POR GABRIEL SEGURA HERRERA. CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)
Como cronista oficial de la ciudad de Elda no puedo más que lamentar profundamente el criterio a la hora de elegir el nuevo nombre para 5 de las 15 calles afectadas por la Ley 52/2007, de la Memoria Histórica. Fui uno de los miembros de la comisión formada por encargo del ayuntamiento para el asesoramiento en la materia y frente a otros puntos de discusión o divergencia de opiniones, fue unánime desde el principio el criterio de aprovechar la oportunidad que brindaba la cita ley para recuperar los nombres históricos de algunas de las calles que lo habían perdido a lo largo del siglo XX y así favorecer la recuperación de las señas de identidad eldense.
Ayer se hizo pública la decisión del equipo de gobierno de renombrar aquellas quince calles que fueron designadas. Pero cual fue mi sorpresa cuando ninguno de los nombres tradicionales de las calles eldense aparecía en la lista.
Y entonces me pregunto yo ¿Que pecado o que daño han cometido las antiguas calles LA BALSA, MORERAS, HORNO DE SAN ANTONIO, CARRIL VIEJO, POSTIGOS para que no queramos recuperar sus nombres? ¿Son de izquierdas o de derechas, o acaso carlistas, falangistas o republicanas? ¿Son nombres machistas o que atentan contra la dignidad humana?
Son nombres no propuestos por partido político alguno, ni incluso por alcaldes o concejales. Son denominaciones tradicionales, que les dio el pueblo llano, es decir, la gente anónima, nuestros antepasados, como mínimo desde la segunda mitad del siglo XVII.
No niego la legitimidad democrática para tal cambio. No niego la necesidad de dar visibilidad a las mujeres en el callejero eldense. Es más, a algunas de las que aparecen en el listado, caso de Natalia Tendero, Antonia Maymón o Josefina Ferrándiz he reclamado públicamente ese reconocimiento y la deuda de la ciudad con ellas. A otras he tenido el gusto de conocerlas personalmente y se merecen eso y más. Pero flaco favor le hacemos a la ciudad, a su pasado y a sus señas de identidad cuando nos negamos a recuperar y a conservar el patrimonio cultural más frágil: la toponimia.
Los nombres de las calles nos ayudan a comprender la historia de nuestra ciudad, la historia de nosotros mismos.
Desde mi posición como cronista oficial insto a la corporación municipal en pleno, al alcalde y a concejales, a los diferentes grupos políticos del ayuntamiento de Elda a que por favor mediten la decisión al respecto de estas cinco calles y se intente reconducir la decisión por el bien de la ciudad.
Si en otros campos y desde otras concejalías se está trabajando acertadamente y con éxito en la recuperación de la historia de nuestro pueblo, de nuestras señas de identidad, no deshagamos camino con una decisión que, solo en el caso de estas cinco calles, atenta a todas luces contra la propia identidad de la ciudad, de nuestras raíces como pueblo ¡Ellas son Memoria Histórica de nuestra Historia!