«EL BOLLU CUMPLE 71 AÑOS, ES POSTERIOR A LA GUERRA CIVIL, Y ES LA PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA QUE NO SE CELEBRA», EXPLICÓ EL CRONISTA OFICIAL DE PARRES, FRAN ROZADA
Faltaron las carrozas y su colorido desfile, las comidas multitudinarias en la calle y la folixa que en las últimas siete décadas se había citado, sin falta, con la fiesta del Bollu de Arriondas. En este año de pandemia, la seguridad sanitaria manda y el evento, de interés turístico regional, quedó reducido a la celebración religiosa y al homenaje a los fundadores de La Peruyal. A pesar de lo contenido de la celebración, las parraguesas se animaron a lucir el traje regional y dar así un toque de asturianía a una mañana gris. «Hace años que me visto y en este hay que tener el recuerdo con mascarilla», señaló Pilar Sánchez, vecina de Arriondas. Para Ana Cuadriello, hija de uno de los fundadores de la fiesta, fue además un Bollu de estreno: «La gente que se animó con el traje es la que lo tenía. Yo lo hice este año y quería ponerlo, lo importante es seguir la tradición», valoró.
La de ayer fue una fiesta de primeras veces en más aspectos. «El Bollu cumple 71 años, es posterior a la Guerra Civil, y es la primera vez en la historia que no se celebra», explicó el cronista oficial de Parres, Fran Rozada. Para la ocasión, su siempre adornado balcón lució el escudo de España con crespón negro. También la señal de luto por las víctimas de la COVID-19 se extendió al altar de San Bernardo, a quien está consagrada la fiesta. La misa, oficiada por el párroco Amaro Balbín, contó con un aforo reducido a 120 personas y medidas de seguridad, como separación en los bancos y gel hidroalcohólico a la entrada.
Una vez finalizada la eucaristía, una comitiva integrada por los miembros de la sociedad de festejos de La Peruyal y el alcalde, Emilio García Longo, marchó al son de la Banda Gaites Llariegu por las calles de Arriondas. Tras actuar en más eventos del concejo, como la Castaña, el conjunto de Sariego se estrenaba también en el Bollu más atípico. El desfile finalizó ante el monumento en honor a los fundadores de La Peruyal, donde el presidente de la sociedad, Juan Antonio Caldevilla, depositó un ramo de flores. «Intentamos arreglar un poco el día. Es una pena, pero lo principal es la seguridad», recordó. «Es un día triste porque esta es una fiesta muy querida por los parragueses, pero prima la protección de la salud», indicó por su parte el alcalde.
Cierre del parque
El Ayuntamiento cerró para ello el parque de la Concordia, epicentro de las comidas campestres, que contó incluso con un guardia de seguridad a lo largo de la jornada. Las terrazas y los domicilios particulares fueron así el lugar elegido por los grupos de amigos y familiares para celebrar una de las fiestas más emblemáticas de Arriondas.
Fuente: https://www.elcomercio.es/ – G. POMARADA