POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)
En la segunda quincena del mes de julio todo lo noticiable se acumuló en los últimos días, y así, por ejemplo, el viernes 24, a las 12, en el Museo de la Sidra, tuvo lugar la presentación del libro “NAVA-Medio siglo del Festival de la Sidra (1969-2019)”, interviniendo en el acto el alcalde de Nava, Juan Cañal, el presidente del Círculo “Amigos de Nava”, Alejandro Calleja, y el que suscribe. La publicación, que ha sido editada por el Ayuntamiento naveto, e ideada y coordinada por el Circulo “Amigos de Nava”, recoge con texto y fotos, de forma ordenada y clara, los datos esenciales correspondientes a los cuarenta y dos festivales celebrados a lo largo de los cincuenta años mencionados.
En cuanto a decesos, no anotamos ninguno desde el viernes 3 hasta el domingo 26, que fue cuando se produjo la falta de Juan José y de José Javier. El primero, Juan José Corrales Montequín, nos dejó en Oviedo a los 66 años. Nacido en Nava en 1953, e hijo de Juan y Evangelina, hermano de Olga, María Jesús, Isolina y Gema (+), y padre de Fátima, Sandra, Patricia y Eugeny, Juan José, como es bien sabido, desarrolló tanto su carrera profesional como política en la capital polesa, primero como graduado social y después, desde 1999 hasta 2010, como alcalde de aquel municipio, cuya corporación, por cierto, le nombró Hijo Adoptivo en 2017, recibiendo la distinción en 2018.
Ahora bien, como todo lo anterior ya ha tenido amplio reflejo en los medios, me voy a permitir recordar a Juanjo en su tiempo de chaval, cuando, jugando con eficacia y criterio en el centro del campo, defendía la camiseta blanca del Europa juvenil, al lado de compañeros como Paco Díaz, de El Ventorrillo; Víctor, de El Remediu; Miguel Ángel Teja (+) y su primo Miguel, de Villa; José Manuel y Severino Pruneda Torga, de Llames; Pablo Redondo y José Manuel Cristóbal, de La Vega, Ceceda; Rogelín Camblor, de Castañera; Vicentín Lafuente, de Basoreu; Jose Vigil, de Monga; Jaime, de Vegadali; Ordoñez, de Lieres; Rodri Salgado, de Bimenes; Chinto (David Jacinto), de La Curuxa; Abelardo, de Sariegu, y los navetos Juan David, Dalmacio, Jorge Ovín, Litos, Luis Ángel Montes, José Manuel Fonseca, Julín Argüelles, Gelín Carazo, Ico y Galo Sánchez, Gelín (Ángel José) Hevia, etc. etc.
Por su parte, José Javier Torre Díaz falleció en el HUCA-Oviedo, a los 96 años. Más conocido como Pepe el de La Mora (Tresali), fue vecino de Buyeres y era viudo de María Luisa Onís Vega, con la que tuvo una hija, María Gladys.
Y al día siguiente, lunes 27, nos dejaba en Gijón María Agustina Rodríguez Medio, a los 75 años. Hija de Pura Medio y de Julio Rodríguez, el popularmente conocido y estimado Julión, y hermana de Marta, viuda de Fernando González, de Castañera, compañero ferroviario, María Agustina estaba casada con José Prieto Solís, con el que tuvo la siguiente descendencia; Juan, Julio, Javier y Ana. Nos queda añadir que María Agustina descansa en el cementerio de Tresali, de cuyo pueblo era natural su madre.
También se vienen recuperando en los últimos tiempos los funerales por las personas que nos dejaron en lo más duro de la pandemia, y así, el jueves 30, a las 19,30 horas, en la iglesia parroquial de San José, de Tresali, tuvo lugar el celebrado por el eterno descanso de Monseñor José Luis González Novalín, nacido en aquel pueblo en el año 1929, y fallecido en Oviedo el pasado 26 de marzo. Con una asistencia que abarrotaba el templo, Monseñor Juan Antonio Martínez Camino presidió la solemne ceremonia, en cuyo transcurso el Sr. Gómez Cuesta dio lectura a una emotiva semblanza del difunto José Luis. El acto, que reunió a más de una decena de sacerdotes, contó con acompañamiento de música y canto, y cabe señalar, por último, que Monseñor Martínez Camino, Obispo auxiliar de Madrid y titular de Bigastro, al iniciar su vibrante homilía, se dirigió a los fieles con la consideración de “ciudadanos del cielo”.
Al repasar los últimos días de julio nos parece justo recordar que, por las circunstancias imperantes, se han esfumado festejos que hasta ahora teníamos incrustados y ordenados en nuestra memoria, como es el caso del Carmen, de Ceceda, la Magdalena, de Buyeres, o el Mercáu Tradicional de la Puente Arriba, a celebrar en Grátila. Por cierto, sobre Santa María Magdalena, que se celebra el 22 de julio, escuché a Pepe el de Tresali el siguiente dicho. “Hasta la Madalena, no está la ablana llena”. En cualquier caso, lo expuesto no hace sino confirmar que estamos ante un verano diferente.
Publicado en La Nueva España. Jueves, 13 de agosto 2020, página 8.