bailarines. Ya hemos comentado que el segundo acto es infinitamente mejor que el primero (con mayor protagonismo del baile cortesano sobre el del tutú), aunque de menor duración.
Contiene un desarrollo mucho más tematizado de su trama, una mejor selección de músicas con claras raíces de los países que representan, y una verdadera exhibición de vestuario y forma física de los artistas. Resulta que a principios del siglo pasado era muy celebrado el exotismo de otras danzas extranjeras con características y singularidades propias. He ahí la danza española, la china y la rusa… No sólo la sociedad veía con agrado la ‘importación’ de rasgos indiscutibles de otras danzas… También la interpretación de estas danzas era la coartada perfecta para el lucimiento completo de los bailarines.
Así pues, el segundo acto mejoró notablemente las expectativas del primero, elevando mucho el nivel, y tras una hora y cincuenta minutos –descanso incluido- la explosión del público se hizo bien sonora y justa. No valía menos el esfuerzo realizado por un equipo, del que destacamos su frescura y exactitud, juntamente con su briosa juventud y su innegable motivación.
Fuente: https://www.lanzadigital.com/