POR FULGENCIO SAURA MIRA, CRONISTA OFICIAL DE FORTUNA Y ALCANTARILLA (MURCIA)
Nos sigue interesando, por su matiz político, un pleito no muy claro sobre unas tensiones que se dieron en Fortuna en 1692, cosa que podría ser indiferente, a no ser por el misterio que encierra la “Pesquisa” que al efecto se establece por la muerte de ediles intrigantes, conocidos en la población por sus polémicas concejiles, víctimas de insolentes provocadores que, de una forma u otra desencadena un ambiente opaco, no desvinculado con otros sucesos que se desarrollan en otros lugares del reinado del último Austria. Desde luego los municipios en este tiempo son reflejo de lo que sucede en la corte y graves problemas sustancian este periodo histórico. El desenvolvimiento del juicio indicado que va dirigido a buscar culpables de los asesinatos a que nos referimos, daría para una novela enfocada en los datos históricos que referimos en nuestra Historia de Fortuna.., que se suman a otras investigaciones interesadas que nos proporcionan datos nuevos.
En nuestra investigación de Fortuna en este siglo nos interesaron temas tan singulares como las deudas de los vecinos del quinto y el noveno a sus Señores, como los peones que se utilizan en la Fuente Vieja, un icono que refleja aquel ir y venir de los pastores en la trashumancia; aunque de todos ellos atrae el pleito condensado en su célebre “Pesquisa” en tiempo del regidor Jusepe Benavente Pérez, un personaje que, en este momento, se hace protagonista de unos eventos que dejan asombro a los vecinos de la villa. Tanto, que bien se podría hacer una narración amplia, a modo de guión para una película. Sin duda que se ha de encuadrar este caso como uno de los más curiosos de nuestra historia de Santa María de los Baños, como era en el siglo XVI.
Los hechos que referenciamos que llevan a unos asesinatos y planteamiento de un proceso para señalar la autoría de tales sucesos y donde el edil mencionado se hace una figura fundamental. A lo largo del mismo se deja intuir a un personaje influenciado por la situación histórica, más bien endeble y díscolo que le lleva a sufrir avatares y terminar trágicamente Desde luego nosotros, en nuestra historia tratamos este pleito, pesquisa, basándonos en la mera información documental sin profundizar, que daría para otro trabajo. La presencia en la villa, en 1996 de Ramón Benavente Frixas solicitando datos sobre su lejano pariente Jussepe Benavente, nos dio la posibilidad de volver sobre los viejos documentos, encargándose el mismo de bucear por los archivos de España para conseguir nuevos aportes, pues tanto era su interés, de una forma especial en el de Murcia y el local, legajos que abren las ventanas al investigador. Lo cierto es que, fruto de la constancia de nuestro amigo catalán es un trabajo que titula “ El proceso de Fortuna de 1693…”, donde refleja su intensa labor en su cometido, analizando hasta donde puede la “ pesquisa” iniciada por el caballero calatravo Fernando de Cea y Córdoba, alguien que, al parecer no se ajustaba a una actuación sosegada y funcionaba atendiendo más a sus intereses que a los de la justicia. Es de tal manera que el calatravo, en su deseo por averiguar las circunstancia de los sucesos no tiene escrúpulos en hacer agravios a los vecinos, dejando que sus funcionarios se introduzcan en las moradas de aquellos, a veces, según consta, de una manera siniestra dejando a los pobres agricultores sin casa y bienes, pues eran “ unos pobres labradores” que tan solo tenían “ un poco de trigo y cebada”. Las expresiones contenidas en el texto nos suscitan reflexiones para entender la situación de los vecinos de la villa, las necesidades que pasaban para sobrevivir, el esfuerzo por abonar la renta y el pago del quinto y el noveno de sus cosechas a quienes entendían que tenían derecho de vasallaje sobre la población, y que llevó a infimitos pleitos con los mismos, tan elocuentes como sustanciosos como el de 1630, donde aparece el jurado Francisco Benavente como integrante de la Corporación. Pues que no solo el calatravo demandaba los bienes escuetos del vecindario; más a su vez les exigía que alojasen en sus pobres moradas a treinta hombres, amén de darles la comida y demás. Como se puede advertir, no estaban los ánimos de estos labradores sino para soliviantarse contra quienes los amedrentaban con tal incuria. La gravedad de la situación se mostraba en la tensión entre aquellos y los que intervenían según las ordenes de incompetente personaje; por lo que los vecinos se reunieron en concejo abierto para encontrar armas en su defensa y apelar al monarca que, por otro lado no estaba para estos trotes. La verdad es que España se debatía en guerras y desafueros entre el monarca y sus asesores, obviando a veces los problemas de los concejos. El de Fortuna mantenía una tensión de gran calado que va a tener graves consecuencias para su regidor Benavente.
NUEVO IMPACTO EN EL PROCESO DE FORTUNA (II)
Las consecuencias provocadas por la pésima intervención del caballero calatravo en el proceso aludido; su intervención desusada entre los vecinos de la villa, pobres labradores acostumbrados a aguantar sequías; fueron causa de su destitución y la entrega de la “pesquisa” a Pinto de Lara que sin duda llevaría a una resolución no exenta de incidencias. Por cierto que este personaje que le imprime nuevo rango de seriedad a la famosa pesquisa procedía de Chinchilla, trasladando a Fortuna su jurisdicción ante la falta de competencia de la villa en el tratamiento de estos sucesos, lo que no deje de ser una anécdota digna de reseñar.
No sería de otro signo si no nos encontráramos en un momento del barroco tan ilustrado por algún autor. En el proceso de 1693 se especifican cuatro víctimas provocadas por el odio entre los regidores que, por lo que se deduce del pleito tienen su origen en 1676, aunque pensamos que incluso antes, sin apartar otras en relación con los constantes pleitos de la villa ante sus dueños que exigen el pago del quinto y el noveno, junto con el derecho de señorío y vasallaje, que veremos.
Faltan datos que nos señalen los inicios y causas generales que desarrollan tales tensiones que llegan a desafecciones entre los ediles y el pueblo que siempre sufre los improperios de aquellos. Indudablemente la villa de Fortuna se ve involucrada en el siglo XVII en numerosos movimientos provocados por bandos, como por la presencia en los alrededores de gente de malas acciones, bandoleros y de toda índole que provocaban asesinados y atropellos a los vecinos o forasteros que acudían por caminos apartados de la villa, ello sin desdorar la labor de la Inquisición en llevar a cabo sus propósitos, que deja una crónica apresurada en la ciudad de Murcia, pues pensemos el caso del controvertido Diego Zapata Mercader que elude a aquel alto tribunal en este tiempo sofisticado. Son abultados los casos que se suceden, como se observa en los documentos y se concretan en pequeñas investigaciones que ya el mismo Pinto de Lara extrae de una implícita documentación que extrae de unos “ Asuntos Diversos” que obraban en el Consistorio y archivo de Murcia.
Fundirse en la investigación de tales referencias nos llevaría a reconsiderar algunos expedientes relacionados con los peones que intervienen en la construcción de una fuente como el pleito sobre abono al administrador de las Salinas Reales de su salario, en los que se advera la presencia del regidor Jussepe Benavente uno de los protagonistas singulares que vemos que vemos imputado en el proceso y que le llevó a fatales consecuencias. Pero bien era descubrir la presencia en la villa de una serie de labriegos que son asaltadas bruscamente en el contorno sufriendo dejando asolados los campos. Pues si a un vecino de Madrid, como se dice, que estaba en la villa y paseando por el camino real que va a Murcia le acuchillan cortándole los dedos de la mano; no es desconocido el labriego que dispuesto a acercarse a su trabajo en el campo de la Matanza, fuera vilmente apaleado.. Ello entre otros muchos que, cercanos al campo, habían de emplearse a sus labores y eran vilmente maltratados por estos indeseables malhechores. La búsqueda de los mismos ocupó gran parte de su trabajo a los funcionarios de la cárcel real de la villa, lo que no daba tiempo para llevar a sus mazmorras a tantos desalmados y la policía desplegaba su acción en la búsqueda de aquellos, bandoleros con sus partidas, emulando a las que en el siglo XIX proliferan por estos pagos. La presencia de la famosa torre del Rico del siglo XVI en dicho pueblo jumillano, nos indica la necesidad defensiva del vasto campo de pobres agricultores que se servían de sus brazos paga ganar la soldada y se veían incapaces de contener a tales desalmados.
Hechos de esta índole nos llevan, sin duda a entender la situación del la pesquisa tan cacareada que puso en jaque mate a una situación vidriosa del momento. Y es que el 22 de abril de 1693 , en su desarrollo se exige la presencia del escribano Francisco Vernard para que se abra el pleito y siga la investigación documentada con la presencia de Jusepe García que se encontraba en la cárcel real de la villa y Jusepe Basco , que, al parecer habían participado en el asesinato “ con tiros de fuego”, de Diego Muñoz, Jusepe Benda, Juan Cutillas, aunque por lo que se sigue en la causa, quedaron aquellos libres de cargo, que dificulta mas su desarrollo. No estaba mal destacar la intervención del regidor Jussepe Benavente en estos aconteceres y pos diversos motivos. Un personaje que repetía de edil en el consistorio, que al parecer mantenía una competencia en diversidad de asuntos, y lo mismo lo vemos con Antón Vernard, Juan de Lajara y Gerardo Vernad, interviniendo y resolviendo el tema del salario a Lucas Arnau, administrador de las Salinas Reales, que formando parte del expediente de peones para la construcción de un fuente y acequia, como formando parte, como encausado del proceso que Pinto de Lara llevaba, confundiendo su actuar, aunque con poco éxito.
UN PROCESO FINALIZADO
En nuestra historia de Fortuna damos datos sobre este proceso que con la ayuda posterior de Benavente Freixinós, catalán pudimos resolver en parte, interesado en la búsqueda de sus ascendientes de esta villa y que por un tiempo se dedicó a investigar en archivos de Granada, Murcia y Fortuna que vierte en su trabajo indicado. Desde los nuevos datos se llega a unas conclusiones, no del todo esclarecedoras que hemos señalado en otros trabajos. Nuestra intención no ha sido detallar los pormenores de los sucesos pero si las causas que los llevan a cabo, sin duda motivados por la rencillas entre bandos concejiles, muy en relación con los que durante estos años se dan en otros concejos y señalados por investigadores. Las circunstancias históricas son propicias para ello cuando la monarquía va declinando y el gobierno de Carlos II se ve involucrado en dramáticas secuencias que de alguna forma influyen en los municipios. El sentido de bandos que queda consignado en los documentos nos da pautas para entrever una oposición de ideas entre los regidores que dan lugar a resentimientos y la provocación de personas y que nos evocan aquellas bandosidades catalanas del siglo XVI que Cervantes evoca en el Quijote. Pues que en Mula y otros pueblos murcianos se forjan estas tensiones, estudiadas convenientemente, entre familias que terminan en asesinatos, cuchilladas, que son penadas con galeras. En Fortuna, en este momento de 1693, como vemos en documentos precisos, la jurisdicción pasa a Murcia con la presencia de Pinto de Lara que lleva a cabo la pesquisa. Es por tanto por una acción política como se ensambla una rencilla concejil de consecuencias dramáticas., algo a lo que Pinto de Lara tiene que afrontar sin poderse imaginar que uno de sus conocidos regidores pudiera ser uno de los autores que le llevaría a una pena tan drástica como era la de galeras en Orán. En otros trabajos hemos pergeñado las circunstancias de tan curioso proceso, las incidencias, a veces ocultas que pudieron enervar el ánimo del magistrado Pinto de Lara preocupado además por otros temas en relación con enfados entre regidores en puntos concretos de tratos tabernarios, como de demandas en materia de sal provocadas por el arrendador, pues como he dicho en ocasiones puntuales el pleito sembró angustia en los vecinos de la villa atosigados por la forma de actuar de Cea y Córdoba, un personaje que invadió las libertades de los pobres labriegos sometiéndolos a situaciones inadmisibles, quienes habían de abonar los derechos de vasallaje a sus dueños, de lo que hablaremos señalando pleitos inconclusos. Numerosas incidencias se suceden en este tan famoso pleito que lleva en jaque a los vecinos de la villa que no salían de un problema para meterse en otro, de ahí la necesidad de buscar defensa en los regidores encargados de la seguridad. Se sienten atemorizados ante la muerte de J. Lozano Benavente hijo de Beatriz Pérez que interpone querella ante la jurisdicción, desde luego un asesinato con otros sesgos que dejan inquietud y salpican a los vecinos comarcanos hartos de provocaciones y robos consecutivos. Estaba en la mente de todos los misteriosos hechos dramáticos de la noche de 23 de octubre de 1692 que entra en los anales de Fortuna, como el hecho de llevar el litigio y dar solución a las querellas provocadas por vecinos de la villa ante el juez consabido. Asesinatos, cuchilladas a los labradores conciencia del bandidaje y otras rencillas de regidores en tabernas por cuestiones nimias, dejan un mal sabor de boca entre los vecinos que apenas hacían una vida normal dedicada a la agricultura.
Tales sucesos conforman una tela de araña que traen efectos dramáticos y consecuencias penales de envergadura asumidas por 43 condenados, según dicho pleito con las penas de destierro y de galeras en Orán, que eran las usuales en el momento. No podía ser menos dada la época histórica y las persecuciones turcas a la península que desde el siglo XV y XVI se provocan por avanzadillas a las costas mediterráneas que exige un personal defensivo, brazos que defiendan tales avances; lo que hace que se incrementes estas penas. La de destierro sufre por dos años Fernando Cascales, con la agravante de que si lo hiciera lo cumpliría doblado en el presidio de Africa. A J. Benavente se le condena a pena de galera, a “ remo y sin sueldo” a Oran, también a Ginés Gonzalo Campoy y otros que, como se constata no se cumplimentaron como n el cao de Fernando Cascales. Si se comprueba la muerte en presidio de Jussepe Benavente, Quedan espacios en ese tiempo que va de 1629 a 1693, oscuros que Benavente Freixinós no pudo averiguar y que siguen siendo necesarios para entender los motivos de estas tensiones que emulan las que suceden en otros pueblos como Mula (2), algo que hay que no hace cavilar sobre tan extraño tiempo en el que Fortuna vive ocasiones de tragedia..
CONTINUARÁ
FUENTE: EL CRONISTA