POR PEDRO SÁNCHEZ NÚÑEZ, CRONISTA OFICIAL DE DOS HERMANAS (SEVILLA) “
Símbolo de la localidad es también el cocodrilo que se encuentra en la iglesia de Santiago Apóstol, en el municipio salmantino de Santiago de la Puebla, a unos 54 kilómetros de la capital, donde se cuenta una fábula que motiva que a sus habitantes se les conozca en la comarca como ‘los del pueblo del lagarto’. Se dice que este caimán apareció en la localidad tras una crecida del río Margañan y que se tragó a una niña, pero inmediatamente capturado y muerto en el cerrado del duque, tras cortarle la cabeza se rescató a la niña sana y salva de la barriga del animal, colocándose en la Iglesia de la localidad el cuerpo sin cabeza del bicho para recordar el hecho milagroso.
Un caso más podemos encontrar en la famosa ermita de la Virgen de Sonsoles en Ávila, donde se exhibe un cocodrilo en una urna, traído por un abulense. Se cuenta que su donante, encontrándose en tierras americanas, le sorprendió un enorme caimán y ante el ataque de la bestia, se encomendó a la Virgen y de repente, la fusta que llevaba se convirtió en una espada con la que logró darle muerte y como agradecimiento a la Virgen, depositó el cuerpo del cocodrilo en su santuario.
Otra historia es la del dragón de la Coca, que en el siglo XVII tenía su cubil en las alcantarillas próximas a la catedral de Palma de Mallorca, de donde salía por la noche en busca de alimento. En un lugar cercano, el caballero Bartomeu Coch, gobernador de Alcudia, que iba al encuentro de su dama, advertido por esta, se enfrentó al dragón y lo mató con su espada. El tal “dragón”, que en realidad es un caimán disecado, se conserva en el Museo Diocesano de Palma.
Un manuscrito del siglo XVIII nos relata la historia en Casar de Cáceres de un lagarto gigante, caimán o cocodrilo de más de dos metros y medio que se encuentra disecado, colgado de unas cadenas de hierro, en la pared exterior de la capilla del Cristo de la Peña de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Según la tradición, hace más de cuatrocientos años, en los alrededores de Calzadilla, localidad de pastores, había muchos reptiles, y especialmente un lagarto tan grande que diezmaba los rebaños y devoró a un pastor al que sorprendió en sus andanzas. Uno de éstos pastores, de nombre Colás, se encontró cierto día con el peligroso animal, que estaba devorando a uno de sus perros. Colás se encomendó entonces al Cristo de la Agonía, que milagrosamente convirtió su cayado de pastor en una escopeta con la que de un certero disparo, acabó con la bestia. La piel del animal del relato cuelga en el muro de la ermita del Cristo.
La Leyenda del Lagarto de la Malena, de la Magdalena, o más conocido como el Lagarto de Jaén la estudia, con gran cantidad de datos sobre estas leyendas, José Gilabert Carrillo en su “Análisis de la leyenda del lagarto de Jaén 2004-2021”, en el que entre otros casos alude por cierto al de nuestro lagarto de Consolación. La influencia de esta leyenda es tal, que el lagarto ha llegado a convertirse en uno de los símbolos de la ciudad, reproducido en muchos lugares, entre otros en el barrio de la Magdalena, donde hay una estatua del lagarto al pie de la fuente junto a la que se supone que habitaba. En el escudo de la Catedral figura este saurio al pié de la Virgen, y de ahí nació la expresión «Así revientes como el lagarto de Jaén y en Jaén una frase muy común es «reventar como el lagarto la Malena», cuando alguien come en exceso. El Ayuntamiento de Jaén decidió declarar el 2 de julio como Día del Lagarto de La Magdalena
Otra leyenda análoga es la del lagarto de la ermita de la Virgen de los Remedios, en Zamora, donde varios jóvenes que se habían acercado hasta el arroyo de Valorio, fueron sorprendidos y atacados por un enorme lagarto, cocodrilo o caimán, que más tarde atacó y mató a una pobre mujer que fue a lavar al arroyo. Unos veinte hombres se reunieron cerca de la ermita, convenientemente pertrechados, para matar al animal y encomendándose a la Virgen llegaron al arroyo, del que salió el animal, logrando cazarlo con una gran red y le dieron muerte. El gran lagarto se colgó en la ermita, al lado de otros numerosos exvotos.
Más curiosa es la historia del cocodrilo disecado que cuelga en el santuario de Nuestra Señora de Fuensanta, en Córdoba . Se dice que lo mató un cojo que, subido a un árbol, esperó que el bicho abriera la boca para recoger un pan que le dejó caer, y en ese momento le introdujo la muleta en la garganta causándole la muerte. La muleta y la piel del bicho se exhiben como exvotos en el Santuario.
En Lomos de Orios (Villoslada), en el corazón del Parque Natural Sierra Cebollera en la comarca de los Cameros, un gigantesco lagarto atacó a Linos, un joven pastor, que huyendo se refugiaba en la ermita de la Virgen de Lomos y cuando el lagarto intentó entrar tras él, la puerta se cerró bruscamente partiendo al animal por la mitad. Una réplica del lagarto está colgado a la entrada de la ermita.
Un lagarto de gigantescas proporciones era igualmente el que diezmaba la hacienda de los vecinos de Ovejuela, alquería hurdana próxima al convento de Nuestra Señora de los Ángeles, al que llegó Pedro de Alcántara como guardián del cenobio. Lo domesticó y lo convirtió en su animal de compañía, al que los frailes conocían con el nombre de “el pecado”. Se le recuerda a los pies de la imagen de la Virgen. .
Otros cocodrilos o caimanes los encontramos colgando disecados en la iglesia de San Eudaldo de Ripoll, en la localidad cacereña de Retamosa en pleno corazón de las Villuercas, o en la ermita de las Angustias de Icod de los Vinos en Tenerife.
Y no solo hay cocodrilos, aunque son los exvotos más comunes. En el precioso pueblo de Santa María la Real de Nieva, se encuentra el monasterio de Nuestra Señora de la Soterraña, fundado por la reina Catalina de Lancaster y donde reposan los restos de la reina Blanca de Navarra, primera esposa de Juan II de Aragón y madre de Enrique IV. En él se encuentra la piel disecada de una enorme anaconda que, rellena de paja y colgada en vertical en el interior del templo, junto a la puerta principal, despierta la atención de visitantes y curiosos.
En la ermita de la Virgen del Camino, en Zamora capital encontramos una serpiente boa disecada, de seis metros de longitud. Sobre ambos reptiles se cuenta la misma leyenda, que siendo pacíficos inicialmente mas tarde se rebelaron contra sus dueños, que se salvaron gracias a la ayuda de la Virgen.
CONTINUARÁ…
FUENTE: EL CRONISTA
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