POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Esta es una devoción más allá de abuelos y padres.
Una devoción transmitida como la más valiosa herencia. Porque la devoción es la vida que mantiene todo el año su existencia callada y profunda en el corazón y la memoria de cuantos la amamos.
Porque una vez al año, en una mañana jubilosa de azul y plata de finales de agosto, en la que hay prisa heredada, nos despertaban muy temprano y nos llevaban a verla llegar desde el desasosiego producido por tantos días de espera. Así llega, todos los años, esta muchacha nazarena, en medio del perfume que desprenden los ramos frescos de albahaca, por la generosidad y devoción que año tras año le ofrecemos llenos de alegrías y esperanzas. (La imagen de Ntra. Señora de Barbaño cuando las andas tenían palio por la calle p’Agustín, hoy Sánchez Rivera, hacia la iglesia de San Pedro)