UNA JULIANA A LA COLUNGUESA O EL CALDÍN DE MARÍA LA DE LA LLERA
Feb 25 2016

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

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Anuncian vientos, lluvias, nieves y granizos en estos «estertores» últimos de febrero.

Repuntarán las gripes y los catarros y, así lo acabo de escuchar en la radio a un médico madrileño, hay que volver a los «viejos remedios que aprendimos de nuestros mayores»: caldos de gallina, purés, tortillas a la francesa, pescadín blanco… y «fervinchos» , «ferviatos » o como los quieran llamar, complementados con estimulantes «pingarates» de brandy o similares.

Los árabes, que de esto sabían mucho, ya recomendaban en el siglo XI estos tratamientos anticatarrales en «Kitab-al -wissad» y en » Kitab-al-adwiyya-al mufrada (Libro de la almohada y Libro de los medicamentos simples):

«Tomarás caldo de gallinas negras jóvenes, alimentadas durante tres semanas con un cocimiento en agua dulce y agua de llantén, hecho de harina de trigo de tres años, harina de cebada de un año, sésamo triturado, tragacanto en polvo, albura de hinojo, goma arábiga, raíz de regaliz, flor de violetas, azofaifas y granos de sebesión. Si Alah quiere, alabado sea».

Cuando yo era niño, residía en el Asilo de Colunga una anciana muy simpática, que respondía al nombre de «María la de la Llera».

Yo aprendí con ella y de ella muchos cuentinos, muchos cantares antiguos, muchos consejos.

Recuerdo ahora aquel cantar, rítmico y monótono, un tanto «picantón» para quien acierte a entenderlo (actividad que les propongo ahora como diversión):

«A la zambomba / y al zambombero
pues tu me entiendes / yo lo compriendo.
Al virulín, / que voy al molín , no quiero lluna;
quiero el cielo estrellado / la nueche escura;
cara de mono / culo mortero,
no echarás más garbanzos / al mio puchero;
que si los echas / tengo jurado
de quebrantar la olla / vaciar el jarro.
Y aquí que hay caldo, / y aquí que hay vino
y pepitoria…
Toda la nueche anduvi a la zambomba…”

Esta buena mujer siempre me decía: «Mira, nenu; hay que dexase de melecines y de farmacies; los remedios tan en el huertu» Un buen caldu de verdures ye lo que sana les gripes».

Dícese que fue Jeanne Julie de Lespinasse (1732-1776), hija natural del conde de Chamrond y de la condesa de Albon, mujer de cama caliente y de grandes lujos, que puso de moda estas sopas vegetales que llamamos «juliana».

No lo sé; si sabemos que la expresión «cortar en juliana» (es decir, cortar vegetales en tiras finas) aparece por primera vez en 1806 en el libro «Le cuisinier imperial», de Alexandre Viard´s, quien refiera al cocinero Jean Julién ese modo «cisorio».

Mi buena María la de la Llera, no se andaba con «tirines a la juliana»; cortaba en bruto y por lo sano.- Así hago yo su receta:

Corto en trozos medianos zanahorias, nabos de mesa, patatas, espinacas y acelgas con sus pencas (cortadas groseramente), ajos puerros, una rama de perejil… y lo que encuentre a mano.

En el agua de cocción pongo un hueso «de rodilla» o de «caña», un buen chorro de aceite de oliva y sal (al gusto).

Y a cocer a fuego medio y lento hasta que las verduras estén en su punto ..Se sirve bien caliente en cuenco de buen tamaño.

Y como aconsejan los médicos «Si es necesario, repítase la dosis».

¡¡Cuídense!!

NOTA.- LA FOTO corresponde a mi caldo para estos días.

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