BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA.
En 1920 la Primera Guerra Mundial (1914-1918) era un recuerdo reciente y el mundo comenzaba una difícil posguerra. Huyendo de la posguerra una pareja de ingleses cambió su tediosa Londres por los aires renovados de España. Jan Gordon y su mujer Cora llegaron en el verano de 1920 a la ciudad de Murcia por indicación de Wyndham Tryonhttps://bgarrigos07.wordpress.com/2020/04/21/el-espia-ingles/, pintor inglés que poseía un piso en el Paseo de Corvera y pasarán una temporada en Xixona.
Eran unos personajes bohemios, artistas polifacéticos, con gran espíritu aventurero y que más que ver y pintar monumentos querían ver y sentir lo vivo. Cora Gordon reflejó sus vivencias diarias en un librito de viaje, que si bien no es una crónica, si que nos sirve para descubrir cómo era la vida en aquel tiempo. Este libro se tituló originalmente “Poor folk in Spain” traducido al castellano por María Soledad Valcárcel con el título “La gente sencilla de España” por Jan y Cora Gordon y editado por el secretariado de publicaciones de la Universidad de Murcia en 1980.
En el libro narran y dibujan sus andanzas por Murcia y Jijona durante el verano y el otoño de 1920.
Su vinculación se debe a que su mentor Wyndham Tryon era conocido como el inglés de la Torre Blay; pues había vivido en ella durante la Primera Guerra Mundial y tras regresar a Inglaterra ofreció su estudio, en lo alto de la cima del castillo, a sus amigos pintores.
¿Pero quiénes eran estos artistas ingleses?
El 11 de marzo de 1882 en Inglaterra nació Jan Gordon-Godfrey Jervis Gordon. Su padre era el reverendo A. Gordon. Estudió en Marlborough College y en la escuela de Minas de Truro. Durante la Primera Guerra Mundial fue teniente de la “Royal Naval Volunteer Reserve”.
Era una persona de amplia cultura y aficiones: artista, escritor, conferenciante, viajante infatigable e incluso músico de temas folk. Realizó numerosas exposiciones pictóricas en Europa y América. Algunas de sus obras están expuestas en el “British Museum”, en el “Oldham Municipal Gallery” y en el “Imperial War Museum”. También es autor de numerosas publicaciones. Murió en febrero de 1944.
Se casó con la artista Cora Josphine Gordon. Esta mujer era miembro, al igual que su marido, de la “Royal Society of British Artists”. Realizó estudios en Londres, Bruselas y en la “Slade School of Art”. Realizó un gran número de viajes y llegó a trabajar como enfermera e intérprete en Serbia en 1915. Sus cuadros están expuestos en el “British Museum”, en el “Oldham Municipal Gallery”. Podemos observar sus obras pictóricas en el Museo Ramón Gaya de Murcia. Cora también destacó como escritora, conferenciante y músico. Murió en junio de 1950.
¿Cómo era Xixona en 1920?
En 1920 Jijona comenzaba a ver un pequeño rayo de luz en el túnel en el que había estado metida por la crisis económica de 1917 (incluso llegaron a producirse algunos altercados por la carestía de los alimentos) y la gripe de octubre y noviembre de 1918.
La ciudad ya disponía de uno de los adelantos de la época, el alumbrado eléctrico y una fábrica de electricidad (La Electra Jijonense).
Las empresas turroneras comienzan un proceso de industrialización consistente en cambiar la energía a vapor por energía eléctrica, así: D. Sebastián Picó Sirvent, D. José Mira Colomina, D. Manuel Sirvent Soler, D. Francisco Mira Miralles; Sociedad Mullor y Miralles y D. Amando Filliol Galiana, solicitan la autorización para instalar motores eléctricos en sus industrias y el Ayuntamiento se las concede en la sesión del 2 de marzo.
La base económica de la ciudad seguía siendo la agricultura:
“Pero no sólo se dedican a la elaboración de confites y de sus famosos turrones: los jijonencos son agricultores inteligentísimos. Sus productos principales son almendras, olivas, frutas, maíz, uvas, trigos, tomates y otros.” (OARRICHENA, César, 1920: 330).
La exportación de uva era importante todavía; dedicándose a ella: “Francisco Coloma; José Coloma; Vicente Garrigós y Pascual Llorens” (OARRICHENA, César, 1920: 330) y los cereales constituían una gran parte de la agricultura: cosecheros de cereales eran: “Joaquín Aracil, Vda. e Hijos de Marcos Aracil, Eduardo Carretero, Cándida de Caso, Antonio Galiana, José Rovira de la Canal, Francisco Rovira, Marcos Rovira, José de Scals, Joaquín de Scals, Antonio de Scals y Manuel Sirvent.”(OARRICHENA, César, 1920: 337-339).
Pero la industria comenzaba a abrirse hueco como así lo manifiestan estas palabras:
“Son los jijonencos, los magos elaboradores del turrón celebérrimo, que trabajan medio año en sus fábricas y obradores y que salen después durante otro medio año para desparramar sus productos por el mundo entero” (OARRICHENA, César, 1920: 326).
“La industria en Jijona se circunscribe, puede decirse, a la elaboración de confites y de sus turrones. La fabricación es enorme. De fama universal, abastecen de esta exquisita pasta todos los mercados del mundo. Hay fábricas y obradores dedicados exclusivamente a esta industria, pero cabe decir, que todos los jijonencos conocen el secreto de la elaboración y que en todas las casas se elabora. Muchos se dedican a la venta adquiriéndolo elaborado en las fábricas”. (OARRICHENA, César, 1920: 330).
En 1920 había censados 24 empresas entre confiterías y fábricas de dulces:
Al éxito de la industria contribuyó también el Ayuntamiento, presidido por uno de los industriales turroneros punteros del momento D. Wesceslao Monerris Rovira y secundado, como primer teniente de alcalde por otro industrial: D. Primitivo Rovira López.
La ciudad abarcaba el casco medieval; aunque a principios de ese siglo había comenzado a desarrollarse a los pies del mismo con la construcción de La Plaça. En 1920 se había desarrollado su primera fase que abarcaba hasta casi su mitad (al llegar hasta la altura de la Societat Cultural El Trabajo).
Sin embargo, el Ayuntamiento había decidido la búsqueda de terrenos para ampliar la calle de la Industria (localizada, en aquellos años, desde el cruce de la calle Alcoy con la calle El Vall hasta la calle Marcelo Mira). Estos terrenos se encontraban entre la calle Torre de les Maçanes y el convento de Santa Ana y la plaza de toros ( Hoy plaza de las Monjas en el Barrio de María Verdú).
El ocio en la ciudad está representado por la existencia de cuatro sociedades culturales y recreativas: “Instrucción y Caridad”, “Nuevo Casino de Jijona”, “La Amistad” y “El Trabajo” (OARRICHENA, César, 1920: 338) y por la banda de música.
Festejos populares en las fiestas de Moros y Cristianos de 1920
La principal celebración eran las fiestas de Moros y Cristianos. Cada año el Ayuntamiento, de forma protocolaria, aprobaba la celebración de estas fiestas. Así : “Se acuerda por unanimidad, celebrar en honor de los patronos San Sebastián y San Bartolomé, los tradicionales festejos cívico-religiosos de costumbre y que por el Sr. Alcalde, en unión de la Comisión de Fiestas se confeccione el programa y señalando los días, dentro de la 2ª quincena del próximo agosto.” (Archivo Histórico Municipal de Xixona, Acta capitular del 20 de julio de 1920).
Poco a poco va transcurriendo el verano y llegando el mes de agosto.
Nuestros invitados llegan a la ciudad unos días antes de los tres días mayores de nuestras fiestas de Moros y Cristianos.
“En la gran fiesta de Jijona había tantos extranjeros que casi pasábamos desapercibidos.” (GORDON, Jan y Cora, 1980: 263)
Todos los elementos que la parafernalia de la representación de los moros y cristianos requieren ya estaban en su sitio:
“En un extremo de la plaza se podía ver, no con mucha claridad, el castillo de madera, de forma no muy distinta a uno de aquellos pintorescos grabados en madera de una antigua edición de Froissart”(…)
“Han levantado un castillo de tablones en la plaza”, dijo “La Vinagre”; primero lo tomarán por asalto los moros y luego los cristianos. Es muy lujoso. Quizá no tanto como el del año pasado, porque los capitanes de la fiesta no son tan ricos como los del año pasado, y, debido a la escasez de tabaco, los contrabandistas no harán su drama del contrabando de tabaco. De todos modos habrá mucho lujo”(…) (GORDON, Jan y Cora, 1980: 265).
Los días previos a las fiestas del 15 al 21 de agosto por las tardes se organizaron carreras, cucañas, elevación de globos y danzas.
Una de las diversiones que se iban a realizar en conmemoración de las fiestas era la proyección de una película al aire libre en La Plaça delante del castillo de fiestas del 15 al 21 de agosto en sesiones nocturnas:
“delante de él (castillo festero) estaba suspendida en el aire la sábana sobre la que se iban a proyectar gratis las películas desde la parte más alta del pináculo del castillo.” (GORDON, Jan y Cora, 1980: 265).
El patio de butacas era completamente improvisado: “Cuando se aproximó la hora de la proyección, la gente vino trayendo consigo las sillas, hasta que delante y detrás de la pantalla la plaza estuvo totalmente llena.” (GORDON, Jan y Cora, 1980: 265).
Sin embargo, no se disponía de los actuales equipos de sonido e imagen, produciéndose, según nuestros amigos algunos pequeños fallos: “La proyección no fue un éxito. La iluminación era muy escasa, y la sábana pendía muy alta por encima de las cabezas de la gente. Además, una joven luna en cuarto creciente se asomaba entrometida por encima de las montañas”(…)”pensamos en lo que habrían sacado en claro de aquellos dramas los espectadores que estaban mirando la espalda de la sábana(…)” (GORDON, Jan y Cora, 1980: 265).
Los tres días anteriores a la trilogía festera por las tardes se organizaron vaquillas en una plaza de toros improvisada: “(…)tampoco la persecución era por calles estrechas y tortuosas, sino en la plaza, cuyas entradas habían sido tapiadas con barricadas hechas de tablones de maderas. (…) Los toros estaban en unos establos fuera de la ciudad, desde los que (…) fue llevado uno a rastras hasta la plaza, donde le forzaron a entrar a un toril construido cerca del castillo (festero).” (GORDON, Jan y Cora, 1980: 268).
El toro persigue a los muchachos provocando un pequeño susto: “Algunos muchachos mostraban un valor considerable, y fue divertido ver la extraña forma cóncava que tomaba la espalda de uno de los que corrían, pensando seguramente que el toro estaba justo detrás de él y sintiendo en su imaginación aquellos cuernos clavándose en su espina dorsal” (GORDON, Jan y Cora, 1980: 268-9).
Para Cora el espectáculo era divertido; pero carente de emoción por lo que decidió lanzarse a la arena provocando un gran revuelo entre el público asistente. “Señora, señora, gritaron, no debe permanecer aquí. ¡Es peligroso!.
¿Por qué?, pregunté..
Pero, ¿no lo entiende? ¡El toro! ¡Podría cogerla!
Pero, respondí, también podría cogerles a ustedes.
Sí, pero nosotros podemos correr
Bueno, yo también puedo correr.” (GORDON, Jan y Cora, 1980: 269-270).
Esta es la visión de Jan y Cora Gordon sobre los festejos previos a las fiestas de Moros y Cristianos. Tema este que dejamos para otra ocasión.
BIBLIOGRAFÍA
GORDON, Jan y Cora, La gente sencilla de España; Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Murcia, Murcia, edición de María Soledad Valcárcel, 1980, 374 páginas.
OARRICHENA, César, Guía Comercial e Industrial de Alicante y su provincia, imprenta Hijos de V. Costa, Alicante, 1920, páginas 326 a 337.