POR ANTONIO ILLANES, CRONISTA DE PUENTE GENIL (CÓRDOBA)
Todos conocemos la importancia que ha tenido Puente Genil en la elaboración de este postre nacional, que ha traspasado fronteras y es todavía muy consumido en países de habla hispana y que se exporta actualmente alrededor de cuarenta países del mundo. Siempre hemos sido asociados los pontanenses con este universal postre, por ser su mayor productor, no ha sido el único, pero si el mayor. De esos tiempos antiguos y mayoritariamente durante los años de 1.920, han quedado repartidas por medio mundo, los bellos envases de hoja de lata, litografiados por las más prestigiosas empresas de la época. La colección completa abarcaría varios centenares de motivos distintos y variados, en los que cabían tres mensajes, Puente Genil, Dulce de Membrillo y fabricante.
Los envases los hay de distinta temática, pero los hay también en forma de cofre, baulito o de abanico y el formato, el más tradicional es rectangular. Una vez consumido el exquisito postre, podía servir la bella caja decorada de improvisado joyero, de contenedor de fotografías, de guardar documentos o de costurero, como los más generalizados. Mencionar como caso anecdótico que en la zona norte de España, se utilizaban las tapaderas con la Imagen del Corazón de Jesús, para colocarlas una vez consumido el producto en los dinteles de entrada de las casas más modestas.
Por todo lo expuesto, ha sido interesante reunir el mayor número de ellas, como un símbolo del pasado industrial de nuestro pueblo, de hecho en el Museo Local hay una docena de cajas antiguas de muestra. Las hay de todo tipo de estilos, imperantes en cada época, costumbristas, modernistas, art. Decó, serie de los tapices de Goya, paisajísticos, vistas de Puente Genil con el río y puente de piedra que le da nombre a la población, recolectando el membrillo, de secuencias de cine, de niños, de animales de la reina Victoria Eugenia, del Santoral, etc. Son tantas que sería poco menos que inabarcable su número. Es una muestra interesante de la publicidad antigua, mientras más vistosa era la lata, mejor atraía al posible comprador, además de la excelencia del producto en si mismo.
En un libro sobre la industria pontana, hace unos años publicado el historiador Manolo Córdoba hace un interesante recorrido por todas las fábricas que hubo en Puente Genil y los envases de sus fabricantes en su mayoría. La colección que motiva este artículo fue reunida hace algunos años por el actual cronista de la Villa Antonio Illanes, que abarca unos 90 ejemplares distintos. Dado que la hoja de lata es un material perecedero, fácilmente destruible, es por lo que hace años se empezó a reunir la colección citada.
Entre las curiosidades más llamativas y curiosas, nombrar la que me fue proporcionada por mi amigo y colega, José Luis Lindo, Cronista del Real Sitio y Villa de Aranjuez. Debido a que se utilizó la imagen de la Reina Victoria Eugenia, sobre 1922 y no se solicitó el permiso correspondiente, generando una jugosa documentación en los archivos de palacio.