POR FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
MIEMBRO DE LA REAL ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CRONISTAS OFICIALES (RAECO).
Artículo Publicado en el número 340 páginas 54 y 55 de la Revista «Carta Local» , órgano de la FEMP
Va a ser Navidad, pero va a ser una navidad diferente esta del 2020: la de la pandemia. Se mantendrán tradiciones, pero todo será distinto: los encuentros familiares, los sociales, los multitudinarios, bien religiosos o festivos… Va a ser una navidad rara; será, desde luego, una navidad segura, pero seguirá siendo, volverá a ser, una navidad con alma, y por ello, si cabe, dejará aún más espacio para el recuerdo, para los recuerdos.
El recuerdo. Los recuerdos. Los tópicos. Las tradiciones. Hay hechos singulares navideños en nuestros pueblos y ciudades que quiero rememorar en este recorrido, incluso algunos de ellos son atractivos turísticos singulares. Lo primero que me viene a la memoria de mi infancia es el colegio de las Carmelitas de la villa cacereña de Las Brozas donde se celebraban por Navidad las Jornaditas: y los niños y niñas íbamos a la capilla durante nueve jornadas para acercarnos al Niño Dios y a los Reyes Magos.
En este colegio, donde aún se encuentra la guardería, está, muy escondido, el palacio que habitó Antonio de Nebrija, el autor de la primera Gramática Castellana, donde vivió con todos sus hijos, durante varios años. Curiosamente, a la vuelta de la esquina está la calle Aldehuela donde, al año siguiente de morir en Alcalá de Henares este ilustre gramático, nació Francisco Sánchez de Las Brozas, otro gramático cuyas teorías en la obra “Minerva” son estudiadas hoy por el prestigioso pensador norteamericano Noam Chomsky. De este bello pueblo de la provincia de Cáceres, hoy el último conjunto histórico artístico de Extremadura, me trasladé en mi vida profesional como periodista a Palma de Mallorca donde pasé doce años, y donde he podido escuchar en varias ocasiones en su impresionante catedral gótica el “Cant de la Sibil.la”, que es un canto medieval, y que se hace cada Nochebuena por todas las iglesias mallorquinas. Hoy está declarado Patrimonio inmaterial de la Humanidad; se hizo el mismo día en el que se declararon al flamenco, a la dieta mediterránea y a los “castellets” catalanes. Se la he oído interpretar dentro de la Catedral de Palma a la cantante mallorquina María del Mar Bonet, hija del que fuera mi director en el diario Baleares Joan Bonet.
Ese drama litúrgico con música gregoriana no solo se interpreta en la capital balear, sino en todas las iglesias de la isla como maitines de Navidad, o en la Misa del Gallo, incluido en el monasterio de Nuestra Señora de Lluc, patrona de la isla, y llama la atención que también se cante Sa Sibila en la iglesia de Alguer, en la isla italiana Cerdeña donde aún hoy en día se habla catalán porque aquella isla fue parte del Reino de Aragón. Tras mi estancia mallorquina me asenté en Madrid, donde la celebración de la Navidad es un canto a la vida alegre y festiva, donde las calles se muestran coloridas e iluminadas.
Se visitan los belenes repartidos por toda la ciudad, como un atractivo turístico más, pero, sin duda alguna, lo mejor y más conocido de todo, es el Mercadillo de la Plaza Mayor donde, desde hace más de 100 Navidades -este año será diferente por la pandemia-, se podían comprar toda clase de figuritas para el portal de Belén, árboles navideños, adornos del árbol de Navidad o cualquier otro objeto que atraiga la atención esos
días festivos, curiosos y singulares, como máscaras para el día de Nochevieja.
En nuestra retina aun quedan las escenas de la película de Fernando Palacios “La Gran Familia” con el insigne Pepe Isbert como abuelo. No hay nada mejor en estas fiestas que, además de cenar en Nochebuena en familia (muy pocos a la mesa), visitar los belenes que haya en nuestros pueblos o ciudades, pero quiero destacar uno muy singular: el Belén Viviente de Beas de Segura, en la provincia de Huelva, con más de 30 escenas bíblicas y otras escenas de la época del nacimiento de Jesús en el que participa todo el pueblo para que los más jóvenes sean los verdaderos protagonistas al ser los personajes del belén.
También en Andalucía se halla el Museo del Nacimiento, abierto todo el año, pero que en Navidades es aún más visitado: el Museo de Internacional de Arte Belenista de Mollina de Málaga, instalado en una nave comercial, a la salida del pueblo, en más de 5.000 metros cuadrados. Lo he visitado y es, o ha sido, muy recomendable conocerlo “in situ”.
Ahora será de otra forma, aquí dejo su página web: https://www.museodebelenes.com/ No quiero dejar de citar aquí algo tan insólito y curioso como es la llegada por Navidad del Olentzero de Bilbao, que baja desde su caserío montado en un caballo de madera gigante, al que llaman “pottoka” y portando, muchos regalos para los niños. Hay una cabalgata similar a la de los Reyes Magos, pero en el País Vasco, dada su idiosincrasia, participan sus mitos de la cultura popular, como la Mari Domingi, el carbonero, el Basajún o los simpáticos “galtzagorris”,
La cabalgata comienza en la popular Plaza Moyúa y concluye en el Teatro Arriaga, donde el Olentzero recibe a los niños en la mañana del día de Nochebuena para entregarles sus regalos. También será distinto este año, pero la tradición pervivirá. Pero, sin duda alguna, y finalmente, la Cabalgata de Reyes más antigua: la de Alcoy, desde 1866. Es tanto su atractivo que está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
A igual que en Bilbao hubo un personaje popular en el siglo XIX, el tío Piam, que invitaba a los niños a cantar canciones típicas de Navidad. Los Reyes Magos llegan acompañados de pajes quienes portan escaleras y dejan en las viviendas los regalos reales que han pedido los niños. Son algunas tradiciones entre centenares, cada pueblo y ciudad tiene la suya. Este año se mantendrán, aunque distintas. Feliz Navidad, aunque diferente.
A la memoria de los compañeros Cronistas Oficiales que nos han dejado este año.
Fuente: http://femp.femp.es/files/842-356-fichero/Carta%20Local%20n%C2%BA%20340,%20noviembre%202020.pdf