LA BIBLIOTECA CENTRAL EXHIBE UNA PARTE REPRESENTATIVA DE LOS FONDOS DEL EDITOR Y CREADOR DE PEÑA LABRA, QUE AHORA CATALOGA LA CONSEJERÍA DE CULTURA
Desde el borde de la memoria, con la mirada siempre puesta en la misión más alta del poeta, propició páginas estremecedoras, vasos comunicantes, encrucijadas de voces y abrió decenas de caminos creativos. Era Aurelio García Cantalapiedra, un obrero de la cultura cuyas huellas laboriosas y rigurosas, concienzudas, artesanales o elevadas por la excelencia se tradujeron en colecciones, ediciones, libros, catálogos, encargos, pliegos…un universo principalmente bibliográfico, pero también artístico, creativo, encendido primordialmente por la poesía y siempre fruto de una labor esencial como agitador cultural. Solo el simbolismo de su proyecto más personal y trascendental: la publicación de ‘Peña Labra’ supone un hito histórico. Pero la verdadera dimensión de su legado se revela en cantidad, las decenas de publicaciones y ediciones, como en significado, ese ingente microcosmos literario, plástico y creativo que germinó y giró a su alrededor.
Ahora una muestra, organizada por el Gobierno cántabro, exhibe el músculo, el ADN y la radiografía representativa del legado cultural de Piti Cantalapiedra. La Biblioteca Central de Cantabria, en la sala que lleva el nombre del editor y bibliófilo, acoge una exposición que rubrica ese caudal activo y único, exponente de toda una generación, donde confluye la inquieta vitalidad creativa de nombres como Pepe Hierro, José Luis Hidalgo, Chus Otero, Mauro Muriedas, Pisano, Julio Maruri…, pero también toda una cartografía fuera de los localismos en la que surgen nombres como Juan Ramón Jiménez, Unamuno, León Felipe, Vicente Aleixandre, Blas de Otero…, pero también Pancho Cossío, Gonzalo Bedia y Pablo Beltrán de Heredia.
El proyecto se concibe como una triple celebración: por un lado, ratifica y saluda la operación que permitió que el ingente fondo documental de Piti (Torrelavega, 1919-2010) editor y agitador cultural pasara a ser custodiado en el Archivo de Cantabria. Segundo, aunque en síntesis, el reflejo monumental de aquella trayectoria vital e intelectual donde la edición, las relaciones epistolares, la poesía, la historia, la escritura de Cantalapiedra y aquella que propició o encauzó, configuran un fondo impresionante. Ahora los técnicos y profesionales trabajan en la catalogación del fondo que puede propiciar futuras exposiciones y permitirá destinar los contenidos a los investigadores. Y, en tercer lugar, sumarse a la conmemoración del Centenario del nacimiento de Piti Cantalapiedra que tendrá lugar el próximo día 30.
El intelectual inquieto, erudito y sensible es retratado en esta exposición que atraviesa setenta años y abarca el perfil del editor, del autor y el íntimo de la persona, a modo de ventana abierta a lo privado. Una muestra estructurada en catorce paradas a través de hornacinas, vitrinas, obras de arte, libros y catálogos, manuscritos, procesos de trabajo, ediciones, colecciones, obituarios, planchas, cartas, cuadernos personales…
La Biblioteca Central acoge la exposición con los fondos del Archivo de Piti, ahora en manos de Cultura tras un acuerdo con la familia, que se podrá ver hasta el próximo 24 de abril.
El consejero de Cultura, Francisco Fernández Mañanes y la directora general, Eva Ranea, acompañados por José Luis y Juan Ignacio García Soto, hijos del escritor y editor torrelaveguense, que falleció en 2010 a la edad de 90 años, presentaron la cita expositiva.
El titular de Cultura subrayó que el legado que dejó García Cantalapiedra es «de primer nivel, ya que se conservan unos fondos extraordinarios para poner de relieve la vida cultural de Cantabria desde mediados del siglo XX hasta la primera década del XXI».
Mañanes precisó que esta es solo una parte de una «colección enorme que va a dar mucho trabajo de estudio y catalogación», dado que, según Nacho García, «aunque algo se descolocó en los últimos años, en el caso de mi padre todo se guardó».
«Piti es un personaje esencial para entender la cultura de Cantabria», añadió el consejero, que aludió a la condición de «agitador cultural» que caracterizó al que fuera durante 15 años director de la Fundación Santillana. El itinerario implica un relato de la vida cultural desde la posguerra hasta casi nuestros días en un trayecto de amistades, complicidades, impulsos culturales y libros. Desde la edición de su primer libro en 1969, ‘Cuatro amigos’, dedicado a Hildalgo, Jesús Cancio, Mauro y Otero, a su huella y activismo cuando se puso al frente de las actividades culturales de la Fundación Santillana en la Torre don Borja. Y, por supuesto, la colección ‘Tito Hombre’, entre 1951 y 1954, y los pliegos de Peña Labra, la revista que Ricardo Gullón llegó a definir como «la más bella del mundo hispánico».
De manera gráfica los hijos de Cantalapiedra definieron la exposición como «la punta del iceberg» de una colección muy extensa, por lo que habrá que tener paciencia para que los técnicos tengan tiempo de estudiar y catalogar los fondos». Juan Ignacio García, que ejerce de comisario del proyecto, lanzó un reto a la Consejería: «Sería fantástico contar con un centro en el que se conservasen fondos de personalidades la vida cultural de Cantabria como Julio Maruri, Manuel Arce o José Luis Hidalgo», entre otros.
Esculturas, dibujos, grabados, planchas y pruebas de imprenta, fotografías, cartas, obituarios, ediciones y catálogos integran la muestra. Una propuesta que «permitirá a los cántabros y a los investigadores conocer la vida y la trayectoria de un personaje esencial en la cultura de Cantabria».
Calificado como un «gran agitador cultural», dejó una gran colección que supondrá un trabajo de catalogación y documentación «pero que servirá para enriquecer» los fondos de la Biblioteca Central», insistieron los responsables.
Eva Ranea expresó el agradecimiento del Gobierno a la familia de Piti por haber pensado en la Biblioteca Central para traer los fondos, que son «muy importantes para que sean estudiados por los investigadores y conocer aquella época a través de este amplísimo patrimonio bibliográfico y documental».
Una visita a la exposición supone adentrarse en un mundo de exuberancia creativa, de sucesión de proyectos, agitación intelectual e inquietudes bibliográficas. La afición literaria, la colección encuadernada de Cantalapiedra, las ediciones no venales, los libros de bibliófilo distribuidos por Ediciones Cantalapiedra, los libros de Tito Hombre, correspondencia, recortes de prensa, documentos y dibujos originales son algunos de los contenidos que construyen esta memoria viva de la cultura de Cantabria. Torrelaveguense Ilustre, Montañés del año, Magíster Senior Honoris Causa de Unate, Medalla de Oro de Torrelavega y Cronista Oficial fueron las distinciones que rubricaron en el tiempo su labor y entrega. Con motivo de la entrega del reconocimiento a la «Personalidad del Año en la Cultura-1998», homenaje que logró concitar a más de 300 personas de todos los ámbitos, signos políticos e instituciones, se reconoció la «fecundidad creadora» de Piti. A través de esa sencillez de la que hizo escuela, el homenajeado García Cantalapiedra se definió como un «modesto obrero de la cultura, aprendiz por libre». Su singular aportación documental, entre la evocación, el dato y el recuerdo, se plasmó en esa biblia de la cultura que es el libro ‘Desde el borde de la memoria’.
Fuente: https://www.eldiariomontanes.es/ – GUILLERMO BALBONA