PARTICIPO RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Al finalizar el recorrido el cronista de Arévalo leyó un comunicado en el que se pedía a las administraciones que intervinieran para que se permitiera el acceso al monumento mudéjar.
Durante la mañana del sábado, a pesar de la amenaza de temporal de aire y agua, unas sesenta personas, ?con su párroco Sebastián Gil y los sacerdotes a la cabeza, han participado en la marcha anunciada hacia La Lugareja, promovida por la parroquia de Santo Domingo de Silos de Arévalo y diversas cofradías de la ciudad.
La finalidad era recordar que justo un año después de la sentencia del Tribunal Supremo, la situación de cierre total continúa y aún no se ha ejecutado la sentencia, ante el malestar de mucha gente de Arévalo que quieren por fin recuperar de hecho lo que la justicia les reconoce. El temporal evitó que la respuesta fuera mayor, porque el malestar es generalizado.
El Cronista Oficial de la Ciudad, Ricardo Guerra, leyó un comunicado donde puso de manifiesto la situación de espera injustificada, máxime teniendo en cuenta que a raíz del fallo del Tribunal Supremo, la ermita fue rodeada de alambradas y ya ni siquiera se efectúa las visitas de los miércoles establecidas por la consejería de cultura de la Junta de Castilla y León, por lo que se habló de secuestro del patrimonio parroquial y de la ciudad. Recordaba el Cronista que el edificio mudéjar, es el resto del antiguo monasterio de Santa María de Gómez Román, del s. XII, que después fue parroquia rural y hoy es una ermita, es un bello edificio representativo del mudéjar de la Tierra de Arévalo que desafortunadamente y de momento está fuera del circuito de culto y turístico.
En el manifiesto leído por el cronista de Arévalo se decía que «después de años de litigio se hizo justicia reconociendo la propiedad de la iglesia de la Lugareja a la diócesis de Ávila y por tanto, a la parroquia Santo Domingo de Silos de Arévalo. La verdad es que nunca había dejado de ser nuestra».
Recuerda la nota leída por el cronista que «al día siguiente de esa decisión se llevó a cabo una muestra más del ‘secuestro’ al que ha estado sometida la ermita durante tantos años. Se cercó con una valla de alambre. Al poco tiempo, dejó de estar abierta los miércoles de 1 a 3 de la tarde, horario concertado con la consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León». Y se lamenta que «desde entonces, estamos esperando la ejecución de la sentencia del supremo para poder disponer de la ermita como una iglesia más de la parroquia de Santo Domingo, teniendo un acceso claro y definitivo». Por último se pide « a las diversas administraciones locales, provinciales y regionales que hagan lo posible por recuperar los caminos públicos que han sido cortados, como la plaza del anejo Gómez Román, que por supuesto sigue siendo pública».