UTRERA CELEBRA EL 150 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE LOS HERMANOS SERAFÍN Y JOAQUÍN ÁLVAREZ QUINTERO: EN TORNO AL MENOSPRECIO DE SU OBRA POR ALGUNOS “EXQUISITOS”.
Sep 25 2021

POR PEDRO SÁNCHEZ NÚÑEZ CRONISTA OFICIAL DE DOS HERMANAS (SEVILLA).

Los Quintero con don Benito Pérez Galdós

Como decíamos ya en 1971 con motivo del Centenario del nacimiento de Serafín Álvarez Quintero, en una de mis colaboraciones en la revista utrerana “Vía Marciala, es una moda recurrente aunque muy minoritaria, ya desde su época, criticar a los Quintero, acusándolos de presentar una imagen miope de Andalucía, un falso bienestar ingenuo y sin problemas  ni compromisos. Para botón de muestra, el agrio comentario sobre los Quintero, que me recordaba mi hijo Miguel, del excelso don Ramón María del Valle Inclán, referido a la supuesta decadencia del teatro de su época, cuando decía que la crisis del teatro se resolvería “fusilando a los Quintero”, comentario al que nuestros paisanos correspondieron poco más tarde con un generoso y cálido homenaje a su obra entera, cuando no lograron que le dieran el premio Fastenrath que otorgaba la Real Academia Española.  Y es que así eran ellos, personas de una bondad y una generosidad exquisita. Y eso trasciende en sus obras.

¿Por qué motivo hay siempre, en algunas “mentes privilegiadas”, un cierto “desprecio” o “menosprecio” con respecto a la obra de los Quintero? ¿Por su temática? ¿Por el lenguaje de sus personajes? ¿Por las ideas que se desarrollan en sus obras?¿Por la imagen de Andalucía que en ellas se da?, ¿por todas esas cosas juntas? ¿o será porque lo que desagrada a quienes critican su obra es esa Andalucía que representan y que  siempre se ha considerado una región subdesarrollada social, económica y culturalmente?. Porque lo cierto es que hay otros autores andaluces que no han sido tan poco apreciados por cierta crítica como los Quintero y sin embargo representan personajes y ambientes andaluces: Valera, García Lorca, Alberti.

SE LES CRITICA PORQUE SUS OBRAS NO SON TRAGEDIAS.-

Al final, creo que una causa que puede motivar ese menosprecio de las obras de los Quintero es que la gran mayoría de sus obras no son tragedias y que representan una imagen de Andalucía sin conflictos ni amarguras. Que de ellas sale el público muy agradecido del buen rato que pasaron en la representación. Otra explicación no cabe.  Se critica a los Quintero, no solo fuera de Andalucía sino dentro, incluso en nuestro pueblo y se argumenta que representan una sociedad paleta e inculta… Claro que aquí si hay una explicación aquilatada por una larga experiencia, condensada en la frase “nadie es profeta en su tierra”.

SE LES CRITICA PORQUE SUS OBRAS REPRESENTAN A ANDALUCIA Y A LOS ANDALUCES.- Esa malquerencia en el fondo puede ser fruto de lo que algún autor llama  ANDALUFOBIA o el ANTIANDALUCISMO. Este ha sido el  fenómeno desarrollado históricamente para despreciar y estigmatizar al pueblo andaluz y a sus manifestaciones sociales y culturales. Otras latitudes se consideran menos manchadas por el halo de inutilidad que envuelve al pueblo andaluz. Y es que siendo Andalucía patria de hombres muy trabajadores, como lo demuestra que buscando trabajo muchos emigraron donde había más trabajo, y de grandes figuras como Murillo, Velázquez, Góngora, Martínez Montañés, Picasso o Juan Ramón Jiménez, los Machado, García Lorca, Alberti,  el andaluz tiene que estar demostrando constantemente su valía o defendiendo la diversidad de su cultura ante quienes sólo ven en ella vagancia, folklore barato y, en definitiva, formas inferiores de convivencia. 

Es un tópico que ha llegado hasta la actualidad, y patente en un sinfín de refranes, como “hombre de bien y cordobés, no puede ser” o ese refrán tan conocido entre nosotros: “Al andaluz hacedle la cruz, y si es de Utrera, desde fuera”, dichos antagónicos a expresiones como la de “leal como un castellano”. Es un debate eterno y estéril que fundamentalmente disimula un prejuicio clasista.

El profesor y lingüista Pedro Carbonero, por ejemplo, destaca que la primera gramática española, de Elio Antonio de Nebrija, recibió sus primeras críticas por haberse creado en Sevilla. Y así hasta nuestros días y en todos los ámbitos. 

Ahí tenemos a un mítico político catalán, un delincuente que incomprensiblemente aún no está en la cárcel por cierto,  que resume con toda sinceridad y crudeza el concepto despectivo que tienen de los andaluces en otras regiones, sobre todo ricas: “El hombre andaluz es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido un poco amplio de la comunidad. (…) constituye la muestra de menos valor social y espiritual de España. (…) es un hombre destruido y anárquico”.

EL DESDÉN HACIA LO ANDALUZ HA AFECTADO A LA CONSIDERACIÓN DE LA OBRA DE LOS QUINTERO EN CIERTOS AMBIENTES “EXQUISITOS”.-

De hecho, ese mal concepto de la obra de los Quintero, esos andaluces, se ha manifestado también en mi caso, al elaborarse mi libro “De la ‘H’ a la ‘E’: otras mirada sobre los Hermanos Álvarez Quintero”, recién publicado. Establecí contacto con una personalidad de prestigio, andaluz por más señas, actor y académico de la Española, solicitándole un prólogo para esta obra y no ha querido participar sin dar más explicaciones, no sé si por falta de tiempo o por tratarse de una obra sobre los Quintero, que es lo más probable. Sus razones tendrá.

Afortunadamente, frente a esa cierta crítica miserable está la aceptación popular generalizada de su ingenio y del aprecio incondicional de que ha disfrutado siempre su teatro. El tiempo ha puesto las cosas en su sitio y, mal que les pese a los críticos, se siguen representando muchas de las obras de los Quintero un siglo después de haberse estrenado.

SE LES CRITICA PORQUE SUS OBRAS SE RELACIONAN CON EL FRANQUISMO.-

Quizás otro motivo de la antipatía hacia la obra de los Quintero por parte de algunos se encuentra en el trasfondo de ese desdén por la obra de los Quintero, éste de carácter político: Sus obras se consideran relacionadas con el franquismo. Esa crítica es fácilmente rebatible si tenemos en cuenta que Serafín falleció en 1938 y Joaquín en 1944. No tuvieron tiempo de ser franquistas. Es más, cuando murió Serafín, los periódicos “Mundo Obrero” y “CNT-FAI”, de corte inequívocamente de izquierda radical, no solo dieron la noticia sino que alabaron sus cualidades literarias, el valor testimonial de la sociedad que retratan en sus obras y su certera descripción de una cierta sociedad.

No debemos olvidar que el grueso de la obra de los Quintero, que en ningún momento tuvieron intención de proselitismo político de ningún signo, se escribe sustancialmente entre 1890 y 1939, es decir en los tiempos políticamente convulsos de España y de su República y sin embargo los teatros se llenaban de un público ávido de pasar un buen rato con sus comedias. 

Puede ser que se les considere franquistas por su concepto de España y la defensa de lo español. Como botón de muestra invito a leer el discursos que pronunciaron en el Ateneo de Zaragoza, titulado «Alrededor del españolismo», una conferencia, que tiene un grandísimo interés e incluso candente actualidad en los tiempos que corren. Es más, debería ser de lectura obligada en todos los Centros políticos, docentes e instituciones culturales de España. Es un canto a España y a su historia, declarando que «el fundamento del españolismo verdadero consiste en que España se estudie y se conozca, para que adquiriendo la conciencia de sí aprenda a quererse».

Los Quintero en «El Niño Perdido» , hermoso pasaje Utrerano.

 SE LES CRITICA PORQUE REIVINDICAN UNA CIERTA ANDALUCIA.-

Las obras literarias sobre Andalucía, según opiniones muy autorizadas, “puede asegurarse que del conjunto del legado literario español, constituyen la parcela más celebrada y mejor conocida por las capas más extensas de la sociedad española por su innegable mérito artístico, la magistral captación de los aspectos seleccionados de la realidad unida a un lenguaje chispeante de sus personajes”. Desde mediados del siglo XIX son muchos y muy importantes los escritores representativos de esta tendencia, destacando el teatro de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, “los más consumados constructores de comedias de nuestro teatro moderno”, en expresión de Gonzalo Torrente Ballester.

Claro que ahora todo está sometido a una revisión fuera de contexto. Se habla de que hay que revisar la música clásica con criterios menos elitistas, que hay que analizar los textos literarios más famosos para eliminar aspectos racistas o que afectan a perspectivas de género;  hay quien dice, por ejemplo, que hay que sacar a Mahoma del “Infierno” de “La Divina Comedia” donde lo puso Dante en el Canto XXVIII, y cosas similares. En fin, se proyecta a nivel mundial una revisión crítica de todo lo hasta ahora culturalmente celebrado, que resulta una revisión maniquea e interesada, por motivos que son complejos pero que tienen que ver con la incultura rampante que nos aqueja y que conducen al absurdo. A los Quintero eso les pasó mucho antes, soportando con deportividad criterios contrarios de cierta crítica minoritaria pero influyente, porque sabían que no le afectaba a su público, entregado y fiel. 

¿Quién tiene derecho a criticar una carrera literaria que, como la de los Quintero, está plagada de éxitos?. Se representaron 223 obras suyas de diversos estilos: sainetes, entremeses, comedias, dramas, tres óperas, siete zarzuelas, ocho zarzuelas cómicas y una infantil. Pusieron música a sus obras los principales compositores del momento, los maestros Serrano, Chapí, Turina, Brull, Amadeo Vives, Moreno Torroba, Sorozábal y María Rodrigo, por citar los más importantes. 107 de sus obras fueron traducidas a varios idiomas: 72 al italiano, 60 al inglés, 48 al portugués, 22 al alemán, 16 al francés, 6 al catalán, 3 al valenciano, etc… y se representaron en las más apartadas latitudes. Sus Obras completas se editaron en Madrid por Fernando Fe y Espasa-Calpe, en cuarenta y dos volúmenes.

Los críticos destacan que el lenguaje de sus obras es un castellano depurado y muy correcto, pasado por el tamiz del habla andaluza; con ello estilizaron e idealizaron el género chico. Fueron maestros en el diálogo. Su obra posee una construcción elegante y poética, y una gran riqueza de términos y giros empleados en Andalucía. Seguramente se molestan los críticos por el lenguaje andaluz de sus obras, lo critican con intención descalificadora, lo que denota lo que el profesor Antonio Narbona llamaba en ABC  “racismo lingüístico”.  

Sus obras no han dejado de interpretarse nunca, unas veces en teatros de ciudades y con grandes actores y otras en teatros de poblaciones más pequeñas y por compañías de aficionados.

PALABRAS MÁS AUTORIZADAS SOBRE LOS QUINTERO.-

Gerardo Diego, el exquisito poeta y Secretario de la Real Academia Española: “Sus comedias duran lo que una sinfonía mozartiana. Son dos hermanos y un autor. Tan autores como escritores. Por eso no se hundirán en el olvido».

Luis Cernuda, a cuya muerte en noviembre de 1963 encontraron en su máquina de escribir un texto que preparaba sobre los Quintero. En 1962 escribió un delicioso ensayo sobre los Quintero: «Mi simpatía hacia ese teatro, mi gusto por él y, ¿por qué no añadir que mi admiración de los autores? quedó confirmada. Este teatro es excelente … Me parece difícil que lo que hay de vívido, de realidad y de gracia en el teatro de los Quintero, pierda gustadores en el futuro».

Francisco Nieva, el ilustre   dramaturgo, escenógrafo, director de escena, narrador y ensayista, escribía en 1984: «Negamos la Andalucía de los Quintero, porque decimos que es ‘una ficción’, cuando como tal ficción, es una realidad innegable. ¿Y qué sucede? Que ya no puede uno decir que los Quintero están muy bien, porque algunos se escandalizan como beatas… La bonita convención quinteriana fue entendida, fue aplaudida y, en suma, es una creación”. 

Este es su mérito, que merece la pena destacarlo ahora,  en estas efemérides quinterianas, pero también no olvidarlo en el futuro. 

Sevilla, 24 de septiembre de 2021, FUENTE: CRONISTA

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