POR MIGUEL ROMERO SAIZ, CRONISTA OFICIAL DE CUENCA.

Podríamos empezar de esta manera “un Valiente se llevó su ingenio al Olimpo de los dioses y nos dejó su maravilloso Arte en una obra numerosa y fantástica”.

Y es que Agustín Valiente Taravilla se nos fue hace unas semanas cuando estaba en esa edad madura de seguir creando para todos nosotros, sus fieles admiradores. Había nacido en el año 1947 en Arcos de la Cantera, un lugar que tal y como dice su topónimo, la cantera de piedra había abastecido la maestría de canteros y escultores desde la Edad Media hasta nuestros días.

En aquel pequeño lugar de nuestra provincia –ahora dentro del municipio de Archilla de Cuenca-, cercano a la capital, vivió su niñez rodeado de arcillas y margas gredosas donde los colores terrosos le llamaron poderosamente la atención mientras correteaba como un niño por aquellos caminos pedregosos.

Y se nos ha ido, sin respondernos el por qué, cuando estaba disfrutando de exposiciones y muestras donde sus cuadros al óleo, de cerámica, de acuarela, de carboncillo o de plumilla ondeaban en sus alacenas, garajes y habitaciones o alcobas, mientras seguía insistiendo en hacer y hacer Arte con ingenio y creatividad.

Y el volumen también adquirió forma entre sus manos. Vasijas, botijos, ollas, platos, singularizaban sus bonitas formas en las que supo congeniar imaginación, fantasía y profesionalidad.

Su exposición, conmemorativa y de homenaje, está en la Sala de exposiciones del Centro Cultural Aguirre, inaugurada desde ayer miércoles 13 de julio, ante su público, sus amigos, su hermano y el Ayuntamiento, con esas alusivas y bien hilvanadas palabras del concejal de Cultura Miguel Ángel Valero quedaba inaugurada la misma, expresando el valor de lo que allí encierra, la tenacidad y la imaginación que Agustín Valiente, a pesar de su sordera, siempre había expresado.

Sensible y expresivo, cauteloso en el sentimiento, amigo de sus amigos, a los que agasajeaba en su casa como buen cocinero que era, ofreciendo todo, su hospitalidad y su amistad como tesoro. Ahora no está con nosotros, pero estará su obra y su recuerdo, por eso visitar la exposición puede y debe servir para contemplar su arte, su expresión como hombre de la plástica, del barro y del dibujo, sin olvidarnos sus viajes a Valeria, a Cañete o a los jardines de la Diputación de Cuenca, donde mostraba su taller y sus habilidades, y sobre todo, su sintonía y amabilidad con quienes valorábamos la cultura y sentíamos el Arte con mayúsculas.

Por eso el próximo día 22 de este mes de julio, los amigos encabezados por Chendo y la Ronda de los Juglares quieren hacerle su propio homenaje en el Salón de Actos de Aguirre, y lo harán como bien ellos saben, con palabras y con música, deseando que se unan al mismo otros grupos musicales, porque para Agustín la música era esencial, la escuchaba y compartía, y podremos recordarle con palabras al uso, con aplausos para que se eleven a las alturas, con imágenes y con el recuerdo de quienes le echamos de menos. Gracias a todos por colaborar y por hacerlo posible. Él bien lo merecía.

FUENTE: https://eldiadigital.es/art/401837/un-valiente-se-llevo-su-arte-al-olimpo-por-miguel-romero