POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Siempre que puedo y el tiempo no lo impide, acostumbro a visitar el «Rastro» de Gijón para ver si «encuentro algún librín» interesante en el stand de mis amigos Adolfo y Antonio, dos gitanos hermanos, atentos, amables y siempre llenos de afecto.
Buscando y rebuscando descubrí un ejemplar del libro HISTORIAS, LEYENDAS Y LO OTRO, editado por Edic. Gaisa (Valencia 1953) cuya autoría corresponde al estudioso e investigador valenciano FRANCESC ALMELA I VIVES (Vinaroz 1903-Valencia 1967), Miembro correspondiente de la Real Academia de la Lengua Española, de la Real Academia de la Historia, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando…
En el capítulo, del libro citado, titulado «El pintor y la escultura», cuenta el Sr. Almela que en la calle valenciana de En Llop vivía un tal Francisco Olaria, conocido como Coqui (transcripción silábica de Quico) cuya profesión era la de «pintor de parets», si bien él se calificaba como «pintor decorador».
Parece ser que en cierta ocasión recibió el encargo, por parte de una persona devota, de pintar un cuadro representativo de «La última Cena de Jesús con sus Apóstoles». El bueno de Coqui, excediéndose en su devoción, representó a TRECE Apóstoles en vez de los DOCE que testimonia el Evangelio.
Al ser reprendido por quien le encargara la obra, y no ver el artista el modo de corregir el error, dio al mecenas la siguiente respuesta: «No se preocupe por ello; ya verá cómo el que hace «trece» se marcha en cuanto acabe de cenar».
Hoy, releyendo el libro por enésima vez -tal es su gracia- pensé que esta anécdota pone una respetuosa «nota de humor» a la Semana Santa que se acerca y que un servidor, cristiano viejo, anima a vivirla con respeto y devoción.