EL CRONISTA OFICIAL DE SIERO, JUAN JOSÉ DOMÍNGUEZ, QUE LES AYUDÓ DURANTE SU PERIPLO POR EL CONCEJO
Las hermanas Lourdes e Isabel Torres Vigil, cubanas de nacimiento y criadas en los Estados Unidos, cruzaron recientemente el Atlántico en busca de sus raíces familiares, que les llevó hasta el concejo de Siero. Fue el deseo de darle una alegría a su madre, María Isabel Vigil, de 91 años, lo que las animó emprender esta indagación genealógica. «Quisimos aprovechar que todavía está muy clara de mente para tratar de documentar a nuestros antepasados», explicó Lourdes, quien reside en Miami.
El punto de partida fue el registro de bautizo de su bisabuelo, Aurelio Vigil Navarro, facilitado por la iglesia de San Juan de los Remedios (Cuba), donde nació. Allí figuraba el nombre de sus padres, abuelos y padrinos. Y ahí constataron que el tatarabuelo, Víctor Vigil Blanco (1844-1882), había nacido en Asturias. Después emigraría a Cuba en la segunda mitad del siglo XIX y regresó a su tierra en los últimos años de su vida, donde falleció y fue enterrado.
Esa información les proporcionó pistas para consultar el Archivo Diocesano de Oviedo y dirigir el punto de mira hacia el concejo de Siero. Por una cuestión deductiva, las hermanas Torres comenzaron la búsqueda en la parroquia de Santolaya de Vigil. «Nosotros sabíamos que nuestro tatarabuelo era asturiano, pero no sabíamos de qué pueblo», comenta Lourdes. Con posterioridad, acabaron descubriendo que había nacido en Muñó.
Otro hallazgo determinante en Oviedo fue el registro de bautizo de una prima hermana de su bisabuelo, Esperanza Vigil Moro, que era la abuela de Trini y Florentina Friera Blanco. En la visita a Muñó, lograron contactar con estas primas lejanas, con quienes departieron uno de los momentos más emotivos de este viaje a los orígenes familiares. También visitaron el cementerio parroquial pero, al haber transcurrido tantos años desde la muerte del tatarabuelo, no lograron localizar la tumba de su antepasado.
Las hermanas Torres Vigil viajaron a Asturias con su sobrina Ella Nejadi, de padre persa. Y es su estancia en la región, les acompañó el guía de turismo oficial, David Estévez, quien a su vez contactó con el cronista oficial de Siero, Juan José Domínguez, que les ayudó durante su periplo por el concejo. En el Archivo Diocesano de Oviedo fueron recibidas por su director, Agustín Hevia, quien les firmó los documentos. «Fueron sumamente amables con nosotras y mostraron un interés casi personal», asegura Lourdes. Las redes sociales sirvieron también de valiosa ayuda.
Turismo y encuentros
El objetivo último de la investigación es poder elaborar una pequeña historia familiar y regalársela a su madre. Lourdes confiesa que ha quedado muy gratamente sorprendida «de la importancia que se da aquí a la historia y que haya un conocimiento en los pueblos, es algo nuevo para mí».
El viaje a Asturias sirvió también para hacer turismo, visitar los parajes más emblemáticos de la región y disfrutar de su gastronomía. «La belleza natural es increíble y la comida es riquísima», afirmaba Isabel, quien reside en Houston y que se marchó con un recuerdo especial de las «deliciosas croquetas». Y, como no, tuvieron la oportunidad de probar por primera vez la sidra en el restaurante Paco de La Pola.
La familia partió con destino al País Vasco, pero con el firme propósito de retornar a Siero para seguir completando su investigación.