POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Pues parece ser que el causante de esta historia fue Hipocrates, aquel sabio y médico griego de hacia el año 460 a.d.C., quien tuvo la ocurrencia de macerar un buen vino con flores de ajenjo (absenta) y otras hierbas para hacerlo más apetitoso y estimulante del apetito. De ahí que a este brebaje se le llamara antiguamente «vino hipocrático».
Dioscórides, gustoso de la invención, recomendaba este vino especiado porque, según su criterio, «sirve a la digestión, purga los humores coléricos en el estómago y vientre, provoca la orina y sirve a las ventosidades y dolores de vientre.
Al «vino hipocrátrico de ajenjo» se le dio el nombre, hoy castellanizado,de VERMÚ; siendo comentado muy negativamente su consumo, consecuencia de los componentes tóxicos de la absenta (tuyonas, ácido tuyílico, absintina…), si bien reconociendo que por sus principios amargos es estimulante del apetito.
Quer, en su Flora Española (siglo XVIII) y Simón Pauli, en Quadripartitum Botanicum» (siglo XVIII) fueron los grandes críticos del consumo de vermú.
Pero ni caso. Sobre todo en la industria licorera italiana, especialmente la ubicada en Turín desde comienzos del siglo XIX, que apostaron exitosamente por la elaboración de vermús (rojos y blancos) según propios secretos de elaboración (vino, ajenjo y unas 40 variedades de hierbas) que guardaban celosamente.
En la actualidad española «tomar un vermutín» es sinónimo de tomar un aperitivo para abrir el apetito, sean cuales fueren la bebida (vino, cerveza, vermú…) y el pincheo que la acompañe al que llamamos «tapa»,» piscolabis» , «tentempié» o «gilda».
Y ahora vayamos a mi historieta.
La semana pasada asistí a una boda, para mi muy familiar y plena de cariño, y en ella los novios, a modo de recuerdo, regalaron a los invitados un botellín con VERMÚ DE LA PALOMA.
En Oviedo, y en Asturias entera, decir VERMÚ DE LA PALOMA es nombrar al santuario de los vermús, con historia que se remonta al año 1900 y con realidad de hoy. Decir «LA PALOMA» es revivir historia ovetense, recordar a Ubaldo García y su socarrón sentido del humor, disfrutar con las gambas a la gabardina que allí, día tras día, ofrecen con su vermú solera.
Yo, aquí en mi casa gijonesa, sede del virtual «CASA PRUDO», me dije: ¡Demonios, a preparar unos pinchinos humildes y a tomar el vermutín de LA PALOMA que nos regalaron Inés y Jorge!
Dicho y hecho.
Cuatro pinchinos de tortillina de choricin un si es no es picantín; otros 4 pinchinos de queso fresco y huevo cocido; y formando corona en el plato una alternancia de lonchinas finas de jamón serrano pinceladas con aceite de oliva virgen extra, unos taquinos de queso extremeño de La Serena y unas rodajinas de chorizo riojano.
¿Y qué se va a comer?
¡Nada, hombre, nada! Si con dos palabras basta para satisfacer nuestro apetito y cuidar nuestra salud: Vermú (con moderación) y tapeo (sin exagerar).
¿Y de postre?
Pues de postre, flan de huevo; pero de huevos de aldea. Que conste.
¡Feliz día con sol (ahora) y amenaza de lluvia y tormenta!
¡Hay de todo, de todo!
Asturias, síntesis de las cuatro estaciones.