POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Días intensos y nuevas experiencias. Hace unos días me llamó Pelayo, el presidente de la Peña Taurina Arevalense para pedirme colaboración, como a otras personas que de algún modo están relacionadas con el mundo de los toros. Como siempre me puse a su disposición, como Cronista que además he escrito e investigado sobre la tauromaquia popular en la historia de nuestra ciudad, y también como miembro de la peña taurina. El caso es que me comentó que el último sábado de las Ferias y Fiestas llegaría un equipo del programa de TVE2 Tendido Cero, que querían grabar un reportaje de la corrida de toros y otras cosas de la ciudad monumental y taurina. A la hora prevista yo les esperé en la histórica y taurina Plaza de la Villa para presentarme al periodista Juan Valera con un cámara. Tras las presentaciones de rigor, estábamos un nutrido grupo de socios de la peña, el alcalde y yo, y comentamos diversos aspectos del mundo taurino de la ciudad, así como los antecedentes de tauromaquia de el entorno de esta plaza medieval que tanto les sorprendió y gustó, y aún más cuando les contábamos que en este coso medieval de palos y talanqueras se corrieron toros en numerosas ocasiones por las fiestas o por alguna visita de los Reyes de Castilla. Y recordamos especialmente aquella ocasión de julio de 1494 cuando los Reyes Isabel y Fernando estaban en Arévalo, y en esta ocasión coincidió con la firma de ratificación del Tratado de Tordesillas, y se corrieron toros en un festejo cruento, alborotado y sangriento, toros que “mataron dos hombres e tres o cuatro caballos e hirieron más…” festejo que disgustó mucho a la Reina, como decía el cronista “porque era naturalmente piadosa e cristianísima”… unos días después en la misma Arévalo mando correr otros toros con un invento de la reina, los toros “enguantados” que luego con el tiempo derivarían en los “toros embolados”. Un relato en castellano antiguo precioso y descriptivo de aquel festejo e invento de Isabel, que fue recogido por el cronista Fernández de Oviedo.
Pero también de otros festejos hasta finales del s. XIX, como certifican dos antiguas fotografías.
También les sorprendió y gustó, según manifestaron, el espacio cultural de San Martín donde habitualmente cada año se celebran las prestigiosas jornadas taurinas, y la magnífica colección de fotos antiguas taurinas, que fuimos comentando con datos y anécdotas una tradición antigua y arraigada. Grabaciones varias en otros escenarios y con gentes y opiniones diversas, que tejieron el tapiz taurino arevalense, el antiguo y el actual. Y luego por la tarde, la corrida de toros. Gran reportaje de un día de toros en Arévalo, en un programa especial que contempló una feria de las grandes, Pamplona, y dos ferias de poblaciones pequeñas, Arévalo y una población francesa. Un reportaje que tuvo el lunes a todo Arévalo pendiente del televisor. Fue un Tendido Cero muy especial.
Y tras el paréntesis-resaca de unas ferias y fiestas tan largas, porque los días siguientes parecen días fantasma, sin gentes ni nada, pues ha comenzado el verano lúdico cultural, iniciado con el III Festival de Artes Escénicas de Calle, ArTévalo, que de nuevo nos ha ofrecido tres espectáculos de gran calidad, en conjunto, muy seguidos por un público fiel. Es el preámbulo a los espectáculos musicales de “Los veranos de la Vila” que se desarrollan en la Plaza de la Villa y son otro gran atractivo que ya tiene tradición.
Y por cierto, hace algunas semanas hablábamos del ajedrez, de sus damas, del antiguo con el importante tratado de Alfonso X el Sabio, y del moderno con la Reina Isabel de Castilla como protagonista… y el emblema, la torre de los ajedreces arevalense. Pues hace unos días vi un reportaje veraniego sobre campamentos, en los que el ajedrez estaba presente como una actividad estrella, todos jugando al ajedrez, por eso de considerar este juego como una verdadera herramienta pedagógica.
Pues este verano, todos a jugar al ajedrez, un juego inteligente.