UNA OBRA MAESTRA DE LA NATURALEZA, LOS GIRASOLES
Nov 05 2022

POR ANTONIO MARÍA GONZÁLEZ PADRÓN CRONISTA OFICIAL DE TELDE (CANARIAS)

(A Carmenza de Lara Vega, siempre presente en nuestros corazones).

Amanece, poco a poco se va disipando la leve bruma, que sobre la hondonada de Narejos ha cubierto mieses y riachuelo. Aguas arriba nace una fuente de aguas frescas y cristalinas, que se abre curso entre zarzales y, manso cuan cuerpo cansino, baja al encuentro de otras más turbias y presurosas.

Nuestros ojos vislumbran las parcelas de labor, este año cubiertas de cebada. Ésta fue segada unos meses atrás y sólo queda de ella el rastrojo rasurado, cual barba de Titán. El amarillo se entrecorta por algunos brotes de verdor, debido a algunas lluvias caídas a destiempo y a la humedad de las noches de Luna velada. Desde este alto otero, en donde el niño-hombre llamado como aquel otro de La Calzada construyó casa y bodega, podemos recrearnos, una vez más, en este paisaje que con el alma amamos y que, gracias a los sentidos admiramos. Allí, caminando hacia el naciente, hay un promontorio rocoso con forma de mastín vigilante. Puestos encima del pétreo morro, nuestra vista se extasía en un mar de girasoles que en Los Quintos, entre la rectilínea carretera que parte del cercano Bujalaro hacia Matillas y el río Henares, crean un bellísimo tapiz de verdes y amarillos.

Ahora, se están desperezándose como quienes los observan. Habrá que esperar al cenit solar para verlos en todo su esplendor y después, en la tarde, dando lección de vida irán cayendo hasta cansados de tanto girar, caigan en el sueño reparador y cotidiano, a la mañana siguiente, una y otra vez por varios meses, despertar alegrando el espíritu de los lugareños y de los visitantes esporádicos que por allí pasan.

El girasol es cultivo más bien reciente en los campos de Castilla, tan acostumbrados al trigo, a la cebada y al centeno. Lo son tanto como los espigados chopos antes compañeros de ribera y hoy en formación cuasi militar, en plantíos enchumbados en aguas del propio río.

l Henares que nace salado y dulce en ramales diferenciados, se une allá arriba en tierras de Mandayona para seguir su curso atravesando los campos de Villaseca y la otrora industrial Matillas. Se acerca sigilosamente a las huertas de nuestro Bujalaro para después seguir su camino tierras abajo y encontrarse con el padre Tajo. ¡Qué extraordinaria naturaleza es la que lleva a estas mismas aguas a desembocar en el Mar de la Paja, en el gran estuario de la bellísima Lisboa! Hoy en día, los girasoles han pasado de ser flor de jardín, ya a cultivo recurrente en muchos casos, a sustitutos atemporales de cereales.

¡Para el coche!¡Hazlo ya, rápido!-¡No puedo, viene un coche detrás!-¡No importa, arrímate, arrímate! Unos metros más adelante, hemos logrado aparcar en el arcén de la carretera. Es el momento para inmortalizar los campos de girasoles. Éstos ocupan las planas tierras de labor del lado izquierdo de la vía y a la derecha ¡Oh, maravilla de las maravillas! Todo se viste de lila… campos de espliego y lavanda francesa que cantan una monótona melodía, armonizada por el ir y venir de miles, tal vez millones de abejas, que en otros tantos cientos de panales trabajan incansablemente para ofrecer la celebérrima miel de La Alcarria.

Tenemos que volver. Muy a nuestro pesar se nos echa encima la noche y cuando ésta reine, nada mejor que una tertulia en la puerta de la casa de Julia Moreno Valeros o en la cocina de la casa de los tíos Victoriano y Teodora, en Matillas. Embriagados por olores de dulces y panes de la tahona artesanal. Allí charlaremos amigablemente de tiempos pasados, cuando sólo ellas y sus coetáneos correteaban por calles y callejones bujalareños. Nosotros nos asombramos, una vez más, con sus inefables memorias: Nombres, apellidos y hechos. Y todo ello con fechas precisas, así son estas señoras laboriosas de tierras adentro de fino hablar castellano. Entre risas se asoman algunas lágrimas, recordando a los que físicamente no están. De pronto, corre un aire, todos callamos y la más joven del grupo dice: ¡Parece que ha pasado un Ángel! Misterios nocturnos de quienes creemos no estar solos en este mundo.

Sigue el año su transcurrir, hemos girado una visita a la Zona Fundacional de la grancanaria Ciudad de Telde. La última estación de este viacrucis cultural no puede ser otra que la Iglesia Conventual de San Francisco de Asís en el Altozano de Santa María de La Antigua. Ya en su interior nos colocamos en el arco toral del presbiterio. Comenzamos a explicar en detalle cuanto hay en su interior, dejando para el final la estrella iconográfica del vetusto templo franciscano: La llamada Puerta de las Almas, portón doble de cuarterones, profusamente decorado por manos consagradas, que gracias a cubrir cada rectangular espacio con un girasol, quiso dar una lección perenne de catequesis. Pues, si los girasoles no tienen vida sin el Astro Rey, a las almas del creyente les pasarán lo mismo sin la radiación de dones, que desde el Palaciego Sagrario, emana el Santísimo Sacramento. Cuando ésto contamos, nuestros escuchantes, entre sorprendidos y admirados por la destreza del fraile, que así representó la fuerza de la Eucaristía, no dejan de admirar, una y otra vez, esos girasoles altaneros y humildes a la vez, cargados de vida renovada y presentes en la capilla mayor de esta iglesia, desde hace más de trescientos años.

Terminado el recorrido Histórico-Artístico en la Plaza del Convento, despedimos al grupo, que ya se enfilan por la calle San Francisco para bajar al Barrio de San Juan siguiendo el curso del acueducto que los acompañará por la Calle Nueva o de Inés de Chimida, hasta darse de bruces con La Alameda o Plaza Mayor.

Nos retiramos al hogar familiar. Algo cansados, nos sentamos en el cuarto de estar. Miramos hacia la pared de enfrente que tiene colgados varios cuadros. En uno, una buganvilla de rojas flores y sinuosas palmeras. En otro, un ramillete de calas, la flor preferida de nuestra madre. Siguiendo la vista hacia la derecha, Elías Marrero el gran acuarelista, nos brinda una visión mágica entre luces y sombras de un búcaro de Talavera, coronado por unas ramas floridas de mimosas. Y después junto al rincón, tomando protagonismo espacial, unos girasoles nacidos del genio inmortal de nuestra amiga Lola Massieu… Como si quisiéramos incidir en nuestra fidelidad a los girasoles, alguien armónicamente compuso un ramo de girasoles y espliego en una alargada jarra de fino cristal de Bohemia. Y bajo las amarillas flores, tres portarretratos de seres queridos nunca olvidados y una lucecilla roja que tintinea por efecto de la delicada vela que le da vida.

FUENTE: https://www.teldeactualidad.com/articulo/geografia/2022/11/03/379.html

 

Créannos, está tan presente el girasol en nuestras vidas, que por gustarnos, de jovencillos nos comíamos de él hasta las pipas (Semillas) y cuando cansados del continuo bregar, deseamos tomarnos unos días de descanso acudimos a los apartamentos Los Girasoles, en Playa del Inglés. Allí, la paz y el sosiego hacen presencia. Y las tardes del Sur grancanario, con el bohemio caer del Sol, nos permiten, una vez más, ensanchar nuestros corazones y volar con nuestra mente a otros lares.

 

Antonio María González Padrón es licenciado en Historia del Arte, cronista oficial de Telde, Hijo Predilecto de esta ciudad y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.

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