Hoy, 14 de octubre de 2022 es el Día Internacional de la #Costurera. Muchas felicidades a quienes ejercen la vocación del arreglo o de la confección de prendas de vestir.
En épocas ancestrales equivalía al término de #Bordadora. Y en la actualidad también se les denomina #Modistas.
En #Zacatecas existe el Callejón de la Bordadora en pleno centro de la ciudad y tiene su respectiva leyenda:
El relato nos cuenta la triste historia de Margarita Díaz, quien fue abandonada por Felipe, noble español que deseaba fuera su marido.
Para evitar que se casaran, la madre del joven se llevó a su hijo a la Ciudad de México para que disfrutara de fiestas y reuniones dignas de su clase social, a la que no pertenecía Margarita.
Felipe se dejó llevar y terminó en Madrid, de donde regresaría más adelante a Zacatecas en compañía de su prima Elvira.
Tiempo después, la madre envió una carta a Margarita para que elaborara el velo de la novia de Felipe, pues pronto se casarían.
La noticia entristeció a la joven, pero aún así no quiso desobedecer.
Dicen que durante días y noches se la pasó en un pequeño cuarto trabajando en la prenda.
La gente que pasaba por el callejón (que de la actual Avenida Hidalgo conduce a la hoy Plazuela Genaro Codina), comenzó a llamarla de La Bordadora, pues siempre la veían bordando a través de la ventana.
El día de la boda, Margarita avisó que no iría porque necesitaba descansar. La gente quedó impresionada por el precioso velo, sin saber que había sido elaborado entre lágrimas y profunda tristeza. Nunca imaginaron que la joven quedaría ciega y desconsolada de por vida.
“La Dorada Bordadora”, 1826.
Obra pictórica de Vasili Andreevich Tropinin (ruso 1776-1857).
Vasily Andreevich Tropinin fue un pintor romántico ruso. Gran parte de su vida la pasó como un siervo; no alcanzó su libertad hasta que cumplió más de cuarenta años.
Tres de sus obras más importantes son un retrato de Alexander Pushkin y pinturas llamadas El Lace Maker y La Gold-Bordado. Vasili nació como siervo del conde Munnich en la aldea Korpovo de Novgorod goberniya y luego fue transferido al conde Morkovs como parte de la dote de la hija de Múnich. Pronto fue enviado a San Petersburgo para estudiar el comercio de un pastelero. En lugar de aprender su oficio Tropinin asistió a clases de dibujo gratuitas en la Academia Imperial de las Artes.