PONENCIA DE LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN, CRONISTA OFICIAL DE CARTAGENA (MURCIA).
Luis Miguel Pérez Adán, del equipo de cronistas oficiales de Cartagena, ofrecerá este miércoles una ponencia en el Museo Histórico Militar tras la que se inaugurará una muestra sobre el ‘Héroe de Chentafa’, quien en 1929 recibió la máxima condecoración española, la Cruz Laureada de San Fernando, por su hazaña en la Guerra del Rif. En la imagen, una foto de Melchor Amate Hernández, el monolito que tiene dedicado cerca del Barrio de la Concepción y el cartel anunciador de la jornada.
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El próximo 16 de octubre, a las 19.00 horas, con una conferencia del Cronista Oficial de Cartagena, Luis Miguel Pérez Adán, el Museo Histórico Militar de Cartagena inaugurará una exposición sobre el Cabo de Infantería D. Melchor Amate Hernández, Caballero Laureado de San Fernando. La exposición podrá visitarse hasta el próximo 19 de noviembre de lunes a sábado de 09:00 a 13:30 horas (entrada gratuita).
El cartagenero Melchor Amate Hernández nació en 1900 e ingresó a los veintiún años como Soldado en el Regimiento de Infantería Vizcaya nº 51, en el que ascendió a cabo en 1923. En marzo de 1924 marchó a África con el Batallón Expedicionario de su regimiento. En agosto formaba parte de la sección que guarnecía la posición de Chentafa que carecía de víveres y de agua.
El 14 de agosto de 1924 fue atacada la posición y sitiada por el enemigo, consumiéndose en ese mismo día las pocas subsistencias que quedaban. El día 18 la situación llegó a ser insostenible pues la mayor parte de los hombres que quedaban estaban heridos y todos ellos atormentados por la sed. En estas circunstancias, el Cabo Amate, herido en una muñeca y que a todos daba ejemplo por su levantado espíritu y especial atención por los heridos, se ofreció a su Teniente para intentar hacer la aguada en el Wad Lau, a un kilómetro de la posición, oferta que no fue aceptada en un principio, pero autorizado más tarde salió de la posición acompañado por otro soldado (muerto después en cautiverio), en dirección al río, llevando las cantimploras del blocao. Al hallarse a unos trescientos metros de la posición encontraron a un grupo de moros, por lo que se pusieron a la defensiva protegiéndose en un matorral próximo, pero al intentar disparar su fusil sobre el grupo que le atacaba fue hecho prisionero y llevado hasta la alambrada del blocao, intimidándole a que gritase que iba solo, que llevaba agua para la posición y que le abriesen la alambrada, pero, dándose cuenta del peligro que con el engaño ponía a sus compañeros, gritó: “Mi teniente, no puedo llevarle el agua, estoy en poder del enemigo, ¡haga fuego!”, voces que oídas por la guarnición les aprestó a la defensa, por lo que fue bárbaramente apaleado por los moros y conducido a Ait Kamara.
Durante cerca de dos años permaneció en cautiverio, padeciendo grandes sufrimientos debido a los castigos a los que fue sometido por no querer humillarse ante sus guardianes, palizas que dejaron como prueba en su cuerpo numerosas cicatrices y llagas.
Una vez liberado el 26 de mayo de 1926, se licenció del Ejército con el empleo de Cabo y fue edil en el Ayuntamiento de Cartagena. Por Real Orden de 11 de junio de 1929 se le concedió la máxima condecoración española, la Cruz Laureada de San Fernando, reconociendo así su heroísmo. Al año siguiente ingresó en el Cuerpo de la Guardia Civil. Falleció en 1965.
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